Autor: Christopher Marlowe.
Adaptación: David Desola.
Dirección: Simon Breden.
Intérpretes: Óscar Sánchez Zafra, Bruno Ciordia, Alicia
Garau, Jesús Teyssiere, Ana María Montero, Jorge Gurpegui, Daniel Moreno y
Alejandro Saá.
… CON EL ALMA EN VENTA…
El texto de Christopher Marlowe nos narra la leyenda del
hombre que vendió su alma al diablo para obtener todo lo que deseaba en la
vida. Un hombre sabio incapaz de mantenerse indemne ante las tentaciones
maléficas de Lucifer. Un mito que continúa su ciclo manteniéndose absolutamente
actual porque el poder corrompe, porque el poder deja al descubierto nuestra
realidad, una realidad vil, mezquina y frágil, porque la verdad que pone ante
nuestros ojos ese poder es sólo una fantasía, un sueño… Una pesadilla, quizá.
Ha sido un acierto la puesta en escena de La Fundación Siglo
de Oro, antes Rakatá. Un acierto por su urgencia, por su necesidad; por la
situación que atraviesa una sociedad únicamente preocupada por acaparar, por
enriquecerse a corto plazo, tan rápidamente como fugaz… Ha sido un acierto la
puesta en escena por el modo en el que Simon Breden nos cuenta esta fábula, la
vida del Dr. Faustus, una vida puesta sobre un tablero de juego, del juego más capitalista
que puedan imaginar: El Monopoly. La vida se convierte en una partida de
Monopoly. El tiempo son tres dados, ellos marcan nuestros pasos… Que pasarán por la cárcel, por el banco, por
la bancarrota… Y por la posibilidad de comprarnos una calle, un barrio, una
urbanización… Sin olvidar los siete pecados capitales que, como escalones en
descenso, calientan nuestras huellas hasta caer en brazos del Demonio, de la
muerte, de la soledad y el abandono.
Son ocho los intérpretes que nos cuentan, nos dramatizan la
historia de Fausto. Sólo uno será el sabio que vendió su alma. El resto dará
voz a los personajes que pasarán por la vida del hombre ilustrado: Personajes reales, personajes
fantasmagóricos, malignos, ángeles, religiosos, mendigos, usureros…
En algún momento, la propuesta resulta pesada, quizá por su tono ritual. Sin
embargo la sátira y la crítica ácida de algunas escenas (sobre todo en la
segunda parte) son inmejorables.
Óscar Sánchez Zafra es un perfecto Fausto. Atormentado,
prepotente, fracasado, temeroso… Defiende el personaje de una manera soberbia
en todo momento, así como el resto del reparto.
Sin embargo, considero que “Dr. Faustus” es una obra
difícil. Una buena propuesta que a veces resulta complicado seguir.
Sofía Basalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario