martes, 27 de enero de 2009

DESCALZOS POR EL PARQUE (Enero 2008)




Teatro Lara.

Autor: Neil Simon.
Versión, adaptación y dirección: Pep Antón Gómez.
Intérpretes: Jorge Sanz, Rosa Boladeras, Magüi Mira, Fermí Herrero y Álvaro Roig.



COMO EN EL CINE...

Aunque este texto de Neil Simon fue concebido para el teatro, la mayoría lo recordamos en los rostros de Robert Redford y Jane Fonda. Aunque el mismo data de 1963 no resulta anacrónico. Los valores que de él se pueden extraer son absolutamente actuales. Una actitud vital que nos impulse a hacer lo que otros miran y no a mirar lo que otros hacen. Un carácter abierto con el que acoger, aceptar, comprender y conocer a los demás antes de prejuzgarlos y excluirlos. La imagen de una mujer con cincuenta años que conserva las fuerzas para amar y continuar viva en una sociedad en la que es invisible... en la que continúa siendo invisible... “Descalzos por el parque” es una comedia, un divertimento en el que es el ser humano en sí el que se enfrenta a unas determinadas situaciones de las que nace la hilaridad, de las que nace la misma comedia... y el ser humano no ha cambiado en absoluto... y al ser humano le sigue costando sobremanera pasear descalzo por el parque en pleno invierno... de hecho no lo hace... quizá por ello se considere a este texto un clásico. Un clásico que vale la pena recuperar de vez en cuando, revisar de vez en cuando o adaptar de vez en cuando. En esta ocasión la nueva adaptación de Pep Antón Gómez tiene un “pero” y es que no es nueva. Admito que es la primera vez que veo esta obra en teatro, pero cada giro, cada ademán, cada palabra (aunque afirman que el texto se ha actualizado), cada gesto, la canción que canta y baila Rosa Boladeras como “Corie”... me evocan la película... tuve la sensación de estar viendo y escuchando la película que en 1967 dirigió Gene Saks. Todo en esta nueva puesta en escena recuerda a la película... salvo los espacios que, lógicamente, no pueden tener cabida en el teatro... Pueden pensar que, claro es el mismo texto así que se tienen que parecer por fuerza... no es exactamente eso... es que no ha habido un trabajo de adaptación o al menos yo no lo he visto... es que es como si el escenario del Teatro Lara fuera la pantalla de un cine en el que estuvieran proyectando la película... aunque sin sus actores protagonistas, claro... no hay originalidad, no hay nada nuevo en esta propuesta.
Los intérpretes son verdaderamente notables, con unos secundarios de lujo, Magüi Mira, Fermí Herrero... sobran las palabras. En fin, debo admitir que me gustó... ya me gustó la película... pero no me parece que la evocación cinematográfica sea lo que el teatro deba provocar.

Sofía Basalo.

domingo, 25 de enero de 2009

UNA HISTORIA DE FANTASMAS (Enero 2008)



Sala Ítaca.

Autor: José Ramón Fernández.
Director: Luis Bermejo.
Intérpretes: Miguel Barderas, Beatrice Minotti, Luis Crespo, Eugenio Gómez, Aída Villar y Walter Luzarreta.

PERFECTA CULMINACIÓN DE UNA TRILOGÍA PERFECTA.

