viernes, 15 de junio de 2012

HAY QUE DESHACER LA CASA (Enero 2012)




HAY QUE DESHACER LA CASA.
Teatro Arenal.

Autor: Sebastián Junyent.
Versión: Andoni Ferreño.
Dirección: Andoni Ferreño.
Intérpretes: Jorge de Juan y Luis Fernando Alvés.

DESHACER, PARA REHACER…

Dos personas se vuelven a encontrar al cabo del tiempo. Esas dos personas son hermanos. Cada uno ha afrontado la vida de un modo distinto. Uno de ellos, huye de un ambiente asfixiante y áspero. El otro, presa del terror y del miedo inconsciente hacia lo que el exterior le ofrece se engaña y cree querer quedarse en la casa paterna; cree ser pueblerino; cree estar enamorado de su novia de toda la vida y cree, finalmente, ser feliz… Mientras la infelicidad vestida de costumbre mina, poco a poco, su presente.
Tras la muerte de la madre, el padre falleció años antes, estos dos hermanos se reúnen para discutir la herencia. Este motivo hará que todo aquello adquiera un enorme valor emocional. Los reproches golpearán las paredes de esa casa, la verdad sacará de la penumbra generosa del recuerdo, los momentos que ambos compartieron con su padre. Un padre omnipresente en la vida de dos seres que, a su manera, han intentado liberarse de las cadenas del rencor, de la frustración y de la mala educación que siempre siembra la incomprensión y la tiranía.
Sebastián Junyent escribió esta obra para dos mujeres, dos grandes actrices (Amparo Rivelles y Lola Cardona) que, en su momento, hicieron de ella una obra enorme.
Parece ser que el autor y Andoni Ferreño, director y realizador de la versión que podemos ver en el Teatro Arenal, contemplaron la posibilidad de volver a llevarla a escena y convertir a los dos protagonistas en dos hombres.
La idea está bien y he de reconocer que, como director, el trabajo de Ferreño es notable.
Jorge de Juan y Luis Fernando Alvés, sobre todo el primero, llevan a cabo un trabajo más que solvente. El viaje emocional que los dos personajes emprenden al entrar en esa casa agotaría a cualquier ser humano; los dos intérpretes reflejan a la perfección ese trayecto lleno de baches, de socavones, de obstáculos, de miedos y recelos... Y sin embargo encuentro algunos aspectos que no me acaban de cuadrar. No sé si serán prejuicios o alguna imagen que el autor pensó y dejó escrito para las dos mujeres protagonistas, en su origen, de esta obra.
Por otro lado, considero que colocar el retrato del padre a modo de puzle sobre las paredes de la casa ha sido un acierto; el clima de agobio y opresión que produce, es justo lo que están viviendo las dos personas que muy a su pesar regresan a la que fue su casa para deshacerla, no sin antes haberse deshecho a sí mismos.
… Me pregunto cómo pasará la noche Cosme (Jorge de Juan)… Borracho, con la única luz que le presta una lánguida vela… ¿Sobrevivirá al peso de su propia infelicidad, de su propia impotencia, de su propia inseguridad… Al peso de la eterna mirada de su padre…?

Sofía Basalo.



lunes, 11 de junio de 2012

MADAME BOVARY (Febrero 2012)




MADAME BOVARY.

Autor: Gustave Flaubert.
Adaptación: Emilio Hernández.
Dirección: Magüi Mira.
Intérpretes: Ana Torrent, Juan Fernández, Armando del Río y Fernando Ramallo.

LIBERTAD EN FEMENINO.

Emma Bovary es una mujer culta. Una mujer que lee, piensa, sueña, desea… Mientras ve pasar la vida ante sus ojos…
Emma Bovary opina que cada vez que una mujer es atraída por un deseo, existe ya una norma pensada para reprimirlo, para castigarlo, para condenarlo… Aún así, ella intenta vencer a esas normas, intenta traspasar los límites y desea… Desea… Y vive sus deseos… Y esos deseos la poseen, la atrapan, la atan a un placer tremendamente doloroso…
Emma Bovary pasó, como muchas otras mujeres, de estar tutelada por su padre, a estarlo por un marido mucho mayor que ella, por un marido con el que nada podía compartir, por un marido que la adoraba… Y a quien ella despreciaba inconscientemente quizá, cansada de ese color azul que la vistió de niña, que ahogó sus deseos de mujer y que cada día hizo presente su insatisfacción…
Emma Bovary encontró su refugio en los libros, en historias que ella misma protagonizaba, en fantasías reales que depositó en brazos de un hombre que jamás la quiso, en fantasías adúlteras que cobijó en los jóvenes ojos que sí vieron en ella la belleza…
… Pero Emma no supo controlar la pasión… Emma no supo vivir ardientemente en un mundo que destruye las pasiones, que las ahoga, que las anula… Emma prefirió morir a reconocer su fracaso y con él la humillación de un marido capaz de consentir la traición con tal de tenerla a su lado para siempre… No siempre el amor puede salvarnos…
En la época en la que Gustave Flaubert escribió “Madame Bovary”, apostar por la libertad en el comportamiento amoroso era prácticamente un suicidio social. En Francia, primaba la hipocresía; era habitual entre las parejas pudientes, la existencia de amantes por las dos partes; sin embargo lo imperdonable, lo deshonoroso, lo execrable era que este hecho saliera a la luz… Flaubert también fue valiente al escribir esta obra, ahondando en las motivaciones que llevaron a la protagonista a cometer tales “locuras” y defendiendo su texto ante los tribunales.
Es ésta la primera vez que Madame Bovary sube a las tablas de un escenario. La versión libre de Emilio Hernández es impecable. Magüi Mira siempre comprometida con la mujer, ha dirigido esta puesta en escena y lo ha hecho de una manera muy sutil, muy limpia. El color azul envuelve la realidad fría y distante de esta mujer, iluminada por un cálido amarillo cada vez que el deseo aparece ante sus ojos y ante los ojos de los dos hombres que a un tiempo la conducen hacia un territorio apasionante y peligroso.
Ana Torrent está inmensa como Emma Bovary. Sus monólogos vehementes, a veces desesperados y siempre llenos de vida los dice con una verdad emocionante y sobrecogedora. Nunca había visto a esta actriz sobre un escenario y ha sido una sorpresa sumamente agradable. Juan Fernández es el marido de Emma; el amante fiel y sosegado, el marido-padre de la niña que quiere ser mujer; su trabajo es más que notable.
Quizá el actor al que he visto con menos presencia sobre el escenario ha sido Fernando Ramallo. (El amante joven de Emma)
No quiero concluir este comentario con esta nota “menos buena” con respecto a una obra de la que me ha quedado el recuerdo fantástico de Ana Torrent como Emma Bovary y el fragmento escrito por Magüi Mira en el programa de mano; un fragmento reivindicativo… Aún hoy, muchas mujeres nos prohibimos el placer por el placer mismo… Ya es hora de que recordemos que lo único importante es vivir… Y a eso también tenemos derecho, un derecho que nadie ni nada debe quitarnos (y menos, nosotras mismas).

Sofía Basalo.