miércoles, 22 de diciembre de 2010

ELECTRA (Junio 2010)


ELECTRA.

Teatro Español.
Autor: Benito Pérez Galdós.
Adaptador: Francisco Nieva.
Director: Ferrán Madico.
Intérpretes: Sara Casasnovas, Antonio Valero, Miguel Hermoso Arnao, Maru Valdivielso y Sergio Otegui, entre otros.


… DESDE MI PROBABLE IGNORANCIA…

Ferrán Madico manifestó en más de una ocasión que el espectador que acudiese a ver esta obra y no hubiera leído demasiado a Benito Pérez Galdós, saldría con enormes deseos de “devorar” las letras del autor canario… A mí me ocurrió. Tras ver “Electra” salí del Teatro Español deseando encontrar un ejemplar de este texto, de este magnífico texto…
… Posteriormente he leído algunas críticas en las que este montaje, así como la labor del adaptador, quedaban en entre dicho…
“… No es que Francisco Nieva haya eliminado un acto innecesario, es que ha hecho lo que le ha dado la gana, quitando de aquí, quitando de allí… No es que los personajes sean símbolos, es que se trata de un vodevil simple y llano… No es que las coreografías aporten gran cosa, es que acentúan su lentitud y resultan absurdas en un montaje absolutamente esquemático…”
… Reconozco que no he leído mucho a Galdós y que no conocía su obra “Electra”. Reconozco que los personajes no tienen demasiado conflicto interior o psicológico, salvo la protagonista; Quizá esto se deba a que el tema que trata no es psicológico y a que todo en esta obra es simbólico. Los personajes no son seres humanos. Estos seres son los estamentos de un País convulsionado, de un País que se debate entre dos corrientes de pensamiento. Un País paralizado por un ejército conservador, por una aristocracia ignorante, por un cuerpo eclesiástico irracional e hipócrita… Un País que desea apostar por un razonamiento lógico y progresista, que necesita de la libertad para crecer, para avanzar, para caminar, para Ser; que necesita inteligencia para dejar de mirarse el ombligo; que necesita menos cruces, menos rezos, menos pecados y más estudio, más cultura, más educación, más tolerancia…
Electra es una joven libre, pizpireta, traviesa y un tanto rebelde. Su madre fue una mujer de vida disoluta o eso dicen. Su padre es desconocido. La adolescente crece en el seno de una aristócrata familia que pretende someterla a unas rectas normas, a unos dogmas indiscutibles. Varios hombres, amigos de sus tutores, creen ser los progenitores de la niña; entre ellos se encuentra el consejero espiritual, Don Salvador Pantoja (Soberbio, Antonio Valero); capaz de hacer cualquier cosa por conducir y doblegar la voluntad de esta niña que huye de su irracional doctrina para cobijarse en la comprensiva mirada de Máximo (Miguel Hermoso), la mirada de la razón, de la ciencia, del progreso, de una España joven que intenta salir de su tercermundismo… Un intento perenne y doblegado en según qué época histórica.
Simbólicos son también los tres momentos en los que la danza es protagonista. Tal vez hubiese eliminado el segundo, el que se asemeja a una procesión religiosa, pero es tanto lo que dicen esos movimientos; es tan revelador su significado que me siento insegura en esta afirmación. El baile inicial, nos presenta en escasos minutos el planteamiento argumental de la obra. El segundo, la procesión religiosa, nos habla de la actitud de este estamento, de su filosofía hipócrita. El tercero es la poesía; la madre de Electra que regresa del más allá para aclarar la confusa voluntad de la joven, tras la mentira dolosa y cruel, esgrimida por Salvador Pantoja.
Sara Casasnovas lleva a cabo un gran trabajo, al igual que Miguel Hermoso y un sobresaliente Antonio Valero que es con total autoridad el eje sobre el que gira este montaje.
Me ha encantado esta propuesta. Tras ver la exposición que, sobre el autor, se había dispuesto en el Hall del teatro, tras leer algunos de los comentarios que espectadores, anónimos o no, enviaron a Galdós tras ver la obra, pensé en la valentía del dramaturgo canario, cuando en 1901 decidió exponer su pensamiento de una manera tan clara, retratar con tanta exactitud la mojigatería española, la ignorancia de un país atrapado entre los cuatro pobres dogmas de una iglesia que siempre a echado el freno al desarrollo, al progreso y a la cultura…
No sé si esa contundencia viene del adaptador o del propio autor… De cualquier modo, reitero, que desde mi ignorancia, me encantó “Electra”… y no me importaría ver nuevamente este montaje… aunque alguien me dijo una vez que en teatro, las segundas “veces” no suelen ser buenas…

Sofía Basalo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

LA CENA DE LOS IDIOTAS (Septiembre 2010)


LA CENA DE LOS IDIOTAS.

Teatro Infanta Isabel.

Autor: Francis Veber.
Dirección: Juan José Afonso.
Intérpretes: Josema Yuste, Agustín Jiménez, Félix Álvarez, María José del Valle, Carles Moreu y Natalia Ruiz.

… ADIVINA QUIÉN ES EL IDIOTA…

Se ha escrito mucho sobre esta obra. Se ha hablado mucho de la feroz crítica que de un modo tierno y divertido reflejó Francis Veber en esta obra teatral, posteriormente llevada a la gran pantalla. Se ha hablado de lo benévolo que sería el mundo con más “idiotas”-inocentes- y menos “listos”-malévolos-. Yo no voy a añadir más al respecto, sería innecesario y redundante. Ni qué decir tiene que el autor francés escribió un texto excelente, de una gran elegancia y una hilaridad inmensa. Me gustó mucho la primera vez que la vi. Me gustó mucho menos en la segunda ocasión. En ésta, iba con cierta reticencia, sobre todo cuando en una de las magníficas pantallas que adornan el Metro de Madrid pude leer que al texto original se le habían añadido “nuevos chistes”. ¿Por qué?, pensé, no son necesarios. ¿Vendrán al caso?, seguí pensando… O ¿serán el fruto del oportunista aprovechamiento de la vis cómica de los tres protagonistas de esta nueva versión?... Con esta idea acudí al Teatro Infanta Isabel… Y si bien, en cierto modo, atiné con mi “prejuicio” he de admitir que no me disgustó.
Eliminando algún chiste que no viene a cuento y que obedece a intereses ajenos a la misma obra, alguna caracterización exagerada y hortera que también mira hacia esos mismos intereses, he decir que encontré a un Josema Yuste casi perfecto en su papel, a un Agustín Jiménez fantástico en el personaje del ingenuo coleccionista de maquetas elaboradas con cerillas, llamado Francisco Piñón… También descubrí a un Félix Álvarez un tanto exagerado, a través de cuya presencia los productores o entidades colaboradoras han puesto el acento en situaciones que no están en el texto original. No reprocho el motivo de la crítica; sí reprocho el modo; se nota tanto… ¿Por qué no aprendemos a ser más sutiles…?
Una vez más, no voy a omitir algo que no es la primera vez que observo y que quizá sea una práctica ancestral, pero cuando la diferencia es tan grande no está de más señalarlo. Obviamente el trío protagonista “es el que es”. Reclamo para la atracción del público, para las risas, para el éxito… Sin embargo, no se debe descuidar el resto del elenco, aunque sus papeles sean muy secundarios, aunque sus apariciones sean mínimas. De hecho, el profesional que haya de defender estos personajes “de reparto” ha de serlo; ha de tener una presencia tan fuerte, tan potente como el “reclamo”, como el protagonista, como el famoso, como el popular… Aquí no, y la solvencia de los tres nombres que completan el cartel es tan pequeña como su tamaño en el mismo.
Por lo demás, la obra funciona, no podía ser de otro modo, aunque les quedan por cuadrar algunas cosillas. No se ha estrenado de forma absoluta en Madrid, pues viene de hacer una pequeña gira, y aún así, algún timbre suena después del tiempo preciso, algún altavoz de móvil “se coloca” de manera automática (al actor se le olvida apretar el botoncillo)… en fin, cosillas que se deben precisar más para que todo funcione como “un reloj”…

Sofía Basalo.

martes, 7 de diciembre de 2010

EL AMANTE (Julio 2010)


EL AMANTE.

Teatro Réplika.

Autor: Harold Pinter.
Director: Fernando Sansegundo.
Intérpretes: Eva Higueras y Alberto Maneiro.

CUANDO EL PERSONAJE DEVORA A LA PERSONA…

Una pareja intenta mantener vivo un amor agonizante; una convivencia autómata, vestida de rutina y cansancio. Dos jóvenes intentan crear una realidad paralela, con el fin de encender una llama que se apagó hace tiempo. Dos jóvenes intentan ser otras personas y amar de otra forma. Dos seres intentan vivir, mientras la vida se viste de aburrimiento y monotonía. Él será el ordenado marido que cada día acude a su trabajo y regresa tarde a causa de las consabidas reuniones laborales. Ella será la esposa infiel y leal que cada tarde espera a su amante, para recibirlo con las persianas bajadas; que cada tarde mira los ojos de su marido y descubre a otro hombre, otros deseos y otro sabor; que cada tarde, al concluir la cita, vuelve a vestirse de “leal esposa” para recibir a su cónyuge, prepararle una cena fría y sentarse a su lado frente al televisor...
Poco a poco, los personajes que ambos interpretan cada día, se apoderarán del ser que los acogió imprudente. Poco a poco, la sombra de los celos irá haciendo mella en una relación muerta, que únicamente se hace tangible al anochecer, cuando los dos “actores” se sientan frente al televisor y diversos mensajes equívocos alimentan una historia que se irá tiñendo de tragedia paso a paso.
La quebradiza línea que separa la persona del personaje se romperá cuando el deseo dé paso a la humillación gratuita y encendida. Cuando el amante quiera acallar los celos poniendo fin a una aventura que no existe, y esa conclusión quede sellada por un insulto doloroso y ruin.
Los personajes han devorado a las personas. El juego se ha adueñado de la vida.
El amante esposo no sabe bien si eliminar a su amante huesuda o a su esposa insatisfecha, de cualquier modo la muerte no es capaz de distinguir entre ambas imágenes…
La puesta en escena dirigida por Fernando Sansegundo, cumple perfectamente las expectativas del texto. Un corto relato, muy bien escrito por Harold Pinter, que paso a paso va desconcertando al espectador, creando preguntas y ambigüedades que le invitan y animan a descubrir qué pasa en la habitación en la que dos personas se evitan, se miran con recelo, se preguntan… y no logran responderse; qué ocurre en la habitación de persianas bajadas en donde un matrimonio se encuentra sin reconocerse intentando vivir lo que no es capaz de hacer con la luz encendida…
Me han gustado los dos jóvenes intérpretes; me ha gustado, sobre todo la respuesta decidida a la necesidad de los personajes, a la intensidad que exige el texto en su fatal resolución.
Ni que decir tiene que todo resulta más fácil cuando entre las manos poseemos un texto de tanta calidad, pero no siempre el resultado es tan satisfactorio.

Sofía Basalo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

MÁS ALLÁ DEL PUENTE (JULIO 2010)

MÁS ALLÁ DEL PUENTE.

Teatro Lara.

Autor: David Botello.
Director: Roger Gual.
Intérpretes: Marta Torné y Alex Brendemühl.

OTRA COMEDIA ROMÁNTICA…

Dos personas al borde del precipicio. Dos seres a los que el desamor ha conducido a un puente desde el cual pretenden saltar. Dos seres que se ven, se conocen, se enamoran y deciden caminar juntos, lejos de esa decisión fatal…
“Más allá del puente” nos muestra una relación en todas sus etapas. Destripa la magia del enamoramiento y la pasión, para poner sobre el escenario las dudas que nublan la felicidad, los temores que apagan los brillos de la convivencia, los celos que enturbian la capacidad para abandonarnos en el otro, las inseguridades individuales, en fin, que nos impiden ser más de uno.
Es una comedia romántica, aunque en el programa de mano se añada la palabra “casi”; quizá en esta obra “se destripen” los entresijos de una relación; quizá en esta obra, el autor, no se limite a mostrarnos el aspecto más bonito de este sentimiento, quizá el texto no se detenga en el momento en el que la relación comienza… Quizá esta obra vaya un poquito más allá, abriendo en canal “al sujeto” en cuestión para investigar esa historia, ese amor, esa convivencia, esa suma de emociones, ese cúmulo de cotidianidades… En este punto estamos de acuerdo, pero tampoco es la primera vez que alguien se adentra en ello, no es la primera vez que alguien invita al espectador a entrar en la habitación en la que el amor vestido de rutina y dudas, respira, con lo que lamentablemente hemos de decir que esta comedia “casi” romántica, no nos ofrece nada nuevo… Y por tanto, no va más allá…
Marta Torné y Alex Brendemühl desarrollan su labor correctamente. Me gusta más el veterano actor que la debutante actriz, quizá también él tiene mucha más experiencia sobre las tablas y eso, lógicamente se nota.
Marta Torné ha manifestado que algo que caracteriza esta función, es que en ella no es la mujer la que duda, la que no sabe qué hacer, la que vive en constante indecisión, como sucede habitualmente; esta observación me parece un tanto sexista, pero en fin, tampoco es para tanto, sobre todo porque la duda y la reflexión son síntomas de madurez… habría que ver en qué sentido lo comentaba.
La estructura es correcta y funciona, si exceptuamos las proyecciones visuales que, a mi parecer, no aportan gran cosa. La obra se desarrolla en etapas, entre las cuales ambos se desnudan psicológicamente ante un tercero, que se supone, es un profesional, para pasar a la vida real, momento en el que los dos interactúan.
El humor que el autor ha impreso a la obra es un poquito ácido, aunque, vuelvo a repetir, tampoco es para tanto.
Nada nuevo, pues, más allá del puente…

Sofía Basalo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

EL GRADUADO. (2005)

EL GRADUADO.

Teatro Coliseum.

Director: Andrés Lima.
Versión Teatral: Terry Johnson.
Autor: Charles Webb.
Traducción: Juan Cavestany.
Intérpretes: Ángela Molina, Olivia Molina, Juan Díaz, Chema de Miguel y Lola Casa Mayor entre otros.

UNA FRÍA SEDUCCIÓN.

“El Graduado” nace como novela en 1962, bajo la autoría de Charles Webb, convirtiéndose rápidamente en un bestseller. Cuatro años más tarde, fue llevada al cine, bajo la dirección de Mike Nichols, en lo que supuso el debut en el séptimo arte de Dustin Hoffmann. A propósito, la irresistible Sra. Robinson , fue interpretada por Ann Bancroff.
Esta película pasó a ser el estandarte de una juventud desorientada, insatisfecha e inmersa en la continua búsqueda de libertad y de una autenticidad moral de las que su entorno adolecía.
La versión teatral de Terry Johnson se estrenó en Londres en 2000. Desde esa fecha, ha recalado en los mejores escenarios del mundo. Desde Broadway hasta Madrid.
El 24 de Febrero se alzaba el telón de la versión española.
Bajo la dirección de Andrés Lima, discurre esta tórrida historia que nos retrotrae a un caluroso mes de julio de la década de los años 60, en California.
Uno de los “peros” que, inmediatamente, surgen cuando hablamos del paso de un clásico del séptimo arte, al teatro, aparece al hilo de los límites espaciales de este último.
¿Cómo reunimos todos los espacios en un solo escenario y en poco más de dos horas. Qué cortamos. Qué añadimos?
A este respecto, el montaje que podemos ver, actualmente, en el Teatro Coliseum, ha salido airoso.
Andrés Lima y el escenógrafo Rob Howell, han utilizado dos paneles. Dos mamparas muy sugerentes, a partir de las cuales, el espectador irá introduciéndose en aquella década, en aquel verano y en los distintos espacios donde se origina la acción.
La luz, juega un papel vital en una puesta en escena minimalista y esencialmente limpia de accesorios.
Por otro lado, la música de Paul Simon, se sitúa en un lugar privilegiado. Una especie de narrador omnipresente. Será el silencio sonoro y sensual en las primeras experiencias de Benjamin. El cuarto en discordia, en el triángulo amoroso, formado por “el graduado”, la Sra Robinson y Elaine Robinson. El hilo conductor que, marcará el ritmo y la continuidad de un montaje dinámico y escenográficamente muy bien concebido.
Llegamos, a mi juicio, al punto más débil: La interpretación.
Obviando el detalle de la presencia “impertinente” de los micrófonos y dejando a un lado nombres formados en el teatro como Chema de Miguel o el mismo Juan Díaz, del que recordamos con satisfacción, su reciente trabajo, junto a Manuel de Blas en “El Canto del Cisne” de Chejov; sí he de decir que me decepcionó el debut teatral de Ángela Molina.
No voy a discutir su poder de seducción ante una cámara, pero sí discuto la seducción que no hallé en su interpretación; eso sin olvidar el barullo incontrolado del final; en el que madre e hija se pierden sin saber cómo desenvolverse sobre un escenario que se ha convertido en un inmenso mar... Y se las ha tragado... Aunque de ese naufragio podríamos salvar a Olivia Molina (Elaine Robinson).
Mejor voz, mejor capacidad de reacción, más naturalidad y sin duda, un futuro más halagüeño en el teatro, que el de su madre... Tal vez, sea porque el camino, en la Teatral Señora Robinson, se anduvo a la inversa.


Sofía Basalo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

SOMBRA DE PERRO (Diciembre 2009)

SOMBRA DE PERRO.

Teatro Infanta Isabel.

Autor y director: Nancho Novo.
Intérpretes: José Coronado, Sonia Castelo, Camilo Rodríguez, Natalia Moreno y Félix Cubero.

PSICOLOGÍA DE ANDAR POR CASA…

Nancho Novo está llenando en el Teatro Fígaro Adolfo Marsillach con El Cavernícola. En tiempos críticos, está arrasando en la cartelera madrileña… ¿Qué necesidad tiene, pues, de poner en marcha un proyecto en el que figura como director y autor y que para serles sincera, no tiene pies ni cabeza. Un proyecto que tras leer el programa de mano estimas interesante y que según avanza consideras “interesante”en la forma, aunque redundante y simple en el fondo?
Sombra de perro es una propuesta que pretende analizar el comportamiento humano, que pretende igualarnos en un instinto común y a veces inevitable… y lo consigue. Consigue pretenderlo… pues finalmente logra que nos quedemos con la boca abierta por el desconcierto, por la decepción y el innecesario envoltorio para tan absurdo contenido.
A las deficiencias en la interpretación que provienen en gran parte del trabajo de Natalia Moreno, se une un texto repleto de tópicos, de machismo, de especuladores cocainómanos y de políticos que harían cualquier cosa por conseguir aquello que ansían; un texto al que además se le ha vestido con una verborrea intencionadamente técnica que patina al intentar entrar en el ámbito de una psicología que a la postre resulta barata y pomposa.
Es original el modo de contar. Son simpáticas las proyecciones de un vídeo inexistente, que llevan a cabo los propios actores, realizando una labor complicada, al tener que repetir los mismos ademanes, las mismas palabras y el mismo tono. Pero no sólo de “forma” vive el hombre, y en este caso, el teatro… Y aunque Nancho Novo me cae muy bien y lo considero un hombre inteligente, no puedo por menos que darle un suspenso a una propuesta de la que, tristemente, no puedo salvar ni su sombra… qué digo… ni la silla de ruedas de un presentador inexplicablemente inválido que, al final, hace mutis por el foro a pie…

Sofía Basalo.

sábado, 23 de octubre de 2010

LOS MONÓLOGOS DE LA VAGINA (Junio 2010)

LOS MONÓLOGOS DE LA VAGINA.

Teatro Maravillas.

Autora: Eva Ensler.
Director: Gabriel Olivares.
Intérpretes: Rebeca Valls, Ruth Núñez y Marta Belenguer.

… TOMANDO EL NOMBRE DE LA VAGINA EN VANO…

Hace más de diez años, Maite Merino descubrió “Los monólogos de la vagina” en Londres. Rápidamente, esta actriz adquirió los derechos del texto y lo trajo a España. El montaje lo dirigió Antonia García. Maite Merino arriesgó su patrimonio para poner en pie un espectáculo reivindicativo, sugerente, poético y no exento de humor. Estos monólogos vieron la luz en Madrid en el Teatro Alfil, tras el éxito obtenido repitió temporada, perdón, temporadas, en el Teatro Arlequín, Teatro Muñoz Seca y en la Sala II del Teatro Nuevo Alcalá, respectivamente. En Barcelona y contra todo pronóstico, Maite Merino obtuvo un éxito absoluto, tanto es así que pensaba volver; pues el itinerario de este espectáculo ha sido extenso. Casi toda España ha sido testigo del trabajo de una actriz que ha contado con diversas compañeras de trabajo, aunque ella siempre ha estado presente, no sólo sobre el escenario, sino en la producción y en una iniciativa que no debiéramos olvidar, aunque según parece este verbo ha sido conjugado por más de una persona. No me refiero a nadie en concreto, pues nada sé. Lo único que he podido comprobar es que en el dossier de prensa de “el regreso” esta información no está contenida. Lo único que he podido comprobar es que en las noticias y reportajes de diversos medios de comunicación sólo dicen que “numerosas actrices han interpretado estos monólogos” ¿por qué omiten un dato tan importante. Por qué omiten el nombre de la persona que arriesgando mucho trajo a España estos monólogos, los interpretó por primera vez y los ha interpretado durante más de nueve años? Es extraño, cuando menos.
He considerado necesario hacer constar estos datos, antes de analizar los “nuevos” monólogos. Digo nuevos, porque no se ciñen estrictamente al texto original, porque se han introducido diferentes elementos, matices, hasta otro espíritu diría… un espíritu hilarante… y de “Club de la comedia”… Personalmente, creo que “Los monólogos de la vagina” originales no eran así.
Este montaje dirigido por Gabriel Olivares, quiere, en cierta forma, mantener esos cambios, esos giros, esa dualidad entre poesía y surrealismo; entre drama y comedia… pero ésta última se ha llevado a un grado tan extremo que no consigue hacer válidos esos giros… no se logra que el público asimile el drama, se adentre en la poesía, en la seriedad de un simbolismo que siempre mantuvo la autora (al menos eso creo) y digo más, para el fragmento en el que Eva Ensler habla de las relaciones sexuales entre mujeres, el director ha creado un gag tan lleno de morbo que resulta hiriente, tan lleno de frivolidad que molesta e incluso resulta impertinente ¿por qué? Porque conociendo el texto original y el montaje protagonizado por Maite Merino, conociendo que en esa puesta en escena se redujo el texto (para obviar ese matiz provocador e innecesario)… he deducido (si me equivoco me alegro, incluso) que en este regreso no se ha eliminado, con el fin de acentuar ese morbo, esa frivolidad, de restar seriedad y sensibilidad a unas relaciones siempre ocultas, siempre envueltas en un tabú triste y machista…
No arremeto contra las actrices, pues ellas están bien… al fin y al cabo obedecen directrices externas, aunque podrían cuestionarlas ¿no? No sé si arremeto contra Gabriel Olivares… ¿Obedecerá él también a directrices externas?...
“Los monólogos de la vagina” no es un espectáculo para echar unas risas sin más; Esas risas han de ser pensantes, inteligentes y envueltas en un sentimiento reivindicativo siempre edificante… Estos monólogos se acercan más a los “punto com” a los “Clubs de la comedia” con una voz en off innecesaria, machista y recurrente, incluida… Aquellas propuestas intrascendentes y facilonas que llenaron teatros hace bastantes años… Aquellas propuestas machistas cuyos carteles ofrecían una imagen femenina sugerente, sugestiva, sexual, provocativa… como este cartel… En fin, cuando algo es bueno, no está de más su reposición, su regreso a la cartelera, pero no a cualquier precio, por favor.

Sofía Basalo.

sábado, 9 de octubre de 2010

EN TIERRA DE NADIE (2004)


EN TIERRA DE NADIE

Festival Internacional Madrid Sur y Teatro Español.

Autor: Danis Tanovic.

Adaptación: Ernesto Caballero.

Dirección: Roberto Cerdá.

Intérpretes: Adolfo Fernández, Roberto Enríquez, Ramón Ibarra, Ana Wagener, José Luis Torrijo y Alberto de Miguel.

LA TIERRA DE TODOS.

El paso del cine al teatro, suele ser poco ventajoso para éste último. Los espacios del séptimo arte, la capacidad para imbuirnos mediante la magia fotográfica, en el ambiente en el que se desarrolla la acción; la elocuencia infinita de una imagen, de mil imágenes, el teatro ha de sustituirla por la palabra, por el trabajo del actor y la capacidad de emocionarse de un espectador implicado en los sentimientos que buscan cobijo, en este caso, en Una Tierra de Nadie.

Danis Tanovic se sumerge en el conflicto balcánico para recalar en una historia mínima, tal vez, insignificante. Tres soldados quedan presos en una trinchera, en Tierra de Nadie.

Este es el germen del que irán creciendo las ramas hirientes y venenosas de una realidad que nos encadena a todos y cada uno de los que, de un modo u otro, vivimos en el lugar del que se habla y se ignora, dolosamente, a un tiempo; porque a nadie, ni a las autoridades, ni a los medios de comunicación, les interesa saber que “Los guardianes de nuestra seguridad” no hacen nada cuando la vida a proteger corresponde a un ser anónimo; cuando la herida es tan sangrante que su olor atraviesa las paredes de una frontera colocada de manera arbitraria y caprichosa; cuando la responsabilidad se paga tan alto que su rostro asciende raudo y fuerte, dispuesto a arañar las migajas de una conciencia dormida y omisa; cuando la muerte innecesaria y permitida, se esconde tras una manta opaca y la negligencia de una reportera que pronuncia una frase, fruto de la dejadez, de la rutina o de la triste monotonía... “Todas las trincheras son iguales”... En ellas mora el aroma fúnebre de una fotografía perenne e inmóvil, las lágrimas de un soldado que nunca soñó “partir” a bordo de la muerte... Mientras la espera junto al cuerpo yacente de su compañero. Él tampoco comenzó esa guerra... Que, como todas, es iniciada por los que no se matan, por los que viven a costa de los más débiles, por los que deciden, entre risas, el final de los más débiles, por los que dicen preocuparse y se olvidan de los más débiles... Esos que sí mueren en una guerra que no entienden y tratan de justificar, para justificarse.

“En tierra de Nadie” refleja el salto afortunado del cine al teatro. Ernesto Caballero ha realizado una estupenda adaptación de la obra original de Tanovic, que ha puesto en escena Roberto Cerdá.

El escenario, primero del Teatro Federico García Lorca de Getafe, en el Festival Internacional Madrid Sur y después del Teatro Español, ha recibido al espectador desnudo, desolado, sin esconder nada. Todo queda al descubierto. La verdad queda al descubierto.

Roberto Enríquez, Adolfo Fernández y Ramón Ibarra han interpretado a los tres soldados que encontrarán su final en esa trinchera, situada en Tierra de Nadie.

En el lugar a donde no llegan los Cascos Azules, ni el afán por la verdad de la periodista más osada (Ana Wagener).

Este montaje no ha precisado de los recursos infinitos de una película maravillosa para hacer sentir al espectador el fracaso y la indefensión de un sistema que nos conduce hacia una tierra huérfana, abandonada y estéril; para sentirnos sentados sobre una bomba capaz de hacernos volar hacia un más allá más acogedor y menos hipócrita... Porque en esa tierra de nadie, en la que la verdad extiende su helado manto, vivimos todos los que caminamos obedientes, a través del sendero que una ley, que no aprobamos, nos marca. A través del camino que nos señala un sistema que sigue argumentando pesadamente, que algo está bien, simplemente, porque quien así lo afirma, tiene en sus manos el poder y, por ende, el indefinible futuro de nuestras vidas.


Sofía Basalo.

domingo, 3 de octubre de 2010

2036 OMENA-G (Marzo 2010)


2036 OMENA-G.

Teatros del Canal.

Autor y director: Albert Boadella.
Intérpretes: Jesús Agelet, Ramón Fontseré, Pilar Sáenz, Jordi Costa, Minnie Marx, Xavier Sais, Dolors Tuneu y Lluis Olivé.


ALBERT BOADELLA SE PASA 26 PUEBLOS…

No es muy luminoso el futuro que imagina Albert Boadella. No es muy luminoso ni para España, ni para el hombre (espécimen humano del sexo masculino), ni para el castellano, ni para los toros, ni para la izquierda, ni para los pensionistas, ni para la cultura, ni para la juventud… Ni para ellos mismos, que en el primero de los actos de celebración de sus cincuenta años como compañía teatral, muestran una falta de imaginación e inteligencia que entristece.
Sería injusta si no reconociese el gran trabajo que realizan los veteranos Joglars sobre el escenario, riéndose de sí mismos, peleándose por ocupar la mejor silla para ver una corrida de toros o para apropiarse del mayor número de medicamentos en el barracón sanitario, donde han ido a parar los ancianos artistas. Sería injusta si no reconociese que algunos puntos irónicos de esta propuesta son agudos y notables, como por ejemplo el nombre de la entidad bancaria que patrocina “todo este tinglado”: La Cacha; o lo que el director pretende con la presencia de los dos actores más jóvenes, que hablan un lenguaje difícilmente inteligible, un menoscabado castellano cuya decadencia ha comenzado ya; aunque esto último es un acierto a medias, pues si en el montaje sobra algo son precisamente estos dos jóvenes intérpretes que, a la postre, presentan el “Show”.
Este homenaje o antihomenaje es muy sencillo, le cuesta arrancar y hasta la segunda parte, más o menos, no vemos al Boadella más irónico, sarcástico e incluso ingenioso; al Boadella que no deja títere con cabeza ya sea en el ámbito político, cultural o periodístico… Si bien, este ámbito no es global; Boadella critica única y exclusivamente a los políticos de izquierdas, a los escritores o actores de izquierdas y a los periodistas que se decantan por la izquierda… No es que me parezca mal ni mucho menos, pero no me convence.
No me convence el Boadella servil de los últimos tiempos; el Boadella que contempla el mundo de una forma tan sesgada; el Boadella que simplifica y hace demagogia con algo tan serio como la violencia de género, permitiéndose el lujo de hacer un chiste de mal gusto con este tema, diciendo sin decir que el futuro del maltrato machista y la actitud que afortunadamente se va despertando en la actualidad, darán como resultado “el ocaso de Adán”… siendo Eva la que “se cargue” al hombre; el Boadella que se ríe de la mujer y su lucha por la igualdad, haciendo mofas al respecto, imaginando a una fémina que pretende ser igual que un hombre, actuar como un hombre y desplazarlo hasta el punto de convertirlo en un muñeco, en una marioneta absolutamente innecesaria... Desde luego con mentalidades como la que crea estos “chascarrillos” no cambiaremos nunca, y nos condenaremos eternamente; y por último El Boadella al que parece habérsele ido la olla al anunciar entre otras, una futura ley que favorecerá y promoverá el aborto a las niñas de nueve años… Lo que no especifica es si se podrá ejercer este infantil derecho con o sin el consentimiento de los padres…
Está bien, es necesario e incluso “saludable” el teatro y el arte, en general, contestatarios, que nos invitan a reflexionar, que no hacen concesiones… pero a Boadella se le sigue viendo el plumero… y aunque es de bien nacidos ser agradecidos, yo le recomendaría que no lo fuese tanto con Esperanza Aguirre y su gobierno, merecedores, de todas, todas, de un papel protagónico en la “película” que dirigen en este “Omena-G”, “Maruja Torrejón” y “Juan Margallón”.

Sofía Basalo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

BROKERS (Noviembre 2008)

…SI LA BOLSA SONA -BROKERS (Yllana)

Teatro Auditorio Federico García Lorca de Getafe.

Me he reconciliado con Yllana. Es lógico, por otra parte, que una determinada compañía, un determinado creador se repita o conserve su “sello personal”...
pero últimamente, cada vez que veía un espectáculo de Yllana pensaba “es lo mismo”... o “eso ya lo vi antes”... Pero “Brokers” es diferente, si bien, he de reconocer que en un principio, únicamente acertaba a sonreír... pues el consabido pensamiento machacón no hacía más que atormentarme.
La última creación de Yllana aborda el mundo de las finanzas, las vilezas que acompañan a “Don Dinero”, las ruindades que se pueden cometer para pertenecer al club de los “rubios” privilegiados, la mentira que preside un mundo cuya única bandera es el dólar, el euro, la libra...
Si al comienzo encontramos el tono habitual de la prestigiosa compañía, la risa más o menos fácil y cómplice con un público entregado que invierte en bolsa gracias a unas cartulinas coloreadas con las que es obsequiado a la entrada del teatro y al que no le importa “mojarse” con la despreocupación de un “yuppie” cuyos ademanes arrojan el exquisito y líquido elemento que únicamente pueden ingerir tan elegidos gaznates... En la mitad del espectáculo esa risa se viste de cierto cinismo rozando el humor negro. Uno de los “privilegiados” que juega al pádel, uno de los privilegiados que invierte en bolsa, uno de los privilegiados que vive en un ático “de película”, tras sacar de un cajero un nutrido “fajo” de billetes, acudirá al casino donde lo perderá todo.
Así pues, se verá excluido del club de la gente VIP, convirtiéndose en un vagabundo despreciado por todos... Esta víctima (de sí misma) intentará ganarse la vida trabajando, aunque el despotismo de un empresario lo empujará nuevamente a la calle... a la lluvia... al frío... al hielo... A partir de aquí, comenzará su ascenso... ¿cómo?... con el robo, con la agresión, con la amenaza, con el chantaje, con el soborno; esto último lo encumbrará hacia el mundo de la banca, de la especulación inmobiliaria, de la política... hasta llegar a fotografiarse junto al Santo inquilino del Vaticano...
De nuevo este “caballero” se ha convertido en un “rubio” privilegiado... Así funciona el mundo, parece decirnos Yllana en esta nueva propuesta... y lo hace muy bien... utilizando la ironía, el ingenio y la inteligencia.
En “Brokers” encontramos a Yllana en estado de gracia y, por tanto, no debemos
perdérnoslo.


Sofía Basalo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

GLENGARRY GLEN ROSS (Diciembre 2009)


GLENGARRY GLEN ROSS.

Teatro Español.

Autor: David Mamet.
Director: Daniel Veronese.
Intérpretes: Gonzalo de Castro, Ginés García Millán, Alberto Jiménez, Jorge Bosch y Carlos Hipólito, entre otros.

TANTO VENDES, TANTO VALES…

Tres conversaciones al calor solitario de un restaurante. Seis hombres. La realidad que a trompicones se hace sitio en un diluvio de palabras, de necesidades, de urgencias. El empleado que atraviesa una mala racha y como producto ya no vale. El superior que escucha impasible la urgencia de un subordinado ineficaz. Dos trabajadores que pretenden encontrar una luz en su cotidianidad laboral, infringiendo aquello a lo que la lealtad moral obliga. Por último, el mejor vendedor, aquel que ganará el Cadillac, el que con un discurso aprendido, ensayado e impostado “venderá la moto” al pobre dueño de un restaurante que a cada palabra se sentirá más pequeño, más sumiso, más indefenso y quizá menos convencido…
Pasamos página. Entramos de lleno en una oficina en la que alguien ha robado. El desconcierto y el caos reinan en las paredes grises de una agencia donde los contactos han volado, como lo han hecho los teléfonos. En medio de las dudas continúan las rivalidades, los engaños, las palabras que dicen aquello que ocultan, la inocencia de aquel que cree haber recuperado una técnica que con el paso del tiempo resulta caduca, la mentira del buen compañero que en realidad lo que pretende de su rival es el resultado de un producto que ha de ser satisfactorio por necesidad. Las malas artes de un superior que humilla cuando manda, a sabiendas del daño que con ello puede ocasionar a alguien que tiempo atrás colocó en primera línea la empresa que dirige de una manera sucia y engañosa. No importa la humanidad que día a día se ha podido quedar en las míseras paredes de la empresa. No importan los sueños que se han mantenido dormidos en sus austeras sillas. No importa el pasado de alguien que depositó los cimientos de un futuro en sus gigantes y luminosas letras. Hoy no vende. Hoy no ha sido capaz de distinguir la enajenación en los ojos de un futuro cliente. Hoy no ha sido capaz de ver en los signos de un contacto la trampa de alguien que sólo quiere contemplar su sombra más allá de las frías paredes del fiero mercado laboral. Hoy no será capaz de callarse, ignorando que sólo él pondrá el punto y final a su propia película.
Qué bien interpreta Carlos Hipólito al perdedor, al humillado, al que no vale nada pues nada llega a producir. Qué tristeza, qué derrota hay en su rostro, qué ingenuo triunfo llega a dibujar cuando logra hacer una venta a dos enajenados…
El texto es eficaz y contundente. La puesta en escena resulta un tanto fría; los dos espacios se abren paso de un modo cortante, sin concesión alguna. Parece que Veronese ha querido plasmar esa misma impersonalidad, esa misma inhumanidad en un trabajo que aún así resulta enérgico. Las puñaladas que nos deja el final son absolutamente letales… y sin embargo no logro descubrir porqué de vez en cuando algunos intérpretes nos dan la espalda…
Sin duda, es grande el reparto que completa este proyecto. Es grande su autor. Es tremendamente grande la realidad que nos deja, una realidad que estamos pisando, que estamos soportando dóciles, como mudos borregos... que estamos respirando sin ser conscientes de la toxicidad con la que nos ametralla el odio, la envidia, la indiferencia, el menosprecio, el superfluo brillo de la apariencia…
Nuevamente el teatro nos regala la reflexión, ¿seremos lo suficientemente valientes como para conjugar el verbo?

Sofía Basalo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

LOS CHICOS DE HISTORIA (Mayo 2010)


LOS CHICOS DE HISTORIA.

Teatros del Canal.

Autor: Alan Bennett.
Traducción y dirección: José María Pou.
Intérpretes: José María Pou, Josep Minguell, Maite Gil, Jordi Andujar, Javier Beltrán, Oriol Casals, Alberto Díaz y Llorenç González, entre otros.

INSPIRACIÓN VITAL.

Una escuela. Unos alumnos deseosos de vivir, de absorber cada minuto, de hacer de su paseo vital algo extraordinario. Un profesor que entiende que la cultura es mucho más que una serie de datos, de números sin alma, de hechos objetivos. Un hombre que pretende quedarse en sus pupilos más allá de la fecha de un examen. Un “maestro” que, en una denodada lucha contra el descorazonador sistema educativo, gana la batalla nuevamente, al regalarnos el firme convencimiento de que el ser humano, como tal, es más grande que un boletín de notas, que un título académico y que un master en economía. Si bien es cierto que la fórmula presentada por José María Pou, con la autoría de Alan Bennett no es nueva, su éxito y su valor son incontestables, más aún cuando atravesamos una época en la que la palabra respira ahogadamente, en la que el ser humano pretende aniquilar su esencia en números, en un éxito material que le asfixia el alma. En tal presente, pues, la reivindicativa inspiración vital que nos deja Héctor (José María Pou) no tiene precio. En tal presente, este texto repleto de poesía, de cine clásico, de música popular, de esa cultura que nos coge de la mano alentándonos en nuestro paseo por la vida, nos recuerda lo verdaderamente importante, lo que hay más allá de una careta que nos miente, que nos oculta la verdad, que viste la realidad de una felicidad que no existe… Al final de la función hay algo que me parece interesante. El alumno que ha seguido al pie de la letra aquello que el “maestro” les dejó en sus años estudiantiles vive en la actualidad como un ermitaño; solo, conectado al mundo a través de las redes sociales; mientras otros compañeros, aquellos quizá anclados en el sistema oficial, han alcanzado “el éxito”… ¿Qué es el éxito. Acaso el alumno judío y homosexual que siguió las directrices del “maestro” y que vive como un auténtico ermitaño, ha fracasado. Acaso el gran profesional, el ejecutivo, aquel que puede comprar el bienestar y el máximo confort es el único que puede considerarse triunfador?...
Temas eternos, temas que politizados, como están, demandan una solución que desde luego no se halla en ninguna ley, éstas en tal caso ofrecen una respuesta a posteriori. Temas eternos cuya raíz se encuentra en la infancia, en las costumbres, en aquello que vemos, que alienta nuestras circunstancias, nuestro alrededor, nuestro hogar, nuestros ancestros, en aquello que hemos delegado en otros, depositando nuestra responsabilidad en unas manos indefensas que desde luego poco pueden hacer si en el alma en la que se trabaja no se ha sembrado…
“Los chicos de historia” en teatro, como hace años “El club de los poetas muertos” o “El club de los emperadores” en cine, nos regala el valor de la poesía, de la lectura, de la cultura, de la palabra emitida con la seducción propia de aquel que la pronuncia desde dentro, con el corazón, con el alma… Creando uno de esos “mejores momentos” en los que del último sonido, del último verso, de la última página, de la última escena surge una mano, coge la tuya, para decirte en un susurro: “Eres apto para coger el testigo”

Sofía Basalo.

domingo, 5 de septiembre de 2010

TRES (Febrero 2010)

TRES.

Teatro del Bosque, Móstoles.

Autor y director: Juan Carlos Rubio.
Intérpretes: Nuria González, Kiti Mánver, Octavi Pujades y Aurora Sánchez.


… MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE RISA.

Tres antiguas compañeras de colegio deciden reencontrarse. En un principio, la “quedada” reunirá a todas las alumnas que años atrás compartieron jornadas de estudio, recreo, juegos y cánticos religiosos… Sin embargo, a los pocos minutos, dos de ellas se darán cuenta de que esa tarde serán sólo Tres, las antiguas amigas que compartan los recuerdos de una niñez que de repente se convertirá en un repentino y aún así, sólido proyecto de futuro.
Juan Carlos Rubio, autor y director de este proyecto, asegura que esta función es un juego teatral sin más pretensión que la risa, las buenas vibraciones y la evasión en un tiempo de crisis. Quizá ha sido éste el motivo por el cual tras varios años de éxito en Hispanoamérica bajo títulos como “Él cuando quiere… Ellas cuando pueden” o “¡¡Qué trío!!” ha optado por llevarlo a escena en España… Eso sí, con el equipo perfecto, una tríada genial que resuelve con naturalidad y tremenda frescura unas surrealistas situaciones y unos diálogos sobradamente ingeniosos.
“Tres” efectivamente es un juego teatral divertido y original con el que el público empatiza desde el principio: Un encuentro con dos personas a las que no has visto desde hace más de veinte años. Un encuentro con dos personas a las que no reconoces en las niñas que quedaron en la memoria. Un encuentro con dos personas a las que admiraste, para descubrir que no son más que tú misma. Un encuentro con dos personas de las que, fíjate lo que es la memoria, sólo recuerdas cosas divertidas... Cómo no sentirse cerca de estas tres mujeres, cada una con su historia, con sus frustraciones, con sus soledades, con sus operaciones de estética, con sus desfases, con sus mentiras… cómo no haber pensado lo que ellas deciden entre carcajadas y caladas a un porro fumado en “comandita”… cómo no comprender el confuso deseo de ser madre, de unas mujeres que tan sólo quieren dejar de estar solas… cómo no comprender la familia que tras nueve meses comenzará a ser numerosa y matriarcal por triplicado…
Sin duda, no hay más pretensión que la risa, el pasatiempo y el optimismo. Pero detrás de todo ello pueden esconderse dos cuestiones: El sentido de la maternidad o el concepto de familia; la seriedad que encierra el hecho de engendrar una vida humana, contemplada como un fin en sí mismo o como un simple medio para satisfacer un ego solitario y hundido por el paso del tiempo y las desilusiones; o la idea de familia, en un momento en el que se suceden una tras otra, manifestaciones, que reivindican un único modelo y satanizan otros… cuando lo verdaderamente importante es el afecto, el amor y el cariño que quien sea, está o no capacitado para Dar.
“Tres”, efectivamente, es una comedia cuyo objetivo principal es la risa, la carcajada incluso; y lo consigue, entre otras cosas, porque está bien hecha y bien dirigida. Nuria González, Kiti Mánver y Aurora Sánchez forman un trío más que sobresaliente, sobre todo ésta última; quizá interpretar a la compañera más “mojigata”, más psicológicamente necesitada y también más manipuladora tiene sus ventajas. Octavi Pujades, solo ante el peligro, sale más que airoso de una encerrona que significará el comienzo de una nueva vida.

Sofía Basalo.

jueves, 26 de agosto de 2010

LA CENA DE LOS GENERALES (Septiembre 2009)


LA CENA DE LOS GENERALES

Teatro Español.

Autor: José Luís Alonso de Santos.
Director: Miguel Narros.
Intérpretes: Sancho Gracia, Juanjo Cucalón, Emilio Gómez, Adolfo de Grande, Tomás Calleja, Luis Garbayo y Ana Goya, entre otros.

EL LADO HUMANO DE LA GUERRA …

Ha acabado la guerra. El bando llamado Nacional ha derrotado al Republicano. Para celebrar la victoria Francisco Franco ha decidido homenajear a los Generales que hicieron posible la liberación española de la perniciosa marea roja. Ese homenaje tendrá lugar en el madrileño Hotel Palace, donde el Teniente Miranda (Juanjo Cucalón) se encargará de organizar una opípara cena junto a un peculiar Maitre (Sancho Gracia), personaje singular donde los haya y Mago maravilloso en un gastronómico campo de batalla donde moverá los hilos de un entramado que él solo conoce y que escena a escena irá desvelando ante los ojos del público.
La acción transcurre en una cocina vacía, abandonada, desolada y moribunda… como España. Quizá es España; al menos Miguel Narros así lo cree y así lo siente. Un país paralizado y hundido en la miseria que ha de ver pasar ante sus ojos (como esos cocineros, presos excarcelados por un día) la vida y la riqueza reservada únicamente a los vencedores a los que además deberá servir callada y sumisa.
Callada pero no sumisa es la actitud del Maitre del hotel, quien ha planeado todo, como en un número circense, incluido el más difícil todavía, para que dos presos puedan contraer matrimonio y escapar de esa España sombría, de esa cocina gris y austera…
“La cena de los generales” es un cuento. Un cuento que se mueve entre la farsa, el sainete y el drama. Un cuento con un final feliz y melancólico a un tiempo. Un cuento cuya esperanza reposa en la humanidad que respira, a veces con suma debilidad, en aquellos que, abrazados a ideas divergentes, saben ver más allá y permiten que sus conductas nazcan del corazón… tan maltratado a veces… Un cuento cuyo anhelo descansa en un personaje que defiende la cuerda locura del entendimiento, de la comprensión y del amor… Un cuento cuya irrealidad no es otra que la humanidad de una guerra y una posguerra esperanzada a pesar del miedo que se cuela sagaz por las paredes, que se arrastra sutil a través de las rendijas… Una posguerra en la que la muerte, con su voz engañosa, nos hace creer que estamos vivos cuando nuestros nombres están escritos ya, en la lista oscura de un amanecer agonizante y frío…
A este montaje que ha recorrido ya casi toda la geografía española puede sobrarle, quizá, el toque folclórico y zarzuelero con que Narros lo ha aderezado (sobre todo cuando la zarzuela no está cantada del todo bien). Aún así y subrayando el gran trabajo actoral de Juanjo Cucalón y el saber estar siempre solvente de Sancho Gracia, no puedo negar que me gustó esa cena y que desearía que existieran locos hacedores de imposibles como Don Genaro o Don Gabriel, que todos los militares tuviesen el toque desequilibrado y absurdo del Teniente Miranda, que más allá de ideologías y odios supiéramos ver nuestra humanidad, que más allá de la desolación de una guerra hubiese lugar para el amor y para bailar un vals, que iniciar un viaje de novios fuese tan fácil y que para ser libre bastase la letra de una canción…
Me gustó, en definitiva, La cena de los generales… aunque si de cenar se trata, lo haría sin ninguna duda en la humilde mesa de los cocineros… presos excarcelados por un día…

Sofía Basalo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

SEXOS (Septiembre 2009)


SEXOS.

Teatro de La Latina.

Autor: Xavier Beltrán.
Director: Pep Antón Gómez.
Intérpretes: Pepón Nieto, Adriana Ozores, Anabel Alonso, Neus Sanz y Federico Celada.

… NADA QUE RASCAR…

Una historia de vidas cruzadas, afectos cruzados, sexo cruzado, pasiones cruzadas, envidias cruzadas, traiciones cruzadas… Una historia nacida de cinco historias que no me voy a permitir escribir con mayúsculas porque la hemos escuchado muchas veces, seguramente mejor trazada, mejor imaginada y mejor dramatizada; porque es una historia de la que poco podemos extraer, cuando para regalárnosla no se ha cuidado ni el lenguaje, simplista y poco original; porque se ha utilizado los rostros de cinco intérpretes televisivos, archiconocidos, más que populares como únicos reclamos, esperando que con su sola presencia provoquen la risa gratuita de un bodrio más o menos bien interpretado; porque deja al descubierto la pretensión de un proyecto: Llenar un teatro con lo que sea, da lo mismo; si es humor fácil, mejor; para qué quebrarse la cabeza… Y porque, es una historia en la que, personalmente, no me ha gustado ver embarcados a algunos de sus “pasajeros”…
Me pregunto qué lleva a un buen actor a enrolarse en un proyecto mediocre… ¿el dinero, quizá?... Si tal proyecto fuese televisivo, a lo mejor … Pero cuando estos actores han trabajado también en dicho medio y alguno de ellos nos ha recomendado fervientemente una determinada marca láctea enriquecida con Calcio, resulta extraño cuando menos… Como ven, no tengo la respuesta y sin embargo los interrogantes siguen dando vueltas… siguen abriendo y cerrando puertas… como hacen estos actores en quizá lo único reseñable de “Sexos”: Su escenografía. Una pared oscura, formada por cinco puertas a través de las que se mueven de una manera rápida y perfectamente coordinada, estos actores, buenos actores, que además son amigos… Más allá no hay nada; La oscuridad absoluta de un texto mediocre, de un tema repetido y de un modo de abordarlo vulgar, soez, simplista y muy poco inteligente… Eso sí, al público le importa un pimiento, le gusta y le hace gracia… por lo que parece, eso basta… el prestigio y la integridad han sido desplazados por el mercadeo de un producto más o menos bien envuelto y sin sustancia…

Sofía Basalo.

martes, 24 de agosto de 2010

EL PEZ GORDO (Septiembre 2009)


EL PEZ GORDO.

Teatro Arenal.

Autor: Roger Rueff.
Traducción: Bernabé Rico.
Director: Juan Carlos Rubio.
Intérpretes: Helio Pedregal, Toni Cantó y Bernabé Rico.


Es difícil sobrevivir en una pecera pequeña, oscura, absorbente. Es difícil sobrevivir en un mísero acuario, mientras intentamos avanzar entre las bocanadas ansiosas de un pez gordo… del que a la postre depende nuestra existencia…
Es difícil sobrevivir en una sociedad en la que lo que menos importa es el ser humano, quién eres, en qué crees, qué sientes, qué quieres… Es difícil avanzar si nos resistimos a hacerlo enfundados en el frío abrigo de la apariencia, de la indiferencia, de lo superficial, de lo que los demás quieren ver, de lo que los demás quieren que seamos…
Tres comerciales se encuentran en la habitación de un hotel para llevar a cabo el negocio de su vida, un contrato vital para la carrera de nuestros protagonistas. Del Pez Gordo dependen sus futuros. Futuros que se escabullen de entre sus manos, a través de la propia humanidad de un magnate que por una noche se desnuda y abandona el abrigo áspero de un trabajo que en ocasiones nos impide ser humanos…
Dentro de la minúscula suite encontramos a un comercial de unos 56 años (Helio Pedregal) y a uno más joven que se halla ante su primera misión (Bernabé Tierno).
Los ideales frente al equilibro. La inexperiencia frente a unos ojos que lo han visto todo y que han determinado que todo es relativo. El ímpetu frente a la serenidad del tiempo, de la edad y no sé si del escepticismo. La Intransigencia frente a la relatividad y el agnosticismo…
Poco después y de un modo atronador llegará el tercero en discordia, (Toni Cantó) “Un ser frágil disfrazado de tiburón implacable”. Un hombre que cuenta con poco más de cuarenta años y que quizá ha aprendido que en ciertos trabajos, sino en todos, hemos de dejar a un lado la humanidad, los principios, la sensibilidad, la inocencia para sobrevivir, para ascender, para que te vean, para que te valoren, para que te respeten… Un hombre que a pesar de las mentiras que han rodeado su vida profesional ha mantenido cierta integridad, cierta coherencia, cierta honradez… rasgos que todavía su joven compañero, no sabe ver, no acierta a comprender que se pueda actuar más allá de los valores que implacablemente han marcado su corta existencia…
Bernabé Rico ha sido el encargado de regalarnos este interesante texto. Dos largos años le ha llevado a este joven y polifacético actor, poner en pie una obra de teatro que ensambla en una pequeña suite de hotel tres facetas de una sola persona; de un ser humano que se enfrenta inocente y desnudo ante la vida, que asume que ha de protegerse para sobrevivir y que finalmente contempla como espectador privilegiado la lucha de dos peces que no caben en un mismo acuario, y que tal vez serán devorados por un invisible Pez Gordo…
Juan Carlos Rubio ha sido el director de esta puesta en escena, uno de los mejores títulos que actualmente podemos ver en la cartelera madrileña. Toni Cantó, cada vez con más presencia y fuerza sobre los escenarios, realiza una labor magnífica. Helio Pedregal ofrece su propia edad a un personaje con una fuerza interior arrolladora y Bernabé Rico completa un trío que sinceramente, se escribe con mayúsculas.
No todo vale en la jauría en la que hemos convertido esta sociedad… Siempre ha de haber algo más allá de las letras que forman la palabra “Jefe”… Siempre, por nuestro bien…

Sofía Basalo.

jueves, 12 de agosto de 2010

POR EL PLACER DE VOLVER A VERLA (Marzo 2010)


POR EL PLACER DE VOLVER A VERLA.

Teatro Amaya.

Autor: Michel Tremblay.
Dirección y adaptación: Manuel González Gil.
Intérpretes: Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza.

SIMPLEMENTE GRANDES.

Un dramaturgo aprovecha su profesión para homenajear a aquélla que siempre habrá de habitarlo y habitarnos; aquélla que le descubrió su pasión por el teatro, aquélla que nos descubre todas las pasiones; aquélla de la que jamás podrá vaciarse, de la que jamás podremos vaciarnos, pues no hay vacío cuando el amor es el que nos hace. Es ésta una obra pequeña, intimista, incluso fácil. ¿Cómo no empatizar con los sentimientos que coloca sobre el escenario “Miguel”. Cómo no emocionarse con el viaje hacia la infancia que inicia un hombre que nos habla del placer de volver a ver a la única mujer que jamás se va de nuestras vidas. Cómo no llamar al éxito con una obra eminentemente emocional, evocadora, vestida de la inocencia de unos recuerdos que son en presente, que son una verdad que sobrepasa majestuosa, a una realidad cruel y teñida por el color gris de un tiempo que pasa, que transcurre y que nos deja absolutamente solos. Cómo no ganarse al resto del mundo con un final tan irreal como deseable?
El impulso de esta obra es, repito, fácil, demasiado fácil. En sí misma, no tiene nada de particular; ni tan siquiera el misterio del teatro, pues todo se hace cara al público. El protagonista nos introduce en sus recuerdos, en su pasado. Ese tiempo pretérito se hace real de la mano de los técnicos y a veces, se funde con el presente, rozando la magia, gracias a la química que incuestionablemente existe, respira, Es, entre estos dos intérpretes; tanto es así, que si hubieran sido otros quienes nos hubieran invitado a recordar, esta obra pasaría sin pena ni gloria. Si hubieran sido otros quienes nos regalasen este placer no podríamos saborearlo de la misma manera; también es cierto que otros no lo abrazarían como ellos, otros no lo envolverían con el mismo mimo; otros no habrían sabido hacerlo con la exquisitez que se respira sobre el escenario del Teatro Amaya. Lamentablemente, no podemos decir que este proyecto esté a la misma altura que la recordada “Hoy el diario de Adán y Eva, de Mark Twain” y sin embargo, es inimaginable no rendirse ante el trabajo de Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza. Ellos hacen grande un proyecto pequeño. Ellos envuelven la cotidianidad de Magia. La Magia de un teatro repleto de emociones y de una profesionalidad que nos conduce hacia un territorio donde todo puede ser posible. Es, en definitiva, el placer de volver a verlos lo que hace Grande la conmoción de sentir, de nuevo, el calor del rostro de nuestras madres, en la madre de Miguel.

Sofía Basalo.

martes, 27 de julio de 2010

ESCÁNDALO EN PALACIO. (Octubre 2009)


ESCÁNDALO EN PALACIO.

Teatro Reina Victoria.

Autor y director: Pedro Ruiz.
Intérpretes: Pedro Ruiz y Lidia San José.


¿ES ESTO TEATRO?

Supongo que Pedro Ruiz sentía “hambre” de escenario. Supongo que experimentaba la imperiosa necesidad de reflexionar en voz alta como tantas veces. Supongo que este polémico personaje quería decirnos lo que piensa, la verdad de este mundo sucio y ruin por el que transitamos no como ciudadanos, sino como súbditos…
Afirmamos pues que Pedro Ruiz necesitaba exponer sus teorías, más o menos certeras y que durante el proceso de creación, pensó que si tal exposición era elaborada en forma de monólogo quizá no tuviese gran éxito, por lo que buscó compañía. Así pues unió su nombre al de Lidia San José, una joven actriz, guapa, que no sé a razón de qué, se queda en braga y sujetador, en un momento dado, al cambiarse de ropa sobre el escenario… Con estos ingredientes, el polifacético artista, metido a actor, director y dramaturgo, “cocinó” una obra de teatro que llamó Escándalo en Palacio
Pero ¿el resultante es realmente una obra de teatro?... Sinceramente, no lo sé. Se nota mucho el discurso panfletario del autor, se nota que al “tronco” le han salido numerosas “ramas” y que éstas son endebles, innecesarias, insustanciales… se nota que para “hacer gracia” ha metido alguna que otra morcilla o chiste vulgar que, sinceramente, decepciona... se nota que “la parte interesante” de este texto “se la ha quedado Él”… se nota que “Ella” está de adorno, como frágil pretexto… se nota que “Ella” es un reclamo, una muñeca para que la escenografía resulte más mona, la gente piense: “Pedro Ruiz hace algo nuevo” y haya, así, un porqué para un escándalo palaciego que deja mucho que desear… y no es que una servidora sienta un rechazo insuperable por el Señor Ruiz, de hecho, ha aplicado en su vida más de una de sus reflexiones… pero, sí creo que en esta ocasión el onubense “se ha salido fuera de tiesto” (por no resultar soez) y ha patinado estrepitosamente.
Ni Escándalo en palacio es teatro ni él actor… con lo que personalmente le recomendaría al motor de este proyecto se ciñera a sus polémicos monólogos que no hace mal… sobre todo cuando la vulgaridad no bucea entre las páginas de un guión escrito por alguien en teoría inteligente y audaz… Y la paradoja es que Pedro Ruiz reúne en sí estas dos características…

Sofía Basalo.

sábado, 3 de julio de 2010

LA LEY DE LA SELVA. (Abril 2010)

LA LEY DE LA SELVA.

Teatro Arenal.

Autora: Elvira Lindo.
Dirección: Nieves Gámez.
Intérpretes: Mariola Fuentes y Tomás Gayo.

LA REINA DE LA SELVA.

Lupe (Mariola Fuentes) se pregunta cómo será un viernes por la noche más allá de las paredes de su casa. Lupe se lo pregunta porque su marido Ricky (Tomás Gayo), prestigioso dentista, es un hombre aburrido y sin imaginación, que la tiene poco menos que enclaustrada entre su consulta y su propia casa. La vida de nuestra protagonista comienza a cambiar cuando una noche, al bajar la basura, conoce a un hombre, que resulta ser vecino suyo y además, un Don Juan deseoso de que alguien escuche sus aventuras, más cercanas a las fantasmadas que a la realidad. Lupe las escucha deseando que ese hombre sea diferente a su marido, hasta que descubre que es igualito al que la espera engañado un piso más abajo. Al contrario de lo que pudiera parecer, este hallazgo no la desanimará, sino que será el resorte definitivo para tomar la osada decisión de escapar de su encarcelamiento, sola, aunque únicamente sea para acabar en los brazos de un tercer hombre más desatinado que los dos anteriores.
Ésta es la selva teatral en la que Mariola Fuentes ha debutado a lo grande; derrochando simpatía, humor y una resolución al estilo de las grandes del género; tanto es así que hace buena a su pareja, Tomás Gayo. Actor un tanto gris, que en esta ocasión se desdobla en tres personajes, siguiendo de una forma notable a nuestra protagonista. Y esto precisamente lo consiguen los buenos profesionales; los que obligan y ayudan al compañero a responder de una forma solvente ante una presencia poderosa. Lo más curioso, es que en esta propuesta, repleta de humor e ironía, personalmente, la carcajada me la propició Tomás Gayo en la vuelta de tuerca que supone su tercer personaje, un pianista con unos colmillos que no dejan de crecer y que la compañía ha aprovechado para acentuar aún más, si cabe, el carácter hilarante de una propuesta, repito, absolutamente ingeniosa.
El argumento no es nuevo y sin embargo la ironía y el humor con el que la autora nos lo presenta lo hace novedoso. La risa es continua en un sencillo montaje que presenta a una actriz sobresaliente que al caer el telón se ha convertido en la auténtica Reina de la selva.

Sofía Basalo.

LA MUJER DE NEGRO (2007)


LA MUJER DE NEGRO.

Teatro Infanta Isabel.

Autora: Susan Hill.
Adaptación: Stephen Mallatratt.
Versión de Juan Vi Martínez Luciano y Ana Gimeno Sanz.
Dirección: Eduardo Bazo.
Intérpretes: Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan
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TERROR SIN EFECTOS ESPECIALES.

Arthur Kipps (Emilio Gutiérrez Caba), abogado de mediana edad, alquila un teatro y contrata los servicios de un actor profesional (Jorge de Juan) para que le ayude a recrear un suceso fantasmagórico que le ocurrió hace algún tiempo y que lo ha dejado marcado. Tiene la esperanza de que esto le pueda servir de exorcismo y lo libere de la carga que pesa sobre él desde entonces.
El público es testigo de los ensayos, de la preparación de esta nueva vivencia. Ante él, el abogado comienza a leer los hechos que ha relatado detalladamente en un diario. Ante sus expectantes ojos y oídos tiene lugar el exorcismo que, a fin de cuentas, será el principio de una nueva carga, que irá a parar, en esta ocasión, sobre los hombros del actor que interpretará al joven letrado, encargado de resolver los asuntos financieros de la difunta Sra. Drablow.
No es habitual ver una obra de terror sobre los escenarios. No hablo de suspense, sino de terror. De apariciones, muertos que caminan silenciosos por el patio de butacas o rostros cadavéricos que se asoman a través de un decorado en penumbra. No es habitual... los recursos técnicos quizá sean más limitados... el teatro es un arte artesanal y, tal vez, se tenga las manos un poco atadas en ese aspecto... Quizá también haya que utilizar la imaginación para crear ese clima especial... de intriga, de expectación... de terror, en sí.
En “La mujer de negro” se han utilizado muy bien los recursos. Se ha utilizado la luz, la penumbra, las sombras y los sonidos, resultando sumamente fácil entrar en el exorcismo que demanda el protagonista. El ritmo de la obra es perfecto y el suspense, la tensión van en aumento de forma progresiva; desde un comienzo simpático e hilarante, en el que creemos ver un escenario vacío.
Tras la oscuridad, tras las opacas cortinas, tras los muebles enfundados en amplias sábanas, tras la puerta cerrada misteriosamente, o tras la silueta de una escalera sin fin... se guardan los secretos de un estupendo montaje que cuenta, sin duda, con una historia perfectamente trazada, con un buen director, sin olvidar al “original” Rafael Calatayud, y con dos actores sensacionales.
Emilio Gutiérrez Caba repite en el personaje que nueve años atrás le llevara a conseguir el premio al mejor actor por la Unión de Actores, desempeñándolo con total maestría; por su parte, Jorge de Juan, artífice de esta reposición, da vida al actor contratado por el abogado y que para su desgracia se topará de bruces con la enlutada dama. Ciertamente, ambos actores nos regalan una jornada agradablemente terrorífica... si bien, una servidora... en el fondo, apasionada “fan” de este tipo de historias, películas, novelas... descubra desde un principio, bueno desde que aparece el femenino espíritu que no logra descansar en paz , “la sorpresa” que el contratado actor cree, inocente, que le ha querido reservar el asustado Arthur Kipps.

Sofía Basalo.

martes, 29 de junio de 2010

VAMOS A CONTAR MENTIRAS. (Enero 2010)


VAMOS A CONTAR MENTIRAS.

Teatro Marquina.

Autor: Alfonso Paso.
Director: Mara Recatero.
Intérpretes: Ramón Langa, Pepe Carabias, Andrés Arenas, Esperanza Lemos, Antonia Paso, Carlos Urrutia, Alberto Magallares y Elena Martín.

… AHORA LES CONTAREMOS LA VERDAD.

No les voy a mentir. No les voy a decir que me sorprendió el nuevo proyecto de Gustavo Pérez Puig y Mara Recatero. No les voy a decir que ciertamente es éste La Recuperación Feliz del autor; pues hace cinco años Jaime Blanch dirigió el mismo título; con lo que “recuperación” puede, pero de ahí a que el director madrileño se alce con el título honorífico del “único empresario privado” que se ocupa de recuperar a los autores españoles de mediados del siglo XX, va un trecho considerable, sobre todo cuando habla de “rescate” y no se molesta en escoger otro de los muchas textos que según parece escribió Alfonso Paso. Si nos ponemos a “recuperar” hagámoslo de una vez y no llevemos siempre a escena el mismo título. No les voy a negar que la obra tiene “su punto” y que sobre todo, en el segundo acto, el enredo te conduce a la sonrisa, repito, sonrisa. No les voy a negar que el envoltorio de esta propuesta sin dejar de ser costumbrista no está mal; quizá porque en esta ocasión no se ha recurrido a Gil Parrondo como escenógrafo, sino a Alfonso Barajas, que le ha dado cierto estilo, cierta clase, sin dejar de ser, repito, una puesta en escena, como el mismo texto, costumbrista y claro ejemplo del teatro de evasión que se solía representar en España, en los años sesenta; justamente la época a la que como es habitual nos conducen estos empresarios. No les voy a negar que los intérpretes son buenos y que resuelven con eficacia sus personajes. Todo ello podría llevarnos a la conclusión de que estamos ante una comedia, en cierto modo divertida, que no está mal. Sin embargo, no es así. ¿Por qué? Porque partimos de algo que hoy en día resulta inadmisible. Algo que en el siglo XXI no se puede hacer o no se debe. Algo que puede resultar hasta hiriente. ¿Qué es? Se preguntarán. Un personaje femenino que resulta ser un florero; un objeto; un ser ocioso; una persona que no hace nada; un ser que está al servicio de los placeres de un marido que le aguanta sus mentiras porque claro, tiene ciertos atributos más “monos” que los de sus inseparable amigo “Lorenzo”… ¿No creen que este personaje femenino está “dibujado” por un señor un poco machista?... ¿No creen que una obra que parta de esta premisa no tiene lugar hoy día?... ¿No creen que un texto así no es necesario, incluso más, sobra y estorba? A mí me estorba, como me estorban las risas y carcajadas de un público de cierta edad… como me estorban los comportamientos machistas en la vida privada, en la vida laboral, en la vida social… como me estorban las explicaciones demagogas que intentan criticar la ley de discriminación positiva… como me estorba la incapacidad para valorar profesionalmente, y sólo profesionalmente a una mujer en un centro de trabajo… Pero claro, si se considera “cultura” un texto como éste… si se considera necesario recuperar un texto como éste… no me extraña nada.
… No hay que olvidar a los autores españoles… pero si de determinados dramaturgos no podemos encontrar un texto mejor, más valdría guardarlos en un baúl… Debemos ser conscientes de una cosa y es ésta: El éxito no implica calidad. El éxito no hace a un autor “clásico”. El éxito no conduce a la inmortalidad. En los años cincuenta y sesenta este señor tuvo mucho éxito, no sé cuántos teatros a la vez programaron sus comedias… ¿Qué teatro se hacía entonces sin contar el teatro independiente, a Buero Vallejo y por supuesto, las obras que eran censuradas y por tanto, irrepresentables?... ¿Merece ser representado ese teatro?... En fin… No nos extrañemos entonces de nada de lo que aún sigue siendo una lacra y un comportamiento execrable.

Sofía Basalo.

lunes, 14 de junio de 2010

PIEDRAS EN LOS BOLSILLOS (Enero 2010)


PIEDRAS EN LOS BOLSILLOS.

Teatro Lara.

Autor: Marie Jones.
Adaptación: Juan Cavestany.
Director: Hernán Gené.
Intérpretes: Fernando Tejero y Julián Villagrán.

EL PESO DE LA DIGNIDAD.

¿Hasta dónde nos pueden llevar los sueños. Hasta dónde podemos llegar con la única carta de presentación que nos proporciona nuestro talento. Hasta cuándo podemos aguantar la indiferencia, el menosprecio, la burla, la humillación?
Dos extras intentan mostrar su talento; luchan cada día por hacer realidad un sueño que les acompaña desde su niñez; intentan que se escuchen sus proyectos, sus deseos… poco a poco esa capa de ensoñación se irá diluyendo, hasta permitirles ver que sólo son una pieza de un gigantesco engranaje, movido por los intereses económicos… Que sólo son un número dentro de un gráfico inhumano y gris… Que no son nadie, dentro de un universo en el que sólo Es quien más tiene, da igual el modo en el que lo haya conseguido…
Estos dos personajes, estos dos extras interpretados por Julián Villagrán y Fernando Tejero, se irán desdoblando hasta llegar a ser todas y cada una de las piezas que hacen posible una película. 16 personajes en total. Dos personas armadas para tal efecto con el talento, el trabajo y el auténtico valor del teatro: El actor.
“El cine sale malparado” asegura Fernando Tejero. El cine, como reflejo de una sociedad que sobrevive alimentada de la apariencia, de un materialismo que desoye los sueños, que desoye la humanidad doliente, que desoye la verdad ataviada de un oropel a veces humillante, que desoye el valor, la autenticidad, el esfuerzo, el talento, la verdad.
Una sociedad en la que aquel que soñó una vez con ser una estrella sólo ha podido acumular numerosas piedras en unos bolsillos gastados, en unos bolsillos raídos, en unos bolsillos llenos de heridas, en unos bolsillos manchados, en unos bolsillos rotos, en unos bolsillos rebosantes de dignidad.
Una sociedad en la que aquel que siendo un niño descubrió la magia del cine, sólo puede resistir las tempestades de los años apoyado en la muleta más frágil, más endeble y más engañosa.
Una sociedad que nos dice que la fama no proporciona la felicidad, que el éxito no es sinónimo de risa y aún así somos capaces de vendernos por un minuto repleto de gloria.
Una sociedad que acoge a quien menos lo merece, que acuna al más ingrato, que mece al más egoísta.
Una sociedad que se engaña y nos engaña, mientras caemos en la trampa una y otra vez.
La actriz Marie Jones atravesaba una mala racha profesional cuando decidió escribir Piedras en los bolsillos. Una radiografía extraordinaria de un mundo capaz de atravesar la gran pantalla. Una radiografía exacta del ser humano en todos sus estratos sociales. Un paisaje que nos hace reír, que nos deja helados y que nos conmueve hasta el punto de querer rescatar a aquel que decidió partir con piedras en el alma…
El trabajo realizado por Hernán Gené dirigiendo a Fernando Tejero y Julián Villagrán ha sido excelente. Ha sacado lo mejor de dos actores magníficos, justo es decir que si lo ha sacado es porque ellos ya lo llevaban en sí, desde luego.
Ellos son todos y cada uno de los personajes; Ellos junto a un atrezzo más que minimalista son los artífices de la magia que provoca que ante nuestros ojos aparezcan todos y cada uno de los espacios en los que la acción se desarrolla. Es ésta pues, una propuesta tan sobresaliente, como la dignidad que guardan sus bolsillos.

Sofía Basalo.

martes, 8 de junio de 2010

CABARET LÍQUIDO (Julio 2009)


CABARET LÍQUIDO.

Teatro Marquina.
Compañía: Laví e Bel.

Director y creador: Emilio Goyanes.
Intérpretes: Javi Parra, Piñaki Gómez, Camino Miñana, Nerea Cordero y Larisa Ramos.
Banda: Oriol Boixader, Javier Viana, Miguel Pérez y Morten Jespersen.

REVALORIZANDO LA TRADICIÓN…

El Cabaret y el Teatro sin duda tienen un lenguaje común y quizá, hasta cierto punto, también comparten un fin: Conectar con el público y hacer que éste se sumerja en todas y cada una de las historias que sobre el escenario se desarrollan. La, por el momento, última propuesta de la compañía “Laví e Bel” lo consigue y además, con creces.
Esta travesía comenzaba en la Expo de Zaragoza 2008, proseguía feliz con la consecución del Premio Max al mejor espectáculo musical y, finalmente, ha arribado en Madrid con una unanimidad de crítica y público que nos sorprende.
Estamos pues, ante uno de los grandes éxitos de los últimos años.
“Cabaret Líquido” es un viaje por Oriente, durante el cual visitamos París, Berlín, Latinoamérica y el inquietante Egipto, un viaje por el tiempo en el que saboreamos la tradición del cabaret, del teatro artesanal, aquel en el que la pasión es el ingrediente sin el cual no hay espectáculo, no hay “continuidad”, no hay magia… “Cabaret Líquido” es un viaje eminentemente musical, donde las risas actúan como un ligero bálsamo que anexionan los diferentes gags que forman este homenaje al teatro de variedades.
Es muy fácil entregarse al buen hacer de los profesionales que sobre el escenario interpretan, bailan, cantan, tocan instrumentos… Su calidad es incuestionable. Sin embargo, el espectáculo no es completo, pues no hay en él una historia que lo vertebre. Es una travesía que no sabemos dónde comienza, dónde acaba ni porqué se inicia. Por otro lado, algunos de los gags resultan muy poco trabajados, no ya en su ejecución que es perfecta, sino en su concepción… pues, sin centrarnos en la cierta vulgaridad que marca su desarrollo, sí traen a nuestra memoria las voces, los ademanes, los giros, de algunos de los gags que más risas nos han arrancado y que, a la postre, forman parte del repertorio de algunos de los dúos cómicos más populares de este país…
Sinceramente, creo que “Laví e Bel” y su director poseen la suficiente calidad como para hacer otro humor, de hecho algunos de los sketches que componen este cabaret requieren la amplia formación que poseen estos artistas, con lo que excluiría alguno de los números que provocan el peligro de naufragio en algún que otro momento…
“Cabaret Líquido” es un bonito homenaje a la tradición, sin embargo, no creo que mereciese el Max al mejor espectáculo musical… pues le falta algo indispensable en teatro: La historia, el eje vertebrador… y los Max son premios teatrales, no lo olvidemos.

Sofía Basalo.


sábado, 29 de mayo de 2010

LA VENGANZA DE DON MENDO (Noviembre 2009)



LA VENGANZA DE DON MENDO.

Teatro Muñoz Seca.

Autor: Pedro Muñoz Seca.
Director: José Luís Matrán.
Intérpretes: José Luís Matrán, José Manuel Matrán, Raúl Rodríguez, Ana Torrens, Toni Tapia, Javier Páez y Ana María Mascarós, entre otros.

SI MUÑOZ SECA LEVANTASE LA CABEZA…

Soy una persona que duda. Soy una persona que pregunta y se pregunta… y estas cuestiones en según qué situaciones luchan denodadamente por salir, por recibir su correspondiente respuesta. Sin resultado. ¿Por qué algunas obras llegan a Madrid y otras no. Qué parámetros sigue un programador para elaborar la temporada de un teatro. Qué se entiende por comedia. Quién les dice a según qué actores que realmente lo son?
… Estas preguntas me asaltaban mientras la versión de “La venganza de Don Mendo” que perpetraba la compañía que dirige José Luis Matrán, me dejaba “ojiplática”… Si es complicado que algo salga perfecto, que alguien otorgue cinco estrellas a un espectáculo, hemos de reconocer que también es realmente difícil que todo, absolutamente todo, se confabule para que algo sea literalmente una BAZOFIA.
Escribe el director de esta compañía, director de esta propuesta y por último, Don Mendo, lo siguiente: “Cuando recibí el encargo de poner en pie “La Venganza de Don Mendo” sentí una gran alegría a la par que me inundaba un fuerte sentimiento de responsabilidad; no en vano esta obra, viene a ser la más representativa del “astracán”: género creado por el célebre autor gaditano, fundamentado en el disparate y la caricatura, y que a tenor de los estudiosos, consistió en el arte de hacer reír a toda costa de lo que fuera, con habilidad y finura…”
No sé en qué pensaba este señor al poner en pie con absoluta alegría y ¿responsabilidad? Esta obra… Aunque lo que no sé todavía es quién le encargaría tal empresa… ¿Pensaba quizá que su hijo en las comidas familiares imita la mar de bien a José Luís López Vázquez y por ello se pasa las dos horas haciendo el tonto y de paso “homenajeando” al gran intérprete. Pensaba que hacer reír a toda costa es meter morcillas sin parar, intentar colar en un verso a Jesús Mariñas (eso sí, rimando). Pensaba que hacer reír es dibujar personajes ridículos, exagerando sin límite las formas, los ademanes. Pensaba que con “La Bomba” estaba todo hecho. Pensaba que cualquiera se sube al escenario y hace arte. Pensaba que la gente se ríe con cualquier cosa? Realmente en esto último sí tiene razón. La gente se ríe y se pone en pie. (Claro que si se pone en pie la sobrina de aquel que se pasa las dos horas “homenajeando” a José Luis López Vázquez, no cuenta ¿no?) con lo que, disculpen, pero no creo en la inteligencia de la gente. Creo que el público quiere reírse y lo hace de cualquier cosa hasta de lo más soez, de lo más fácil, de lo más evidente… porque en esta propuesta hay bastantes risas… aunque desde luego, habilidad, inteligencia y “finura” es precisamente lo que no hay.
Y es que no sé si alguien le ha dicho a José Luis Matrán que la comedia y más “la astracanada” se han de hacer muy en serio. Porque la risa, las situaciones increíbles y absurdas, la ridiculez de un personaje están en el texto… no es necesario que una actriz de tres al cuarto ande como si pisara huevos contoneándose exageradamente y poniendo una voz nasal insoportable para que reconozcamos en ella a una mujer interesada, hipócrita y manipuladora. No es necesario que Raúl Rodríguez que interpreta al Duque de Toro se pase las dos horas bufando como tal animalito y el resto del reparto haciéndole pases de pecho. No es necesario que se busque la risa metiendo morcillas y en esas morcillas se encuentren tacos, y expresiones tan actuales como “estar sobao”… por favor, al menos que ese “delicioso” alimento sea discretito… No es necesario que quien no es catalana intente adoptar un acento que no sabe hacer y que extrema. No es necesario que quien no sabe hablar con el acento madrileño lo intente, convirtiendo a su personaje en un chulo hortera y barriobajero. No son necesarios las lentejuelas, los brillos, la imitación al terciopelo, cuando se falla en la talla de unas mallas, en las babuchas de un personaje que teóricamente las elabora y camina con unas “pantuflas” gastadas de andar por casa y en los escudos más desteñidos que la casulla del obispo que casó a Magdalena… No es necesario nada, nada más que el buen hacer, la profesionalidad, el respeto y la responsabilidad bien sabida y asumida.
Esta compañía o grupo de amigos, no sé bien cómo catalogarlos, están pasando el rato y se nota sobre todo al final, cuando algún que otro personaje no acierta a envainar la espada y ¡¡mete una morcilla para hacer de ello un chiste!!...
Nunca he recomendado negativamente algo. Pero vamos, pagar 24 euros por esto me parece un delito…

Sofía Basalo.

jueves, 27 de mayo de 2010

BRUJAS. (Marzo 2010)


BRUJAS.

TEATRO MUÑOZ SECA.

Autor: Santiago Moncada.
Director: Manuel Galiana.
Intérpretes: Carla Duval, Juncal Rivero, Lara Dibildos, Arancha del Sol y Cristina Goyanes.


RECURRENTE AQUELARRE POST-ESTUDIANTIL…

No es nuevo el argumento donde un grupo de antiguas compañeras de colegio o instituto deciden reunirse para ver cómo las ha tratado la vida. No es algo nuevo que el repentino deseo de saber qué fue de “las otras” obedezca a oscuras motivaciones más presentes que pasadas, más actuales que pretendidamente pretéritas, más retorcidas que la simple y sana recuperación de una antigua amistad si es que ésta fue, alguna vez.
Por lo tanto, Santiago Moncada no se quebró el cerebro escribiendo “Brujas” ni tampoco se “estrujó” las neuronas cuando “ideó” un “final inesperado”, entre otras cosas porque se ve venir desde la mitad de una función que dura dos horas y a la que le sobran más o menos cuarenta minutos.
¿Por qué se empeña el autor en dar vueltas a una idea, a una imagen, a un deseo, a un motivo. Por qué estas antiguas compañeras no van al grano de una vez y no se enredan en historias raras, en cuentas pendientes que tienen que ver con anónimos pasados. Por qué esta propuesta ha ofrecido el personaje más complejo y con más matices a la “actriz” menos dotada?
Preguntas sin respuesta que convierten este encuentro teatral en algo plomizo e interminable. En algo tópico que no nos ofrece nada nuevo. En algo cansino que vuelve a reiterar que las mujeres somos nuestras peores enemigas. En algo cuyo final no me convence, porque al fin y al cabo el motivo de todo lo que ocurre en ese encuentro es el amor, un amor no correspondido; un recuerdo doloroso que se ha enquistado en el corazón de una de las cinco protagonistas; un trauma que busca su analgésico. Decía un gran filósofo: “En el amor y en la guerra todo vale, todo está permitido”, con lo que, no me parece justo que las cuatro brinden, liberadas de la “oveja negra” que les hizo daño, entre otras cosas porque brindan por la hipocresía; pues una de ellas, lesbiana, continuará junto a un marido a quien no ama; continuará con una vida que no le satisface; seguirá respirando junto al recuerdo dolorido de un amor que la ha utilizado, que se ha aprovechado de su debilidad. No me gusta el final, pues las cuatro “amigas” brindan por la hipocresía, por el rencor y sobre todo por la injusticia y la incomprensión; tal vez sea que en el fondo, estas cinco antiguas amigas, pertenecen a una clase social que se sustenta en una apariencia repugnante.
Justo es decir que si las “Brujas” hubieran estado interpretadas por otras actrices, el resultado tal vez no sería tan pesado. Justo es decir que Manuel Galiana ha hecho lo que ha podido con Carla Duval, Juncal Rivero, Arancha del Sol y Cristina Goyanes. Justo es decir que en estos cuatro casos, el resultado ha sido aceptable. Aunque debemos seguir siendo justos y no omitir que Lara Dibildos, no da para más. Algunos lo sabemos… otros, parecen no percibirlo. Por lo que me pregunto por qué le han ofrecido a ella el personaje que debería conmovernos más, el personaje con más matices, con más secretos y más dificultad para ocultarlos. La borrachera que padece este personaje las dos horas de función es patética y el llanto y el desconsuelo que esa mujer sufre, en el rostro de Lara Dibildos, es algo para olvidar.
Tengo que reconocer que tras ver la función, reconduje mis “juicios previos”. El “suspenso” se lo di “ex aequo” a Santiago Moncada y cómo no, a Lara Dibildos… por favor, no nos dejemos engañar por los “progenitores”… aunque a “esta actriz” los famosos genes le lleguen por las dos partes…

Sofía Basalo.

martes, 18 de mayo de 2010

84 CHARING CROSS ROAD. (2005)


84 CHARING CROSS ROAD.
Teatro Fígaro.

Autora: Helene Hanff.
Versión: James Roose Evans.
Traducción: Ramón de España.
Dirección y adaptación: Isabel Coixet.
Intérpretes: Carme Elías y Josep Minguell.

UN BUEN MOTIVO PARA EMOCIONARSE.

Estuvo allí. Lo consiguió. Pero él ya no estaba... O quizá sí. Estaba en ella.Dos personas no se conocen. Viven en dos mundos distintos, tal vez no. Los dos, en cierta medida, están solos... Y bajo la protectora mirada de los libros, entablan una amistad que crecerá, se desarrollará, se hará adulta y vivirá eternamente.Ésta es la historia de Helene Hanff y Frank Doel (Carme Elías y Josep Minguell).Una escritora neoyorquina que sueña con escribir teatro y un librero londinense, casado, con hijos... Dos vidas dedicadas a los libros, a las palabras, a los mundos maravillosos que, a través de sus páginas, somos capaces de explorar. Todo comienza con una carta. Una pregunta. Un libro que Helene Hanff quiere comprar.Todo comienza con una respuesta educada, correcta y un envío que llega a su destino en el tiempo y en la forma previstos.A partir de ahí, las cartas se vestirán de excusas; los pedidos serán un figurado modo de seguir abriendo las puertas de esa librería imaginada; las palabras escritas, portarán aquéllas que jamás se dijeron; Los correctos saludos, las protocolarias despedidas, serán las caricias verbales de dos amigos que jamás se conocieron... Y los libros; los solicitados, los buscados y encontrados sólo para ella, los leídos y subrayados especialmente para ella, los pensados especialmente para la lectora que más le apeteció conocer, serán el puente mágico que haga de esas dos vidas una sola existencia, el puente mágico que ella sólo cruzará cuando la realidad no pueda romper ese sueño.“84 Charing Cross Road” ha supuesto el debut en la dirección teatral, de Isabel Coixet. Un ejercicio de humildad, según la genial directora catalana. Un ejercicio llevado a cabo con una delicadeza exquisita, con un cuidado máximo. Es emocionante ver cómo los afectos de estas dos personas, se manifiestan sobre el escenario del Teatro Fígaro, poco a poco, de una forma muy sutil. En un principio ambos se sientan frente a una mesa larga, dividida en dos partes, por el tercer protagonista, La Literatura. No se miran. En un momento dado, Helene-Carme se sienta frente a Frank-Josep. Posteriormente será él, quien se siente frente a ella, y le “dirá” sin intermediarios, el contenido de esas cartas. Se hablan. A partir de ahí, se moverán, se aproximarán, “se enviarán” manualmente esas cartas. Se sentarán el uno al lado del otro, leyendo los párrafos que él subrayó para ella. Se darán los libros... Serán mucho más que una exigente compradora y un solícito librero. Él entrará en el mundo de ella, en sus sueños, en esa parte de la vida en la que todo puede suceder, en esa parte de la vida en la que lo que deseamos es más fuerte que el miedo y la realidad es algo que se cobija en nuestras manos y las cierra y nos dice “soy tuya, no me dejes escapar”. Es hermoso ver cómo son los libros ese puente que, al final, empuja, soporta la emoción de la escritora, la lleva al mundo particular de “Frankie”, ese puente que siempre estuvo ahí, que sigue estando ahí... No es una historia tan lejana... Antes eran las cartas, ahora son los correos electrónicos... Antes el tiempo te daba la oportunidad de imaginar, de sentir con más fuerza, de canalizar ese sentimiento... Ahora la vida, el amor, la amistad, padece la enfermedad de la prisa, todo tiene que ser ahora, ya mismo... Carme Elías, estima que esa prisa no nos impide sentir con fuerza... Yo quizá, soy más pesimista... Ahora no imaginamos, no tenemos tiempo para imaginar, además eso supone un trabajo añadido... Y normalmente, la realidad convierte lo imaginado en una figura nebulosa, en blanco y negro... Todo, en esta puesta en escena, está concebida para la emoción, para que el espectador pueda leer eso que no se dice y que de una forma tan exquisita, nos muestran estos dos grandes actores; Eso que va naciendo, poco a poco, al eliminar de la despedida lo que la hace formal y mecánica; eso que va creciendo, poco a poco, al incluir una receta de cocina en una carta que, inicialmente, sólo buscaba adquirir un libro; eso que va haciéndose adulto, poco a poco, en el envío generoso de un regalo por navidad y pascua; eso que es eterno, cuando al fin, uno de los dos, incluye la palabra Amor, en las misivas. Carme Elías y Josep Minguell caminan a través de esos veinte años, de una forma sumamente delicada. Es absoluta su comunicación, su unión, su compromiso con los personajes que interpretan. Quieren lo que hacen y se nota. La verdad siempre se nota. Isabel Coixet, escribe, parafraseando a la propia autora, que su único deseo, es que el espectador, a la salida de la representación se diga a sí mismo: “Yo viví aquello, yo estuve allí, yo me emocioné”... Creo que su deseo se ha cumplido... No lo creo, lo sé.


Sofía Basalo.