ORQUESTA DE SEÑORITAS.
Director y adaptador: Juan Carlos Pérez de la Fuente.
Autor: Jean Anouilh
Reparto: Juan Ribó, Juan Carlos Naya, Luisa Martín, Víctor
Ullate Roche, Francisco Rojas, Emilio Gavira y Zorión Eguileor.
FEMENINO PATETISMO.
Como las botellas de plástico que conforman el decorado del
local llamado “El balcón de España y Portugal”; como las botellas que también
decoran el propio Teatro Amaya, los personajes de esta función son pobres
mujeres, resignadas y entregadas a su profesión; mientras, tras las luces y las
sonrisas forzosas, respira la realidad de una posguerra cruel y vestida de
gris.
Juan Carlos Pérez de la Fuente ha trasladado a España la
realidad teatral de la obra de Jean Anouilh, a una época proclive al recuerdo y
la memoria: A la posguerra. Las canciones francesas han sido sustituidas por
pasodobles y cuplés de sobra conocidos, para concluir con el “legendario”
“Suspiros de España”.
Los integrantes de esta orquesta son mujeres, mujeres
auténticas. Mujeres que sienten como mujeres, que aman como mujeres, que sufren
y seducen como mujeres. El trabajo de todos los intérpretes es sobresaliente.
Más aún es el trabajo de Luisa Martín quien, la tarde que pude ver la función,
tuvo que sustituir a Luis Pérezagua en el papel de Patricia, esa mujer dedicada
a su cielito (su madre), su música y su casita, llevando a cabo una magnífica
labor.
“Orquesta de señoritas” es una tragicomedia, una
tragicomedia musical en la que la música y las interpretaciones vocales son en
directo y están ejecutadas con absoluto acierto. Los intérpretes llenan el escenario moviéndose
con gran elegancia.
Se podría haber caído en la parodia, en el ridículo, en la
exageración. No es éste el caso. Juan Ribó es Doña Hortensia, la directora de
esta orquesta, una mujer entregada a su profesión, a la risa permanente, a un
público demandante de una profesionalidad cultivada con, casi, un esfuerzo
vital. El resto de la orquesta, muestra ante el público y ante una descuidada
labor de costura, sus miserias, su vida personal, sus frustraciones… Mientras
se esfuerzan por mantener en pie una orquesta desmembrada.
Es interesante esta apuesta, esta adaptación. Quizá el
cartel y la publicidad sugieran otro tono, otros matices, más risa, más
frivolidad… No es así, esta “Orquesta” en realidad está llena de amargura… de
una amargura que se esconde entre las plumas de un vestuario, de un decorado,
de unas canciones repletas de vida, de la vida que ansían estas Señoritas.
Sofía Basalo.
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