martes, 27 de julio de 2010

ESCÁNDALO EN PALACIO. (Octubre 2009)


ESCÁNDALO EN PALACIO.

Teatro Reina Victoria.

Autor y director: Pedro Ruiz.
Intérpretes: Pedro Ruiz y Lidia San José.


¿ES ESTO TEATRO?

Supongo que Pedro Ruiz sentía “hambre” de escenario. Supongo que experimentaba la imperiosa necesidad de reflexionar en voz alta como tantas veces. Supongo que este polémico personaje quería decirnos lo que piensa, la verdad de este mundo sucio y ruin por el que transitamos no como ciudadanos, sino como súbditos…
Afirmamos pues que Pedro Ruiz necesitaba exponer sus teorías, más o menos certeras y que durante el proceso de creación, pensó que si tal exposición era elaborada en forma de monólogo quizá no tuviese gran éxito, por lo que buscó compañía. Así pues unió su nombre al de Lidia San José, una joven actriz, guapa, que no sé a razón de qué, se queda en braga y sujetador, en un momento dado, al cambiarse de ropa sobre el escenario… Con estos ingredientes, el polifacético artista, metido a actor, director y dramaturgo, “cocinó” una obra de teatro que llamó Escándalo en Palacio
Pero ¿el resultante es realmente una obra de teatro?... Sinceramente, no lo sé. Se nota mucho el discurso panfletario del autor, se nota que al “tronco” le han salido numerosas “ramas” y que éstas son endebles, innecesarias, insustanciales… se nota que para “hacer gracia” ha metido alguna que otra morcilla o chiste vulgar que, sinceramente, decepciona... se nota que “la parte interesante” de este texto “se la ha quedado Él”… se nota que “Ella” está de adorno, como frágil pretexto… se nota que “Ella” es un reclamo, una muñeca para que la escenografía resulte más mona, la gente piense: “Pedro Ruiz hace algo nuevo” y haya, así, un porqué para un escándalo palaciego que deja mucho que desear… y no es que una servidora sienta un rechazo insuperable por el Señor Ruiz, de hecho, ha aplicado en su vida más de una de sus reflexiones… pero, sí creo que en esta ocasión el onubense “se ha salido fuera de tiesto” (por no resultar soez) y ha patinado estrepitosamente.
Ni Escándalo en palacio es teatro ni él actor… con lo que personalmente le recomendaría al motor de este proyecto se ciñera a sus polémicos monólogos que no hace mal… sobre todo cuando la vulgaridad no bucea entre las páginas de un guión escrito por alguien en teoría inteligente y audaz… Y la paradoja es que Pedro Ruiz reúne en sí estas dos características…

Sofía Basalo.

sábado, 3 de julio de 2010

LA LEY DE LA SELVA. (Abril 2010)

LA LEY DE LA SELVA.

Teatro Arenal.

Autora: Elvira Lindo.
Dirección: Nieves Gámez.
Intérpretes: Mariola Fuentes y Tomás Gayo.

LA REINA DE LA SELVA.

Lupe (Mariola Fuentes) se pregunta cómo será un viernes por la noche más allá de las paredes de su casa. Lupe se lo pregunta porque su marido Ricky (Tomás Gayo), prestigioso dentista, es un hombre aburrido y sin imaginación, que la tiene poco menos que enclaustrada entre su consulta y su propia casa. La vida de nuestra protagonista comienza a cambiar cuando una noche, al bajar la basura, conoce a un hombre, que resulta ser vecino suyo y además, un Don Juan deseoso de que alguien escuche sus aventuras, más cercanas a las fantasmadas que a la realidad. Lupe las escucha deseando que ese hombre sea diferente a su marido, hasta que descubre que es igualito al que la espera engañado un piso más abajo. Al contrario de lo que pudiera parecer, este hallazgo no la desanimará, sino que será el resorte definitivo para tomar la osada decisión de escapar de su encarcelamiento, sola, aunque únicamente sea para acabar en los brazos de un tercer hombre más desatinado que los dos anteriores.
Ésta es la selva teatral en la que Mariola Fuentes ha debutado a lo grande; derrochando simpatía, humor y una resolución al estilo de las grandes del género; tanto es así que hace buena a su pareja, Tomás Gayo. Actor un tanto gris, que en esta ocasión se desdobla en tres personajes, siguiendo de una forma notable a nuestra protagonista. Y esto precisamente lo consiguen los buenos profesionales; los que obligan y ayudan al compañero a responder de una forma solvente ante una presencia poderosa. Lo más curioso, es que en esta propuesta, repleta de humor e ironía, personalmente, la carcajada me la propició Tomás Gayo en la vuelta de tuerca que supone su tercer personaje, un pianista con unos colmillos que no dejan de crecer y que la compañía ha aprovechado para acentuar aún más, si cabe, el carácter hilarante de una propuesta, repito, absolutamente ingeniosa.
El argumento no es nuevo y sin embargo la ironía y el humor con el que la autora nos lo presenta lo hace novedoso. La risa es continua en un sencillo montaje que presenta a una actriz sobresaliente que al caer el telón se ha convertido en la auténtica Reina de la selva.

Sofía Basalo.

LA MUJER DE NEGRO (2007)


LA MUJER DE NEGRO.

Teatro Infanta Isabel.

Autora: Susan Hill.
Adaptación: Stephen Mallatratt.
Versión de Juan Vi Martínez Luciano y Ana Gimeno Sanz.
Dirección: Eduardo Bazo.
Intérpretes: Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan
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TERROR SIN EFECTOS ESPECIALES.

Arthur Kipps (Emilio Gutiérrez Caba), abogado de mediana edad, alquila un teatro y contrata los servicios de un actor profesional (Jorge de Juan) para que le ayude a recrear un suceso fantasmagórico que le ocurrió hace algún tiempo y que lo ha dejado marcado. Tiene la esperanza de que esto le pueda servir de exorcismo y lo libere de la carga que pesa sobre él desde entonces.
El público es testigo de los ensayos, de la preparación de esta nueva vivencia. Ante él, el abogado comienza a leer los hechos que ha relatado detalladamente en un diario. Ante sus expectantes ojos y oídos tiene lugar el exorcismo que, a fin de cuentas, será el principio de una nueva carga, que irá a parar, en esta ocasión, sobre los hombros del actor que interpretará al joven letrado, encargado de resolver los asuntos financieros de la difunta Sra. Drablow.
No es habitual ver una obra de terror sobre los escenarios. No hablo de suspense, sino de terror. De apariciones, muertos que caminan silenciosos por el patio de butacas o rostros cadavéricos que se asoman a través de un decorado en penumbra. No es habitual... los recursos técnicos quizá sean más limitados... el teatro es un arte artesanal y, tal vez, se tenga las manos un poco atadas en ese aspecto... Quizá también haya que utilizar la imaginación para crear ese clima especial... de intriga, de expectación... de terror, en sí.
En “La mujer de negro” se han utilizado muy bien los recursos. Se ha utilizado la luz, la penumbra, las sombras y los sonidos, resultando sumamente fácil entrar en el exorcismo que demanda el protagonista. El ritmo de la obra es perfecto y el suspense, la tensión van en aumento de forma progresiva; desde un comienzo simpático e hilarante, en el que creemos ver un escenario vacío.
Tras la oscuridad, tras las opacas cortinas, tras los muebles enfundados en amplias sábanas, tras la puerta cerrada misteriosamente, o tras la silueta de una escalera sin fin... se guardan los secretos de un estupendo montaje que cuenta, sin duda, con una historia perfectamente trazada, con un buen director, sin olvidar al “original” Rafael Calatayud, y con dos actores sensacionales.
Emilio Gutiérrez Caba repite en el personaje que nueve años atrás le llevara a conseguir el premio al mejor actor por la Unión de Actores, desempeñándolo con total maestría; por su parte, Jorge de Juan, artífice de esta reposición, da vida al actor contratado por el abogado y que para su desgracia se topará de bruces con la enlutada dama. Ciertamente, ambos actores nos regalan una jornada agradablemente terrorífica... si bien, una servidora... en el fondo, apasionada “fan” de este tipo de historias, películas, novelas... descubra desde un principio, bueno desde que aparece el femenino espíritu que no logra descansar en paz , “la sorpresa” que el contratado actor cree, inocente, que le ha querido reservar el asustado Arthur Kipps.

Sofía Basalo.