jueves, 4 de marzo de 2010

ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO (2005)



ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO.

TEATRO RÉPLIKA

Autor: Ken Kesey.
Versión teatral: Dale Wasserman.
Traducción y dirección: Jaroslaw Bielski.
Intérpretes: Rodrigo Poisón, Julio Mardelo, Rodrigo Ramírez, Socorro Anadón, Paloma Leal, Luis Martí, Boj Calvo, Javier Losán, Jesús Cortés, Raúl Chacón, Joaquín Abad, Pablo Chiapella, Diego Moreno, Carlos Alba, Cristina Nava y Cristina Charro.


LIBERTAD O LOCURA.


Alguien dijo: “Tal vez, la locura no sea más que la misma inteligencia que, cansada de contemplar las miserias del mundo, ha tomado la sabia resolución de volverse loca.”
McMurphy es un ser sumamente inteligente. Sabe que si simula estar loco, la cárcel no será su estación termini. Ante todo, Randle P. McMurphy es un ser libre; contempla las reglas, las normas, los usos y las costumbres de una sociedad enmohecida. Es capaz de imaginar esa realidad sin los corsés que la inmovilizan, sin los dogmas que la configuran como una habitación inhóspita, incolora, inodora e insípida.
McMurphy es un atrevido malabarista. Salta sin red sobre un vacío que lo atrapará en sus garras oscuras, en sus pasillos angostos, en la tentadora y muda invitación a un paraíso artificial para el que no hay retorno.
“Alguien voló sobre el nido del cuco” es una canción de libertad.
Escrita por Ken Kersey, ha pasado, para su versión teatral, por el magnífico tamiz de Dale Wasserman. En 2004 el Teatro Réplika nos regalaba la versión española de la mano de su director, Jaroslaw Bielski.
Se ha recuperado de este modo y tras su paso por el séptimo arte, la mirada inicial que le otorgó su autor; es el Jefe Bromden quien reflexiona, quien observa. Es suyo el juicio lógico y espiritual; es suya la espera que culmina con la llegada al centro hospitalario del alma libre, revolucionaria, rebelde y oxigenante de McMurphy. Es entonces, cuando el Jefe Bromden (Rodrigo Poisón) decide abandonar el mutismo que lo ha caracterizado; es entonces cuando rompe su aislamiento e incomunicación. “El Padre” ha escuchado al indio. Su libertad lo espera tras la ventana.
El Teatro Réplika se ha convertido en un centro psiquiátrico. Una gráfica parábola de una sociedad cuyos órganos vitales funcionan regularmente bajo los dictámenes autoritarios de quienes detentan el poder. El espectador rodea el escenario; la sala principal en la que se desarrollarán los hechos más relevantes de la breve estancia de McMurphy en ese “manicomio”. El espectador es, casi, uno de ellos.Uno de esos locos que acatan las normas por el terror a una dolorosa sesión de electroshock, que ingieren dócilmente sus dosis de tranquilizantes por el temor a la severa mirada de la enfermera Ratched (Socorro Anadón), que son libres una vez, tan sólo una vez, cuando imaginan ver, a través de un monitor televisivo apagado, un partido de béisbol.
El Jefe Bromden ha estado esperando a alguien. Alguien que se atreva a volar bajo la amenaza del “cuco”; alguien que intente levantar una pesada fuente; alguien que le diga que es grande; alguien que le haga grande con su fe. Ese alguien, aparentemente vencido, es McMurphy (Pablo Chiapella); ese alguien le regalará su vida y su fuerza con su entrega.
Volará libre, más allá de los bisturíes hambrientos y egoístas y le enseñará al Jefe Bromden que, tal vez, no es tan importante ser grande; sino intentar serlo y atreverse a ser libre y a decidir por uno mismo.
La Sala Réplika nos regala tres horas de un Teatro Grande. Bien dirigido y soberbiamente interpretado. Un juego teatral coral que, surge a partir de unas genialidades individuales que nos hacen partícipe en primera persona, de un vuelo que muy pocos se atreven a llevar a cabo. Este recinto teatral, de tan sólo un año de vida, ha apostado por otro teatro. Un teatro auténtico, comprometido y a pie de calle. Un teatro de ideas vivas, de propuestas arriesgadas por el que vale la pena luchar.
Tras el éxito obtenido la pasada temporada y la gira realizada por España, han regresado a Madrid. La sala se ha vuelto a llenar. El público pide otro teatro. El público demanda compromiso, profesionalidad, ideas nuevas y sobre todo, buen hacer.
La Sala Réplika lo tiene todo; ha jugado con un póquer de ases y Todos hemos ganado.
Sofía Basalo.

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