BABEL
Teatro Marquina.
Autor:
Andrew Bovell.
Adaptador:
Pedro Costa.
Directora:
Tamzin Townsend.
Intérpretes: Pedro Casablanc, Aitana Sánchez-Gijón, Jorge
Bosch y Pilar Castro.
PAREJAS ENAMORADAS/MATRIMONIOS DESENAMORADOS.
No estamos ante una obra al uso. Quizá un público
acostumbrado a un teatro más clásico, no acierte a enterarse del todo, a entrar
en el mosaico que Babel nos ofrece. Un compuesto en el que se conjugan a un
tiempo diversos espacios, diversas acciones, diversos diálogos, en un ejercicio
teatral realmente complicado que está resuelto de un modo más que
satisfactorio.
Dos parejas se son infieles respectivamente al mismo tiempo
y en distintos lugares. El público es testigo de ambas acciones así como del
posterior encuentro en el domicilio de cada uno. Se ha de estar muy atento a
esta primera historia pues existen diversas ramificaciones que la unen al
thriller que seguidamente dará comienzo, continuando parcialmente el formato
inicial.
La dirección es verdaderamente eficaz, como suele ser habitual
en Tamzin Townsend. Los intérpretes responden con solvencia a los nueve
personajes a los que habrán de dar voz, alcanzando cotas de un dramatismo a
veces sobrecogedor. Quizá el personaje más agradecido en este último punto sea
el de Aitana Sánchez-Gijón, en la segunda parte de esta propuesta. Una
psicoanalista, repleta de inseguridades, enfrentada a una paciente agresiva e
intimidadora que a la postre resulta ser la amante de su marido, con quien no
logra comunicarse.
Éste es el quid de esta obra, de ahí su título. No hay
distintos lenguajes, diferentes idiomas en el edificio de dos plantas que
conforma la escenografía de Babel. Pero sí hay una absoluta incomunicación; un
absoluto cansancio en unos matrimonios que se toleran, que se aguantan, que se
han acostumbrado a hacerse una compañía en soledad que a veces hace daño y les
pide sentir otra cosa o simplemente sentir; hay hastío y un concepto de lealtad
erróneo y egoísta… Y también hay deseo, amor, dependencia… Un cúmulo de
sentimientos que nos invita a reflexionar tras la conclusión de una obra que
nos deja helados.
Babel es una obra notable, novedosa, exigente tanto para el
actor como para el público. El cuarteto intérprete no es del todo homogéneo,
quizá los papeles femeninos sean más ricos y les ofrezcan a ellas la
oportunidad de un lucimiento que en el caso masculino no llega a ser tal; sin
embargo funciona y lo hace realmente bien.
Sofía Basalo.
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