domingo, 8 de noviembre de 2009

TE QUIERO, ERES PERFECTO, YA TE CAMBIARÉ. (Noviembre 2006)



TE QUIERO, ERES PERFECTO... YA TE CAMBIARÉ.

Pequeño Teatro Gran Vía.

Texto y Letras: Joe Dipietro.
Música: Jimmy Roberts.
Adaptación texto: Pablo Muñoz-Chápuli.
Adaptación canciones: Alberto Moreno, Sara Benavente y Pablo Muñoz-Chápuli.
Intérpretes: Sara Benavente, Cristina Simarro, Pablo Muñoz-Chápuli y Jorge Gonzalo.
Música: Paloma de Juan y Enrique Poves.


... OTRO MUSICAL.



Ellas, ellos... Y el amor. Estarán de acuerdo, en que es ésta una fórmula que no falla. El eterno encuentro, desencuentro posterior y final reconciliación no pasan de moda. El ser humano tiende a cometer los mismos errores, a actuar con igual torpeza, a modelar a su gusto al contrario elegido... o al menos, a intentarlo... En fin, la conocida historia que, a pesar de todo, se hace con el favor del público.
Esto es “Te quiero, eres perfecto... ya te cambiaré”.
Un musical de pequeño formato que regresa a la capital de la mano de la compañía “Tela-Katola”.
Ellas son Sara Benavente y Cristina Simarro. Ellos, Pablo Muñoz-Chápuli y Jorge Gonzalo. Cuatro intérpretes que encarnarán a los distintos personajes, protagonistas todos, de las historias y situaciones que, sobre el escenario, se nos irán presentando y en las que, también, serán incluidos, los músicos, que forman parte activa de un espectáculo tremendamente sencillo y ágil.
No hay hilo argumental; el único nexo que une los diferentes “gags”, son las relaciones interpersonales y el tiempo. Al comienzo del espectáculo, somos testigos de una primera y curiosa cita; al final, encontraremos la historia más tierna; en ella, los protagonistas son dos personas mayores... siempre es buen tiempo para enamorarse y recomenzar... ¿no?
Estamos ante una puesta en escena fluida y perfectamente resuelta por las dos parejas. Todos ellos cantan e interpretan notablemente bien... aunque, no hemos de olvidar que los personajes carecen de gran complejidad. Son estereotipos, con características exageradas para la ocasión, que buscan el entretenimiento... algo que consiguen, por otra parte.
No vi el montaje que hace unos años dirigieron Esteve Ferrer, en la parte escénica y Manuel Gas, en su vertiente musical... con lo que no puedo comparar... pero, hay un dato a tener en cuenta, y es que en Norteamérica ( en el Westside Theatre de New York) lleva bastantes años en cartel, cosechando éxitos... Por algo será ¿no?

Sofía Basalo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

ADULTERIOS. (AGOSTO 2009)


ADULTERIOS.

Teatro Maravillas.

Autor: Woody Allen.
Adaptación: Nacho Artime.
Dirección: Verónica Forqué.
Intérpretes: María Barranco, Miriam Díaz-Aroca, Fermí Herrero, Fernando Acaso Y Paloma Bloyd.



UNA COMEDIA MARAVILLOSA Y UN TEATRO AL QUE LE SOBRA EL NOMBRE…

Aunque últimamente parece que la risa sólo la ocasionan la vulgaridad y los chistes fáciles, intuía que su origen también podía hallarse en un texto inteligente, en unas interpretaciones impecables, en una dirección genial; en una buena propuesta, en definitiva. Como soy un poco “cabezota”, no he querido abandonar la esperanza de asistir a una comedia elaborada con talento y tal estado ha resultado satisfecho, doblemente satisfecho, diría, porque es muy difícil valorar positivamente algo cuando al mismo tiempo estás padeciendo el mal diseño del lugar, la mala planificación del recinto teatral, su deficiente boceto… es muy difícil ser objetivo cuando todos esos factores te obligan a permanecer una hora y media de pie, sin aire acondicionado y con una señora al lado a la que le molesta el ruido de un abanico… Cuando un teatro nos pone más que difícil algo tan obvio como ver la función. Un teatro que ha sido remodelado, abierto al público nuevamente hará tres años más o menos y para más inri, de la mano de gente de teatro, cuyos padres y abuelos han hecho teatro toda la vida… Como apuntaba unos renglones más arriba, una servidora vio la función de pie, de principio a fin (afortunadamente me dieron la última fila, porque si “me toca” otra más allá de la décima, hubiera estado condenada a ver las cabezas de las personas que se me hubieran sentado delante) y a pesar de ello, pudo entrar de lleno en las tres historias de amor y desamor que en el despacho de una peculiar psicoanalista estaban teniendo lugar; en las hilarantes y lapidarias frases que volaban de un personaje a otro con agilidad y acertada entonación; en el buen trabajo de Miriam Díaz-Aroca, actriz por la que quien escribe apostaba más o menos, nada; en las situaciones quizá exageradas en extremo al final de la obra y que sin embargo el público cree de lleno, hasta distinguir en los personajes a algún que otro conocido.
El tema central seguramente está más que trillado pero por ello no deja de ser eterno, tanto como el ser humano, dispuesto siempre a caer en la trampa de los afectos envueltos en palabras que no quieren decir nada, dispuesto a la falsa insatisfacción que nos impide ser nosotros mismos, dispuestos a querer más de lo que poseemos, dispuestos a no valorar aquello que se sienta cada tarde a nuestro lado… dispuestos a jugar con nuestros semejantes sin importarnos su dolor, sus sueños, sus ilusiones… Por esta razón, por la inteligencia de su autor y, cómo no, por el buen trabajo del equipo que la ha traído a España, esta comedia se escribe con mayúsculas. Algo maravilloso se respira, pues, en un teatro al que, lamentablemente, no le va su nombre.

Sofía Basalo.