martes, 18 de mayo de 2010

84 CHARING CROSS ROAD. (2005)


84 CHARING CROSS ROAD.
Teatro Fígaro.

Autora: Helene Hanff.
Versión: James Roose Evans.
Traducción: Ramón de España.
Dirección y adaptación: Isabel Coixet.
Intérpretes: Carme Elías y Josep Minguell.

UN BUEN MOTIVO PARA EMOCIONARSE.

Estuvo allí. Lo consiguió. Pero él ya no estaba... O quizá sí. Estaba en ella.Dos personas no se conocen. Viven en dos mundos distintos, tal vez no. Los dos, en cierta medida, están solos... Y bajo la protectora mirada de los libros, entablan una amistad que crecerá, se desarrollará, se hará adulta y vivirá eternamente.Ésta es la historia de Helene Hanff y Frank Doel (Carme Elías y Josep Minguell).Una escritora neoyorquina que sueña con escribir teatro y un librero londinense, casado, con hijos... Dos vidas dedicadas a los libros, a las palabras, a los mundos maravillosos que, a través de sus páginas, somos capaces de explorar. Todo comienza con una carta. Una pregunta. Un libro que Helene Hanff quiere comprar.Todo comienza con una respuesta educada, correcta y un envío que llega a su destino en el tiempo y en la forma previstos.A partir de ahí, las cartas se vestirán de excusas; los pedidos serán un figurado modo de seguir abriendo las puertas de esa librería imaginada; las palabras escritas, portarán aquéllas que jamás se dijeron; Los correctos saludos, las protocolarias despedidas, serán las caricias verbales de dos amigos que jamás se conocieron... Y los libros; los solicitados, los buscados y encontrados sólo para ella, los leídos y subrayados especialmente para ella, los pensados especialmente para la lectora que más le apeteció conocer, serán el puente mágico que haga de esas dos vidas una sola existencia, el puente mágico que ella sólo cruzará cuando la realidad no pueda romper ese sueño.“84 Charing Cross Road” ha supuesto el debut en la dirección teatral, de Isabel Coixet. Un ejercicio de humildad, según la genial directora catalana. Un ejercicio llevado a cabo con una delicadeza exquisita, con un cuidado máximo. Es emocionante ver cómo los afectos de estas dos personas, se manifiestan sobre el escenario del Teatro Fígaro, poco a poco, de una forma muy sutil. En un principio ambos se sientan frente a una mesa larga, dividida en dos partes, por el tercer protagonista, La Literatura. No se miran. En un momento dado, Helene-Carme se sienta frente a Frank-Josep. Posteriormente será él, quien se siente frente a ella, y le “dirá” sin intermediarios, el contenido de esas cartas. Se hablan. A partir de ahí, se moverán, se aproximarán, “se enviarán” manualmente esas cartas. Se sentarán el uno al lado del otro, leyendo los párrafos que él subrayó para ella. Se darán los libros... Serán mucho más que una exigente compradora y un solícito librero. Él entrará en el mundo de ella, en sus sueños, en esa parte de la vida en la que todo puede suceder, en esa parte de la vida en la que lo que deseamos es más fuerte que el miedo y la realidad es algo que se cobija en nuestras manos y las cierra y nos dice “soy tuya, no me dejes escapar”. Es hermoso ver cómo son los libros ese puente que, al final, empuja, soporta la emoción de la escritora, la lleva al mundo particular de “Frankie”, ese puente que siempre estuvo ahí, que sigue estando ahí... No es una historia tan lejana... Antes eran las cartas, ahora son los correos electrónicos... Antes el tiempo te daba la oportunidad de imaginar, de sentir con más fuerza, de canalizar ese sentimiento... Ahora la vida, el amor, la amistad, padece la enfermedad de la prisa, todo tiene que ser ahora, ya mismo... Carme Elías, estima que esa prisa no nos impide sentir con fuerza... Yo quizá, soy más pesimista... Ahora no imaginamos, no tenemos tiempo para imaginar, además eso supone un trabajo añadido... Y normalmente, la realidad convierte lo imaginado en una figura nebulosa, en blanco y negro... Todo, en esta puesta en escena, está concebida para la emoción, para que el espectador pueda leer eso que no se dice y que de una forma tan exquisita, nos muestran estos dos grandes actores; Eso que va naciendo, poco a poco, al eliminar de la despedida lo que la hace formal y mecánica; eso que va creciendo, poco a poco, al incluir una receta de cocina en una carta que, inicialmente, sólo buscaba adquirir un libro; eso que va haciéndose adulto, poco a poco, en el envío generoso de un regalo por navidad y pascua; eso que es eterno, cuando al fin, uno de los dos, incluye la palabra Amor, en las misivas. Carme Elías y Josep Minguell caminan a través de esos veinte años, de una forma sumamente delicada. Es absoluta su comunicación, su unión, su compromiso con los personajes que interpretan. Quieren lo que hacen y se nota. La verdad siempre se nota. Isabel Coixet, escribe, parafraseando a la propia autora, que su único deseo, es que el espectador, a la salida de la representación se diga a sí mismo: “Yo viví aquello, yo estuve allí, yo me emocioné”... Creo que su deseo se ha cumplido... No lo creo, lo sé.


Sofía Basalo.

No hay comentarios: