DESAPARECER.
Autor: Julio Cortázar (basado en los cuentos de Edgar Allan
Poe)
Dirección: Calixto Bieito.
Intérpretes: Juan Echanove y Maika Makovski.
… HACIA LA NADA…
“Desaparecer” no es una obra de teatro al uso. Tampoco es un
concierto, ni un recital. Si tenemos en cuenta la personalidad de quien dirige
esta propuesta, si nos guiamos por su trayectoria profesional, acudiremos al
teatro con la mente abierta y el espíritu presto a recibir todo aquello que la
originalidad y la osadía de este director coloca sobre las tablas; en este caso
un espectáculo lleno de belleza y sugestión. Un espectáculo que nos conduce
hacia un lugar aséptico, hacia un lugar de color blanco sumamente atractivo,
hacia un lugar cuyas paredes podrían asfixiarnos y sin embargo nos acogen
generosas… Como si su aislamiento nos
protegiese de los miedos, de las imágenes tenebrosas que las palabras crean en
la mente del protagonista… Del hombre
que vaga en ese espacio cuadrado, de la mujer que canta sin mirar a un público
absorto en la verdad que sobre el escenario queda derramada en cada cuento, en
cada capítulo vital, en cada recuerdo doloroso, en cada sentencia condenatoria…
Juan Echanove demuestra que es un actor enorme, con una voz
perfectamente modulada, dando a cada frase el matiz preciso, la intensidad
necesaria, el dramatismo justo.
Maika Makovski, es la segunda protagonista de este
espectáculo. Una compositora muy conocida en el mundo indie, pero que no había
experimentado el mundo de la interpretación. Su debut no puede ser mejor. Posee
una voz hermosa y una tremenda capacidad para transmitir la oscuridad que todos
llevamos dentro, consciente o inconscientemente. Makovski ha compuesto unos
inquietantes temas que arropan la puesta en escena de esta propuesta.
El proyecto del director catalán toma forma a partir de
diferentes textos de Edgar Allan Poe, a los que se han unido las diferentes
vivencias del escritor Robert Walser, que murió mientras paseaba por la nieve
próximo al manicomio en el que estaba internado. Juan Echanove nos transmite
ese deseo de huida, ese miedo de ignorar hacia dónde caminar, hacia dónde
avanzar… El vacío de no saber qué camino tomar, ni si tan siquiera hay un
camino que tomar… Y todo lo hace sin un ápice de sobreactuación. Pasa de la
indiferencia al terror, de la ira al arrepentimiento, de la lágrima más sentida
a la risa más histérica… Y todo ello con la medida exacta de emoción, de
visceralidad, de pasión…
La perversidad es intrínseca al ser humano, nos repite el
autor, que añade, que sólo alguien inocente puede cometer una maldad… Y en toda
su extensión nos la muestra Juan Echanove… Acompañado por una imagen
fantasmagórica, silenciosa a veces y siempre hipnotizadora… La imagen de Maika
Makovski… Quien nos observa desde un lugar que ignoramos (desde la nada quizá)…
Un lugar que nos atrapa como lo hace la niebla que en todo momento cubre el
suelo del escenario del Teatro de La Latina… Si en otros espectáculos resulta
molesta, en éste experimentamos una rara sensación de cercanía, de magnetismo,
es humo frío nos atrapa y nos empuja hacia el lugar desde donde nos habla el
gran actor…
Sofía Basalo.
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