lunes, 5 de diciembre de 2011

CRIMEN PERFECTO (Septiembre 2011)

CRIMEN PERFECTO.

Teatro Reina Victoria.

Autor: Frederick Knott.

Director: Víctor Conde.

Intérpretes: María Castro, Jorge Sanz, Pablo Puyol y Antonio Albella, entre otros.

Escenografía: Ana Garay.

... ESCENOGRÁFICO HOMENAJE AL CINE...

No podemos negar que el homenaje al cine está logrado. Sobre todo si nos quedamos en lo accesorio, en lo que para quien escribe es accesorio: La escenografía, la puesta en escena. El público asiste al rodaje de una película. El público es testigo de la creación de cada escena, de la preparación de los personajes, de lo que se respira entre las bambalinas de un estudio cinematográfico. Nada podemos objetar a este planteamiento, original, bien trabajado y estéticamente impecable. Aunque en alguna ocasión los diversos paneles que recrean las paredes del apartamento de los “Wendice” sean un poco pesados y “chirríen” (literalmente) dificultando la audición en algunos momentos; (pocos momentos, la verdad).

Sin duda, el valor de esta propuesta es la admiración que el conductor de este montaje siente por el director de la genial película, Alfred Hitchcock.

Pero, si nos introducimos en el aspecto verdaderamente importante de una obra de teatro, aparte del texto, la valoración es un poco distinta.

No sé si la iniciativa de “imitar” a los intérpretes de la película ha sido del director, o de los propios actores. De cualquier forma, considero que ha sido un auténtico error.

María Castro, no me gustó en La Ratonera, y ahora sigue sin gustarme. Me parece absurdo pretender emular a Grace Kelly en “su dulzura y elegancia al caminar”, como ella misma ha admitido en algún medio de comunicación, entre otras cosas porque no logra ser ni un poquito dulce y mucho menos elegante.

Me parece absurdo que Pablo Puyol, admita en el mismo medio de comunicación que al ver la película tomó la decisión de interpretar a un “Tony” diferente, porque el actor original le pareció un poco soso. Me parece absurdo porque entre otras cosas, Pablo Puyol (al menos en esta obra) resulta precisamente insípido.

En la pareja clandestina de “Crimen Perfecto” no hay pasión, no hay verdad, no hay atracción, no hay feeling... Pero seamos sinceros, tampoco lo hay con Jorge Sanz, quien se ha afanado sobremanera en “imitar” en todo, absolutamente en todo, a Ray Milland. Vuelvo a reiterar el error que me parece esta opción, aunque en el trabajo de Jorge Sanz hay algo de calidad. El actor tiene cierta presencia sobre el escenario y defiende de una forma aceptable el rol del marido que pretende eliminar a su mujer para hacerse con su fortuna.

El primer acto, se hace largo, pesado, aburrido... Características que desaparecen casi por completo en una segunda parte que levanta de una forma notable la intervención de Antonio Albella, recreando a un inspector de policía, agudo, perspicaz, con un humor ácido e inteligente. Este actor ha huido de la imitación, creando un personaje nuevo, con total acierto.

No podemos echar por tierra esta propuesta, seríamos injustos. Sin embargo, nuevamente, echamos de menos la materia prima, la presencia actoral, el buen hacer de unos intérpretes que quizá pretende quedar “oculto” tras una puesta en escena elaborada, original y estéticamente perfecta.

Sofía Basalo.

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