Un grupo de actores ensaya una obra que cuenta una historia de fantasmas... de espíritus... de almas que deciden quedarse en una, dos, tres fotografías... que deciden mirarnos eternamente a través de los ojos que nos miraron una vez... que deciden permanecer a nuestro lado pues no se decidieron a partir hacia ese lugar desconocido y alumbrado entre supersticiones o creencias...
Un grupo de actores ensaya una obra inacabada... Cinco personajes que se corresponden con diferentes formas de sentir, de vivir incluso... de sobrevivir de una forma más o menos absurda en medio de un mundo sustentado por causalidades... cinco personajes deciden abrir una cajita de hojalata en la que guardan los recuerdos más dolorosos... deciden poner en común sus distintas formas de estar en la vida... pisando o no una multitud de fotografías que los observan desde el suelo...
La propuesta escrita por José Ramón Fernández, autor presente de una forma discontinua en la puesta en escena, es ingeniosa, original y enormemente divertida.
Esta particular “Historia de fantasmas” critica de una manera inteligente no ya las creencias, a menudo infundadas, en un más allá que anhelamos... se dirige sobretodo a la superchería... a la manipulación con la que algún que otro charlatán puede someter al ciudadano más desesperado o inocente... al miedo con el que vivimos, con el que caminamos a través de un universo plagado de incógnitas, de señales, de vanos augurios, de avisos arbitrarios impidiéndonos ser libres...
Esta obra culmina la trilogía formada por “Un momento dulce. La felicidad” y “Hoy es mi cumpleaños”. Trilogía en la que hemos encontrado obras de teatro frescas, de temática contemporánea, tratada de un modo igualmente moderno, ágil y en total comunión con el espectador.
La compañía de teatro “El Zurdo” se convierte de este modo en punto de referencia de un teatro moderno, que busca lenguajes y registros artesanales, en los que el teatro desde su pureza se muestra sin envoltorios rancios y caducos ante los ojos y oídos de un espectador capaz de sorprenderse, capaz de elaborar, capaz de imaginar y optar, como en esta fantasmal historia, por el desenlace más en consonancia con su propia convicción...
Ah! No podía olvidar la música... siempre presente en los trabajos de esta compañía que, desde luego, no merece el olvido de la magnífica y bien modulada voz de Beatrice Minotti...

Sofía Basalo.

lunes, 19 de enero de 2009

VOCES (SOME VOICES) (Mayo 2008)



Sala Pequeña del Teatro Español.

Autor: Joe Penhall.
Traducción: Joan Sellent.
Dirección: Marta Angelat.
Intérpretes: Pablo Derqui, Toni González, María Ribera, Jordi Ballester, Carles Sales y Jordi Brau.


EXTRAORDINARIO RETRATO HUMANO.

Presos en su malherida humanidad. Presos de unas voces que respiran en algún lugar de su cerebro. Presos en una sociedad que estigmatiza, rechaza e ignora. Seres humanos doloridos como todos, pero con un dolor más fuerte y también más ingrato. Esta obra, una de las más celebradas de Joe Penhall, no exhibe ni caricaturiza; no se instala en un tópico superficial y vacuo; muestra, comprende, invita a conocer y a reflexionar. En esta obra vemos personas que un día quedaron atrapadas en un mundo desconocido, oscuro quizá y siempre inquietante, que de vez en cuando asoman su rostro al mundo real y viven y aman y planean un futuro condicionado siempre. En esta obra vemos a otras personas que desde “la normalidad” han de convivir con la enfermedad, han de combatir contra lo desconocido con el único argumento posible, el amor; otras personas que han de ceder parte de su tiempo, de su intimidad, de su libertad, de su futuro, de su vida en sí, a unos ojos a veces asustados, a veces alucinados, a veces asombrados... y siempre necesitados de afecto... Los personajes de esta obra son seres humanos, gente normal, que un día se adentró a través de un camino desconocido cuya salida no es capaz de encontrar, en donde la química biológica no acierta a “descruzar” los cables de su mente... aún así cuando la tempestad se aleja de su orilla son seres inteligentes, afectuosos, son seres aún más cuerdos que aquellos que pasean su sombra por la cotidianidad... “Las voces” pone de manifiesto la incidencia pública, la problemática social de una dolencia que impide ser en plenitud... el sonido de una voz que martillea un cerebro consciente de su inexistencia... la incapacidad de estas personas de liberarse del ritual de unos fármacos que los adormecen, que ralentizan su razonamiento, que merman su vitalidad... y sin los que un proyecto vital sería inconcebible... Todo en esta propuesta es magnífico, desde su escenografía, pasando por la dirección de la debutante Marta Angelat, hasta llegar a los intérpretes, impecables y repletos de verdad. Justo cuando comencé a reír con “la crisis” de uno de los personajes, recordé que no era la primera vez que escuchaba estas voces; recordé el comentario que había oído hace algo más de un año; recordé cómo una persona afectada de esquizofrenia hablaba de las risas de los espectadores; recordé cómo se esforzaba en dejar claro que eso era verdad, que él había estado en esa situación, la angustia inenarrable que los invade cuando la gente de su entorno niega la verdad que están viviendo y creen de manera absoluta... recordé ese comentario y dejé de reírme para entrar de lleno en la realidad solitaria e incomprendida de aquellos a los que condenamos a la locura, nosotros, los otros locos.

Sofía Basalo.

lunes, 12 de enero de 2009

TERAPIAS (Junio 2006)



Centro Cultural de la Villa.

Autor: Christopher Duran.
Versión: Juli Disla.
Dirección: Rafael Calatayud.
Intérpretes: Marta Belenguer, Sergio Caballero, Mamen García, Rafael Calatayud, Carlos Amador y Juli Disla.
Companyia La Pavana.

El amor puede encontrarnos en cualquier situación, detrás de cualquier “nick” y tras un perfil más o menos falseado.
El amor puede esperarnos en un restaurante atendido por un enigmático camarero y, ¿por qué no? Saludarnos tras los ojos de un caballero que no es tan alto, tan rubio ni tan perfecto como se describió en un determinado e-mail. Tras la emotiva sonrisa de un caballero que, en diez minutos, nos pide en matrimonio... perdón, le pide en matrimonio a Pruden (Marta Belenguer), y le propone vivir en un bonito apartamento, en cuyo garaje vivirá también Teo (Juli Disla)... su novio... ¿El novio de quién?, se preguntarán... el novio de Òscar (Sergio Caballero)...
Óscar y Pruden se conocen virtualmente en un chat... al que sólo han entrado una vez (eso dicen). Se atraen, se gustan... salen... y no son felices, ni comen perdices... porque la bisexualidad de Óscar confunde a Pruden... aunque ésta llega al lugar de la cita previamente confundida.
Pruden es una treintañera inestable. Busca a un hombre maravilloso, sabe que no existe, pero lo busca, aunque tiene miedo de encontrarlo.
Óscar, tiene pareja estable. Su pareja es Teo, aún así, quiere casarse, tener hijos con una mujer... y no abandonar a Teo, claro... ¿Por qué no va a ser posible?...
Los dos protagonistas, un tanto desequilibrados, (de tontos y locos, todos tenemos un poco), acuden, periódicamente a la consulta de sus respectivos psicoanalistas... más desequilibrados todavía.
El Dr. Martone (Rafael Calatayud) “escucha” los miedos de Pruden.
La Dra Bornikoff (Mamen García) intenta buscar la palabra exacta de las dolencias de su “propósito” llamado Óscar.
“Terapias” es, en fin, un juego teatral de ritmo trepidante, divertido; tratado con inteligencia, profesionalidad y buen gusto.
Los tres espacios escénicos en los que la acción se desarrolla, los encontramos en un único triángulo que a un tiempo hace las funciones de restaurante, apartamento de Óscar y las respectivas consultas médicas.
El enredo, la rapidez, el humor va creciendo a medida que este vodevil sin puertas, que nos recuerda sorprendentemente a las propuestas cinematográficas de Woody Allen, va mostrando el surrealista nudo, de un planteamiento sencillo y de un desenlace sumamente original.
Los seis intérpretes se desenvuelven con desenfado y agilidad en esta comedia, en la que hasta los excesos son bienvenidos en un trabajo hecho con gusto y ganas.
“Terapias” llega a Madrid habiendo sido galardonada como mejor espectáculo de las artes escénicas de la Generalitat Valenciana y su actriz, Mamen García, premiada como mejor actriz en papel de reparto.
Todos los intérpretes desempeñan su labor de un modo notable, pero, a decir verdad, mamen García, hace de su “teatral” desequilibrio algo memorable. Son suyos, enteramente suyos, los puntos álgidos de una estupenda comedia.

Sofía Basalo.

lunes, 5 de enero de 2009

EL HOMBRE ALMOHADA. (Octubre 2007)




Teatro Fernando de Rojas.

Autor: Martin McDonagh.
Versión: Isabel Montesinos.
Dirección: Denis Rafter.
Intérpretes: José Vicente Moirón, Javier Magariño, Gabriel Moreno, Lourdes Gallardo y Luis Mariano López.

INOCENTES

El condenado que no puede leer lo que se escribe en el cartel que cuelga de su cuello, que desconoce el delito que lo condujo a esa celda maloliente, que comparte pena con un asesino y un violador, al que el asesino escupe, del que unas monjas huyen, el que es objeto de la risa sarcástica de un caminante anónimo... seguramente es inocente... seguramente sobre el cartel que cuelga de su cuello se lee esa palabra... y la inocencia ya no es una presunción, y en la inocencia caben todos los delitos, y la inocencia es una conducta sospechosa, amenazante, inductora, cómplice y temeraria...
Inocente es también Katurian, el protagonista y contador de cuentos de la obra de Martin McDonagh. Inocentes son los policías, al servicio de un sistema totalitario que necesita forzosamente un culpable. Inocente es Michael, el hermano maltratado del escritor macabro e inocentes son los niños muertos y protagonistas póstumos de unas literarias torturas.
“El hombre almohada” es un magnífico texto, una elaborada y bella metáfora sobre una dramática realidad: La violencia y el maltrato infantil.
El escritor irlandés ha imaginado un estado totalitario en el que se han producido una serie de asesinatos. Se detiene a un escritor de cuentos cuyos argumentos coinciden de forma sospechosa con el modus operandi del asesino. Los policías que interrogan al escritor lo creen autor intelectual de unos delitos que estiman, ha cometido su hermano deficiente.
Estos métodos violentos, brutales, torturadores irán desvelando los fantasmas que respiran en el pasado de todos y cada uno de los personajes de este cuento para no dormir; cada palabra, cada exabrupto responde a un trauma, a una carencia, a un conflicto irresoluto que persigue a unos personajes que no dejan de ser víctimas de una sociedad maltratadora.
“El hombre almohada” es ante todo una magnífica historia que la compañía “Teatro del noctámbulo” ha desarrollado de un modo sobresaliente. Una historia que ha sido articulada escénicamente en numerosos planos, de una forma muy original, creativa, reforzando la intención con la que los hechos son narrados y que en ningún momento produce la sensación de ruptura, más bien al contrario, esas pausas, esos cambios en el ritmo, en la forma de contar, enfatizan el mensaje, la moraleja (hablando de cuentos) de una historia que se podría encuadrar dentro del teatro de la crueldad de Genet o Pinter... todo ello sin dejar de conmover, sin dejar de asombrar y sin dejar de reservar un espacio para la ternura...
Denis Rafter ha sido el encargado de dirigir esta propuesta. Lo ha hecho de un modo muy inteligente. Ha aprovechado al máximo todos los recursos y ha logrado una puesta en escena vibrante, llena de poesía y enormemente expresiva. Las diferentes atmósferas que se respiran en este montaje se dirigen sin ambages al espectador, a sus sentidos, a su conciencia, a su sensibilidad, a su capacidad para emocionarse y también para horrorizarse. A ello hay que añadir al recurso del “teatro dentro del teatro” en los momentos en los que en la acción hay un paréntesis ficticio, y el protagonista en forma de cuento, se retrotrae al pasado. Tras él, sobre un pequeño escenario, se ilustran las historias que Katurian narra. Estos cambios de tiempo, de ritmo, están sensacionalmente resueltos, potenciando el carácter denunciatorio de la propuesta y la calidad de la misma.
Todo en esta propuesta es excelente. Desde la versión llevada a cabo por Isabel Montesinos, hasta la labor los intérpretes. José Vicente Moirón como Katurian exhibe una importante gama de matices en su expresividad oral y dramática, siendo el atormentado escritor que desconoce su delito y el contador de cuentos lleno de poesía, lirismo y ternura.
Javier Magariño y Gabriel Moreno componen perfectamente sus respectivos tipos de policías, dejándonos en el último momento la incógnita de su verdadero ser, de su verdadero dolor; en otro plano y como “personajes ilustradores de cuentos” resultan impecables.
Luis Mariano López es Michael, el hermano deficiente de Katurian, un ser maltratado, indefenso, sin capacidad para distinguir el bien y el mal, su interpretación resulta convincente. Y Lourdes Gallardo, un personaje secundario, de apoyo a las ilustraciones de los cuentos que sin embargo, en su última aparición resulta ser un tanto histriónica y exagerada.
En el programa de mano Denis Rafter abre la puerta a que algún espectador no soporte la crueldad que Martin McDonagh pone sobre la mesa o sobre el escenario y abandone el patio de butacas... paradójica opción, pues la realidad nos depara infinitas dosis de crueldad y éstas verdaderas... en fin, la tarde que fui a ver esta magnífica obra de teatro, dos espectadores utilizaron esa puerta que el mismo Rafter abría...

Sofía Basalo.

viernes, 2 de enero de 2009

SOLILOQUIO DE GRILLOS (Septiembre 2006)


Sala Cuarta Pared.

Autor: Juan Copete.
Director: Esteve Ferrer.
Intérpretes: Ana Trinidad, Paqui Gallardo y Paca Velardiez.

DEBAJO DE NUESTROS PIES.

Nunca llegaron a París.
Nunca llegaron más allá de unas pretensiones ajenas y propias, a un tiempo, como esa España que moría, recién nacida, entre los fusiles de quienes se autoproclamaban salvadores.
Nunca pudieron adivinar la búsqueda incesante de quienes quedaron atrás, agazapados en el silencio, alimentándose de miedo y opresión.
Nunca llegaron a París... porque la muerte les sorprendió en una cuneta, al norte de Extremadura. Más allá de aquella noche, sólo las abrazó el silencio, la oscuridad y el tiempo...
...Y el tiempo nos dice que nadie muere del todo, mientras su voz nos susurra al oído; mientras sus ojos ven a través de los de alguien que se mira en su memoria; mientras se es vivido en la vida de quien camina en nuestros pasos y hace más profundas y seguras nuestras huellas...
Nunca cerraron sus ojos, porque más allá de ese acto cobarde y ruin, vive y respira el derecho a saber, a sentir, a querer...
Nunca dejaron de gritar, porque exigían una muerte digna, un descanso digno, una identidad digna.
Nunca perdieron la esperanza, porque sabían que el amor es más fuerte que el silencio; porque sabían que una flor puede atravesar el frío asfalto y llegar hasta el corazón de unos huesos que esperan... que siguen esperando... como siempre espera el que ama... El que amó una vez, lo sabe.
“Soliloquio de grillos” nos conduce hacia una historia donde no hay culpables, donde no hay revanchas, donde no hay rencores. Nos conduce hacia el único lugar, donde respira libre, la verdad.
Ésa que no nos han contado. Ésa que nos explica por qué somos, cómo somos y quiénes somos; ésa que se escribe en el suelo que pisamos, que nos cobija y nos abraza, que nos espera y nos mira a través de sus ojos agrietados por la omisión... que nos habla con el rumor mudo de las hojas... que nos llama porque se siente sola, olvidada y perdida entre décadas de hastío...
Ellas nunca llegaron a abandonar esa cuneta. Ellas son tres mujeres que han vuelto a morir, gracias a la pluma maravillosa de Juan Copete.
Ana Trinidad, Paqui Gallardo y Paca Velardiez han prestado su voz, su sensibilidad, su humanidad a una maestra, a una mujer que nunca vendió su amor y a otra mujer casada con un republicano, que no sabe por qué la persiguen... que no sabe por qué ha de huir...
Al amanecer del día siguiente las matarán...
Esa cuneta, testigo de sus miedos, de sus sueños y de su muerte, será su tumba improvisada, su lugar para continuar contemplando el devenir de los tiempos...
La puesta en escena ha sido dirigida por Esteve Ferrer, quien en el doble plano presentado por el autor, nos ha hecho testigos emocionados de ese soliloquio de almas, que contemplan el acto de un amor sorprendido, los juegos de unos niños, la conversación entrecortada de unos yonquies, el reencuentro de una hija y una nieta con su madre... nos ha hecho testigos emocionados del descanso final de esas almas tras el final de una búsqueda...
Todos tenemos derecho a saber... pero quizá el derecho más sagrado reside en ellos, en ellas, en este caso... en aquellos que no están...
Los que no están tienen derecho a que sepamos dónde nos esperan. Los que no están tienen derecho a que sepamos cómo fue. Los que no están tienen derecho a que sintamos, con ellos, su dolor, su soledad. Los que no están tienen derecho a ser una vez más... porque entonces, nada habrá tenido sentido; porque, entonces, nada habrá valido nada...
Bajo nuestros pies, nos espera la verdad... y esa verdad, es la que nos merecemos... la que se merecen...

Sofía Basalo.