sábado, 10 de septiembre de 2011

NI CON EL PÉTALO DE UNA ROSA (Abril 2011)


NI CON EL PETALO DE UNA ROSA

Teatro Lara.

Autora: Nieve de Medina.

Director: Juanfran Rodríguez.

Intérpretes: Nieve de Medina, Marta Poveda, Arantxa Aranguren y Rafael Rojas.

… AL FINAL DE LA ESCALERA…

… Al final de la escalera del Hall del Teatro Lara se oyen voces, gritos, llantos… Al final de la escalera se comienza a vivir el drama… Un drama cotidiano, reiterativo, diario… Un drama que desciende hasta llegar a los oídos de una vecina que plancha incansablemente para no escuchar una realidad ante la que no sabe cómo reaccionar… Un drama que se extiende hasta encontrar su propio eco en las formas de una hermana que no puede admitir el comportamiento aparentemente sumiso, aparentemente cobarde de una mujer que a estas alturas no se reconoce en su propio ser… Un drama que realmente desconocemos mientras lo vestimos de juicios, de opiniones, de sentimientos, que dejamos libres a partir de nuestra propia perspectiva a menudo errónea y siempre subjetiva… Un drama cuyas raíces se retrotraen hasta el mismo momento en el que la historia comenzó a ser escrita por la mano de un hombre, de muchos hombres… De los mismos que en pleno siglo XXI continúan matando los sueños, las aspiraciones, la autoestima de una mujer que simplemente lucha por ocupar un sitio en la sociedad… De las mismas féminas que se conforman con el estado actual de una sociedad todavía masculina, que osa calificar cada grito de libertad como demagogia barata, feminista y radical…

¿Por qué una mujer aguanta los malos tratos. Cómo hablar con la mujer que tras un número determinado de años ha dejado de sentirse completa. Por qué un hombre llega a convertirse en una bestia. Por qué muchas veces somos testigos mudos y sordos de la tragedia….?

Preguntas… Preguntas que Nieve de Medina ha planteado en un texto tan breve como intenso… Preguntas cuyas respuestas se hallan en las cuatro miradas, en las cuatro perspectivas, en las cuatro voces que desde este texto nos hablan, nos impelen a reflexionar antes de hablar, a ponernos en el lugar del otro antes de juzgar, a ser ellos para poder ser nosotros.

Una mujer maltratada (Nieve de Medina). Una mujer a punto de convertirse en una animal herido y moribundo. Una mujer salvada por la niña que fue, por la niña que desde el espejo le habla y devuelve la dignidad esparcida entre las humillaciones e insultos de un hombre que poco a poco ha ido borrando de su memoria todos sus sueños… Un hombre (Rafael Rojas) que tuvo una infancia normal, aunque se vio obligado a contemplar cómo su padre se convertía en un fracasado, en una sombra del que fue… Quizá no quiera convertirse en la penosa réplica paterna y por eso teme la figura femenina quizá más fuerte, más segura que su propia figura…

… Una joven (Marta Poveda) que aprendió a adorar a su hermana mayor … Una joven que no quiere admitir el ser en el que su hermana se ha convertido… Una joven incapaz de medir la violencia con la que pretende proteger a su hermana…

… Una vecina (Arantxa Aranguren) que escucha, que teme, que quiere, que a veces no puede y que plancha la gabardina que al final protegerá la libertad de la mujer que sobrevive en el piso de arriba.

Cuatro voces que junto a un violín nos regalan un realismo sobrecogedor. Cuatro rostros que reflejan la verdad que transmiten, la verdad que sucede al final de la escalera y sobre el suelo del Hall del Teatro Lara.

Nieve de Medina ha acertado al huir del tópico, del maltrato visual. Nieve de Medina ha acertado al permitirnos imaginar las broncas que día a día matan el alma de la mujer sin nombre, el alma de la mujer que cada jornada cae rodando por las escaleras para levantarse y caminar… Nieve de Medina ha acertado al hacer preguntas, al no plantear culpables, al invitarnos a comprender, a pensar antes de hablar, a reflexionar antes de emitir un juicio seguramente injusto. Nada surge de la noche a la mañana. Todo, hasta un maltratador necesita tiempo y dedicación… Y sobre todo, todos, absolutamente todos, podemos llegar a maltratar… aunque a veces, la violencia surja de nuestra propia rabia, de nuestra propia impotencia, de nuestro propio dolor.

Sofía Basalo.

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