domingo, 24 de abril de 2011

100 METROS CUADRADOS. (Febrero 2011)

100 METROS CUADRADOS.

Teatro Lara.

Autor y director: Juan Carlos Rubio.
Intérpretes: María Luisa Merlo, Miriam Díaz-Aroca y Jorge Roelas.

RENACIMIENTOS.

Tres soledades. Tres seres que deambulan a tientas por el mundo, por una existencia apenas sostenida por la incertidumbre y el miedo. Tres personas solitarias que, sin embargo, ansían compartir sus inseguridades con el otro…
Tres soledades. La soledad de Lola (María Luisa Merlo) encerrada en 100 metros cuadrados, cuando no, en un estratégico armario; mantenida por tres by-pass mientras la intenta “exterminar” a base de alcohol y nicotina. La soledad de Sara (Miriam Díaz-Aroca) tristemente acompañada por un marido al que no quiere, al que “reconoce” en una infidelidad dolorosa; tristemente ocultada por una fortaleza ficticia que la hace más frágil… Y por último, la soledad de un hombre desnortado (Jorge Roelas); un hombre que no encuentra su sitio, un hombre perdido en una sociedad enmarañada y a veces absurda, que se adentra en esos 100 metros cuadrados buscando quizá la calidez de un abrazo solitario…
Sara es una mujer aparentemente cortante, seca, calculadora e incluso desagradable que quiere comprar una casa “como inversión”. No le importa que el precio de ese inmueble sea más bajo a causa de un pequeño “inconveniente” llamado “Lola”; su “dueña”, a quien parece ser, le queda “menos de un telediario” a causa de su salud y sus excesos. El contrato contempla el hecho de que a la muerte de Lola, Sara ocupe la casa.
Cada mujer tiene sus propósitos; sus métodos, sus formas, sus principios. Pero ninguna de ellas ha contado con la vida, con sus circunstancias no siempre “casuales”, con los planes que el destino les guarda… A medida que el tiempo transcurre, a medida que la obra avanza, la cuerda tensa y áspera que separaba a las dos protagonistas se irá flexibilizando; ellas mismas se irán desnudando, despojando de sus “capas”, como Sara de su abrigo, su chaqueta, su pañuelo, para acabar emocionalmente desnudas en 100 metros cuadrados de soledad acompañada.
Las dos mujeres han sufrido. Lola no quiere morir aunque de una forma irónica e irresistiblemente tierna juega con la letal idea. Sara no es fuerte, no es fría ni calculadora. Ambas desean llamarse amigas, sin embargo ninguna quiere dar su brazo a torcer. En este juego, las dos actrices están fantásticas. Miriam Díaz-Aroca ha adoptado un tono de voz grave, firme, muy alejado de su tiembre habitual; tengo que decir que en cada proyecto teatral la encuentro más actriz. María Luisa Merlo borda su papel. Una mujer mayor, ácida, al borde de la muerte, fuerte, de vuelta de todo y que sin embargo desea vivir con una fuerza inusitada… Ambas tienen muchas cuentas pendientes… Ambas se dan a sí mismas una oportunidad… Es curioso cómo al término de la obra quien parecía más fría y fuerte acaba siendo la que necesita el apoyo de la persona que le dice: “El futuro no importa, sólo tenemos el presente. El Ahora. Siempre Ahora”…
... Por último, y no en último lugar, el tercer personaje. El hombre en busca de sí mismo y de su lugar en el mundo. El agente que le muestra el piso a Sara, posteriormente comercial, más tarde conductor de ambulancia y por último y gracias a Lola, portero del edificio donde los 100 metros cuadrados a la venta acogerá los renacimientos de los tres personajes tan bien dibujados, tan bien escritos por Juan Carlos Rubio.

Sofía Basalo.

No hay comentarios: