EL BAILE.
Centro
Cultural Fernando Fernán-Gómez.
Autor: Edgar
Neville.
Versión:
Bernardo Sánchez.
Director:
Luis Olmos.
Intérpretes:
Pepe Viyuela, Susana Sánchez y Carles Moreu.
… UN
SUCEDÁNEO…
Seguramente
Edgar Neville escribió en los años 50 una comedia romántica deliciosa, con
diálogos brillantes y personajes profundos.
Seguro, no lo
niego, pero la actualización a la que se ha visto sometida, la han convertido
en una comedia romántica, sin más. Bien interpretada, bien dirigida, pero nada
más.
No he leído
esta obra (la original), tampoco su secuela (Una segunda que el autor escribió
a la vista del enorme éxito que “El Baile” obtuvo en aquel tiempo) pero sí la
vi con alguien que leyó las dos y que, a la salida, me dijo que había estado
bien, aunque los “corta-pega” se notaban demasiado. No tengo nada en contra de
las versiones o actualizaciones, pero se han de hacer sin que la calidad quede
menoscabada y aquí, creo, que se ha quedado lastimada.
No puedo
decir que “El baile” sea una obra mal hecha, mal interpretada porque no es así.
Incluso el personaje que interpreta Pepe Viyuela es más que entrañable por su
rareza, su amor repleto de generosidad, porque no existe una persona así, en
definitiva… Y sería maravilloso que existiera. Pero, a mis ojos, no tiene nada
de especial, nada porqué ser recuperada. Es una comedia, en la que el amor se
pasea imperturbable y eterno a lo largo de casi un siglo. Nada más.
Decir que
este baile que nunca se llega a efectuar y que se divide en tres partes (tres
pasos a tres) es la conjunción de las dos obras que escribió originariamente
Neville. Los dos primeros se corresponden propiamente con El Baile, pero el
tercero, el que se sitúa en esta época, pertenece a la secuela de la obra,
donde el personaje femenino es la nieta de la protagonista que es como “una
gota de agua” y que sigue siendo el eterno amor de los dos amigos.
“El baile” es
una propuesta muy sencilla en la que los intérpretes se mueven de un modo muy
ágil y muy cómplices. Todo parece muy fácil en ella, todo fluye con un ritmo
muy suave y delicado.
Los tres
actores están impecables. El único “pero” que puedo ponerle es, en este caso,
una versión que ha simplificado en exceso una literatura dramática brillante e
ingeniosa (según me han dicho y según he podido leer en diversos medios de
comunicación)
Sofía Basalo.