lunes, 5 de abril de 2010

SER O NO SER (Octubre 2009)


SER O NO SER.

Teatro Alcázar.

Autor: Melchor Lengyel.
Director: Álvaro Lavín.
Adaptador: Julio Salvatierra.
Intérpretes: José Luis Gil, Amparo Larrañaga, Carlos Chamarro, Diego Martín, Mauro Muñiz de Urquiza, Alfonso Torregrosa y Santiago Nogués
.


…CUESTIÓN DE ESCENOGRAFÍA…

La brillante sátira del nazismo que Ernest Lubitsch dirigiera en 1942, regresa cincuenta y siete años después y lo hace sobre los escenarios. Julio Salvatierra ha llevado a cabo una aceptable adaptación que, sin embargo, no ha resultado satisfactoria. ¿Por qué? Quizá por lo que siempre solemos decir sin caer por ello en la reiteración: El teatro no es cine y lo que en este último es fácil, enriquecedor y bello, en el primero puede convertirse en un lastre. Así ha sido. La que podía ser una comedia completa, se queda a medias, por una escenografía pesada, por una duración quizá excesiva y un director que da la impresión de “autoinspirarse”, pues nos parece curioso, cuando menos, que teniendo dos obras en cartel, en ambas, las proyecciones cinematográficas posean un papel preponderante.
El teatro no es cine y jugar a mostrarnos mil y un lugares puede ser peligroso. Peligroso para el espectador, peligroso para el actor, peligroso para el público y peligroso para un montaje que finalmente no ha quedado a la altura de lo esperado.
“Ser o no ser” se hace larga a pesar de contar con escenas francamente delirantes, a pesar de que los intérpretes masculinos son magníficos, a pesar de que el público queda enganchado desde que a las puertas del Teatro Alcázar es recibido por un actor maravillosamente caracterizado… A pesar de todo ello, esta adaptación es excesiva y parece que todos estamos obligados a realizar un esfuerzo común cuando se produce un cambio de escena o de espacio…
Sin embargo la escenografía no es la única rémora de esta adaptación que cuenta con una “Diva” que despliega su aura más allá de un papel que ciertamente es de esa manera; la pega de Amparo Larrañaga es que además de declamar su papel con un soniquete extrañamente familiar, por machacón; cuando el telón baja, poniendo fin a esa comedia, ella no retira de su rostro el personaje y en fin, “ir de Diva” tampoco es muy recomendable que digamos, sobre todo cuando no se es tan grande como para tal calificativo.
Aunque disfruté como una enana con escenas dignas de la mejor comedia gracias a la labor de unos intérpretes que defendieron de un modo sobresaliente sus personajes, no puedo obviar un peso escenográfico que podía no haber sido, más aún, cuando llega firmado por grandes profesionales de la escena.

Sofía Basalo.

No hay comentarios: