sábado, 4 de junio de 2011

BAILANDO EN LUGHNASA (Enero 2010)


BAILANDO EN LUGHNASA.

Teatro Guindalera.

Autor: Brian Friel.
Dirección: Juan Pastor.
Intérpretes: María Pastor, Raúl Fernández, Victoria dal Vera, Elia Muñoz, Yolanda Robles, Carmen Gutiérrez, Álex Tormo y Juan Pastor.

MÚSICA PARA EL RECUERDO…

… Los recuerdos… El paso de los años sobre los deseos, las costumbres, los silencios, aquello que ansiamos y nos prohibimos, aquello que queremos ver llegar a través de una ventana que da a un jardín donde juega un niño, que ya es adulto mientras recuerda… Un hombre que ama a destiempo y con cierta inconstancia… Unas mujeres que sobreviven solas, en un medio hostil, sin darse cuenta de que nada quedará tras el verano de 1936… Unas mujeres que quieren vivir al ritmo de una música que a veces se calla y las deja huérfanas… Unas mujeres que quieren amar a pesar del miedo, que quieren no tener miedo a pesar de sí mismas, que quieren quizá abandonarse en manos de la felicidad… aunque ésta sea frágil, aunque sea volátil, aunque no sean seguros sus cimientos…
… El niño que juega en el jardín, ya adulto, recuerda ese verano… recuerda a su madre, a sus tías… recuerda un ayer tibio… la última vez que vio a sus padres juntos, la última vez que una de sus tías fue inocente… la última vez que la familia bailó unida al son que marcaba la música intermitente de una vieja radio… la última vez de un tiempo en el que la inocencia se afanaba por fabricar cometas… la última vez de una vida aparcada en el baúl sin fin de la memoria más sentimental…
Juan Pastor cierra con un nuevo montaje de la obra que él mismo estrenó en 1999, la trilogía de Brian Friel. Es fácil salir de cualquier propuesta elaborada por esta sala con una sensación agradable. Como si las palabras y la misma puesta en escena nos hubieran acariciado el alma del modo más delicado. Una vez más, hemos salido así… Supongo que los recuerdos siempre nos regalan un sabor nostálgico al que nos es prácticamente inútil resistirnos… Más aún cuando todo en la propuesta es acertado. Me ha gustado especialmente María Pastor, alejada del tono y del tipo de personaje que habitualmente interpreta; la he encontrado muy convincente como la madre y amante de un hombre al que espera siempre, aunque sepa que no siempre va a volver y que todo en él es una verdad a medias… Si algún “pero” he de poner a este título es quizá, su lentitud. El desenlace se hace innecesariamente pesado y denso… sin embargo la foto final es perfecta… la instantánea de un recuerdo que sigue siendo presente en los ojos de un narrador cuya infancia se ha quedado sentada en el banco a través del cual sigue perennemente esperando su joven madre…

Sofía Basalo.

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