domingo, 9 de diciembre de 2012
HABANA PASIÓN. (Julio 2012)
viernes, 16 de noviembre de 2012
LA VENGANZA DE LA PETRA (Mayo 2012)
LA VENGANZA DE LA PETRA.
Sofía Basalo.
miércoles, 31 de octubre de 2012
GUILLERMITO Y LOS NIÑOS, ¡A COMER! (Abril 2012)
jueves, 18 de octubre de 2012
VERANO (Julio 2012)
VERANO
miércoles, 10 de octubre de 2012
VIOLINES Y TROMPETAS. (Abril 2012)
sábado, 6 de octubre de 2012
LA ESCUELA DE LA DESOBEDIENCIA. (Junio 2012)
domingo, 30 de septiembre de 2012
MENDIGANDO AMOR (Junio 2012)
sábado, 22 de septiembre de 2012
ANTES TE GUSTABA LA LLUVIA. (Marzo 2012)
domingo, 16 de septiembre de 2012
EL ENCARGO. (MAYO 2012)
sábado, 7 de julio de 2012
LOS INTERESES CREADOS (Febrero 2012)
domingo, 1 de julio de 2012
DE CINTURA PARA ABAJO (Abril 2012)
viernes, 15 de junio de 2012
HAY QUE DESHACER LA CASA (Enero 2012)
lunes, 11 de junio de 2012
MADAME BOVARY (Febrero 2012)
domingo, 6 de mayo de 2012
EL APAGÓN. (Marzo 2012)
domingo, 29 de abril de 2012
ELLING (Febrero 2012)
sábado, 14 de abril de 2012
IDIOTAS ROMÁNTICOS. (Julio 2011)

IDIOTAS ROMÁNTICOS.
Café del Teatro Arenal.
Autor: Rich Orloff.
Dirección e interpretación: Lucía Franco y Rodrigo Chiclana.
A VUELTAS CON EL AMOR...
¿Qué quieren las mujeres. Qué quieren los hombres?
Eternas preguntas cuyas respuestas conocemos. Sí, las conocemos... Y aún así, volvemos a formularlas... Quizá con la esperanza de que la respuesta, por obra y gracia de alguna fuerza sobrenatural, sea diferente; quizá con la esperanza de que por una vez la respuesta sea la que queremos o la que nos hace falta para que nuestra autoestima levante su rostro y sea capaz de mirar al mundo de frente, o la que demanda nuestro “enfado” cuando nuestras relaciones se rompen, cuando quedan menoscabadas por una equivocación, por una torpeza, por una omisión indebida o por alguna acción que debió ser, en ese caso, una omisión...
“Idiotas Románticos” es un vodevil cómico. Un viaje a través de las relaciones entre hombres y mujeres. Una búsqueda vestida de humor. Un encuentro, al fin y al cabo, en el que los sentimientos deambulan desde el más puro (o idiota) romanticismo hasta el instinto más primario.
Lucía Franco y Rodrigo Chiclana han sido los artífices de esta propuesta. Han llevado a cabo la traducción, han elaborado la dramaturgia y por último, son quienes dan voz a los distintos personajes que sobre el escenario del café del Teatro Arenal muestran su “idiotez romántica”... Eso sí, con vocación reivindicativa.
El trabajo de los dos intérpretes es realmente bueno, por la rapidez, por la simpatía y la conexión que establecen con el público y por la versatilidad que demuestran durante la hora y diez minutos que dura el espectáculo. Quizá pudiéramos esperar menos de una propuesta cuyo tema está un tanto trillado, pero no es así. Tampoco diría que aborda la temática con una originalidad extrema, las cosas como son... Pero, no sé, quizá ocurra lo que esbozaba al principio. “Idiotas románticos” plantea unas preguntas cuyas respuestas conocemos. ¿No sabemos lo que quieren las mujeres. No sabemos lo que quieren los hombres? Lo sabemos, sabemos que en este aspecto somos notablemente diferentes (habrá excepciones, por supuesto)... Pero no nos cansamos de hacernos estas preguntas, no nos cansamos de reírnos de nuestros errores y de nuestras torpezas... Quizá sea porque no tenemos libro de instrucciones y seguimos cometiendo esos mismos errores y esas mismas torpezas...
“Idiotas románticos” no nos ofrece nada nuevo, no entiendo (la verdad) el porqué de su éxito internacional y sin embargo, consigue hacernos reír, consigue que nos veamos reflejados en más de una situación... o que incluso veamos a alguien que conocemos, en la piel de algún personaje de este vodevil... Pero no hay nada más detrás de lo expresivo de un título que acaba siendo una afirmación asumida de una forma más que consecuente. Si el romanticismo hoy en día es una idiotez; afirmemos y admitamos la nuestra... Y a mucha honra.
Sofía Basalo.
jueves, 5 de abril de 2012
LOS HOMBRES NO MIENTEN. (Septiembre 2011)

LOS HOMBRES NO MIENTEN.
Teatro Amaya.
Autor: Eric Assous.
Director: Arturo Fernández.
Intérpretes: Arturo Fernández, Sonia Castelo y Carlos Manuel Díaz.
... EL COSTUMBRISMO DEL SIGLO XXI...
Arturo Fernández afirma que ésta es la mejor comedia que ha llegado a sus manos en muchísimo tiempo. Una comedia elegante, de un realismo increíble y de una altura considerable.
Arturo Fernández, galán donde los haya, ha afrontado esta nueva aventura como lo viene haciendo de un tiempo a esta parte: Produciendo, dirigiendo y protagonizando un texto al que como también viene siendo habitual le añade sus reiterativas “coletillas” y consabidos “ademanes”.
Recuerdo la declaración que el actor asturiano realizaba a una revista, días previos al estreno en el Teatro Amaya. En ella se jactaba de tener el mejor decorado de la cartelera. Fernández añadía que el público comenzaba a aplaudir cuando el telón daba paso al salón de la casa de los protagonistas y a las vistas que a través de las ventanas podían divisarse. Es cierto que el decorado está muy bien, pero si vamos a jactarnos de ello, completemos esa “perfección”. No la “caguemos” con detalles tan obvios como por ejemplo la luz. Al comienzo es de noche. El matrimonio llega muy tarde de una fiesta, hablan, discuten... Y mientras tanto ha pasado el tiempo. Repito: Es de noche... Y tras la ventana lo que vemos es la luz de la tarde... Si tenemos la osadía de decir que contamos con los mejores decorados de la cartelera, hagamos un poquito más, hoy en día es muy fácil hacer que las hojas de las palmeras se muevan, que el agua de la piscina también se mueva... Si vamos a ser “realistas” como era la Alta Comedia, démosle ese realismo a todo.
“Los hombres no mienten” parte de un postulado muy visto. Las relaciones matrimoniales, los cuernos... En fin, qué les voy a decir que no sepan ustedes. Sin embargo, sí hay cierta inteligencia u originalidad en el final, en la vuelta de tuerca que el autor da a esta obra, en lo “sorprendente” de la actitud de la esposa. El texto de Eric Assous puede ser pasable, incluso agradable, sin embargo Arturo Fernández lo llena de “morcillas”, de giros y gestos que contribuyen a restarle elegancia. De igual modo, su labor como director fracasa estrepitosamente en el segundo acto, con el carácter histriónico que le ha dado al personaje que interpreta Carlos Manuel Díaz. Quizá busque la risa fácil, llenar así un teatro enorme como el Amaya... No lo sé, de cualquier forma el segundo acto está lleno de exceso y esa característica resulta bastante desagradable.
Poco más podemos decir de esta nueva pieza de “Alta Comedia” protagonizada, dirigida y producida por Arturo Fernández. Poco más y del todo estereotipado, pues la conclusión viene a decirnos: Ponle los cuernos a tu pareja, pero no se lo digas... Sobre todo si eres hombre, porque los hombres sí mienten aunque no con tanta inteligencia como las mujeres...
Sofía Basalo.
lunes, 2 de abril de 2012
LAS NOVIAS DE TRAVOLTA. (Octubre 2011)

LAS NOVIAS DE TRAVOLTA.
Teatro Arenal.
Autor: Andrés Tulipano.
Adaptación: Paloma Ulloa.
Dirección: Josu Ormaetxe.
Intérpretes: Beatriz Rico, Carla Hidalgo, Elena Martín E Isabel Pintor.
CUARENTAÑERAS.
El uruguayo Andrés Tulipano lleva más de 25 años escribiendo para TV y acaba de cumplir 50, edad que, según él, le permite pasar a ser un autor de larga trayectoria, iniciando así una nueva etapa en la que “me he propuesto no escribir por encargo, sino sobre lo que me dé la gana”.
Esta libertad le ha llevado a escribir sobre mujeres, aunque muchos le advirtieron de que no lo hiciera porque “es un tema muy trillado”. Él no estuvo de acuerdo y escribió la obra que actualmente podemos ver en el Teatro Arenal y que, por lo que parece, ha sido “multipremiada”.
Habría que decirle a este autor de larga trayectoria que un tema nunca está trillado si se tiene la suficiente inteligencia y buen gusto como para abordarlo de un modo original. Quizá, éste sea el “problema” de “Las novias de Travolta”... O el “problema” de la adaptación realizada por Paloma Ulloa. (Cuando algo se ha adaptado no se llega a saber del todo, dónde acaba el texto original y dónde comienza la labor del adaptador)
Según Andrés Tulipano, todas, las cuatro, tienen algo que decir y de hecho, todas, las cuatro, hacen una especie de monólogo al estilo de “El club de la comedia” (Algo “trillado” no por el tema en sí, sino por el modo en el que dicho monólogo se desarrolla).
La obra nos cuenta la reunión de cuatro amigas de la infancia que se reúnen con motivo del cuarenta y dos cumpleaños de una de ellas. No hay más. Tampoco hay una verdad que nos invite a esa reunión, a creernos esa reunión. Los personajes son arquetípicos, sus diálogos y monólogos están llenos de chistes vulgares, conocidos y poco innovadores. Entre la maraña de irrelevancia en la que se desarrolla “la noche de autos” se introducen algunas frases que en cierto modo pueden llegar a conmovernos, pero son frases sueltas entre un diálogo intrascendente y poco veraz que incluso llega a romper la “posible” emoción.
Las actrices poco pueden hacer en unos personajes tan superficiales... Pues cuando alguno de ellos parece mostrar un rostro más o menos profundo, rápidamente emerge hacia la superficie alejándose de lo que quizá sí pudiese llegar a ser interesante.
Esta obra se queda en lo anecdótico de una edad, de una etapa, de una psicología que puede dar mucho de sí, aunque su tema sea recurrente... Pero claro, ese “dar mucho de sí” no puede ser si nos quedamos en lo “trillado”, en personajes planos e incapaces de avanzar en una dimensión nueva, profunda y seria. Un chiste está bien, una sucesión de chistes triviales en menos de una hora y veinte minutos... chirría... Cuando menos.
Sofía Basalo.
jueves, 29 de marzo de 2012
LAS CINCO ADVERTENCIAS DE SATANÁS (Septiembre 2011)

LAS CINCO ADVERTENCIAS DE SATANÁS.
Teatro Marquina.
Autor: Enrique Jardiel Poncela.
Dirección: Mara Recatero.
Intérpretes: Pep Munné, Andoni Ferreño, Nuria Benet, Juan Lombardero, Nicolás Romero, Susana Lois, Aloma Romero y Gemma Cáceres.
... A VUELTAS CON JARDIEL...
En esta ocasión Gustavo Pérez Puig aborda como productor, uno de los proyectos más complicados de los últimos años. Así escribe el director madrileño.
Un proyecto de su dramaturgo preferido, Enrique Jardiel Poncela. Un proyecto con el que recupera una de las obras menos representadas del autor. Un proyecto caro, según añade, porque requiere un gran número de actores, tres decorados, efectos de iluminación, efectos musicales y vestuario de los años treinta. Un proyecto teatral en cuyo texto se aprecia un equilibrio, una ponderación de tonos, una calidad de diálogo repleto de intencionadas frases, giros, paradojas, ingeniosas acrobacias en la curva ascendente y descendente del humor, de lo emotivo y de lo escéptico... En definitiva, para Gustavo Pérez Puig y para muchos “jardielistas” “Las cinco advertencias de Satanás” es una obra maestra.
Me gustaría que alguno de estos “fans” me explicase esas acrobacias, esas paradojas... Pues una servidora únicamente alcanza a ver una obra de teatro costumbrista, un tanto machista, mojigata, que presenta a unos personajes estereotipados y por la que ha pasado demasiado tiempo... Tanto que incluso podría ser aún más radical afirmando que obras como ésta, en la actualidad, no tienen lugar, entre otras cosas porque no tienen razón de ser.
Ello no me impide reconocer el buen hacer de los actores, que en esta ocasión defienden con solvencia el texto y el planteamiento de una directora hecha a estas lides. Una directora que, por otra parte, tampoco nos ofrece nada nuevo. El público que va a ver un proyecto teatral puesto en pie por la pareja formada por Pérez Puig y Mara Recatero, sabe de antemano que sobre el escenario verá algo que lo trasladará a tiempos pasados, a épocas pretéritas... Obligándonos a adoptar posiciones morales pasadas, añejas, retrógradas e incluso reaccionarias...
“Las cinco advertencias de Satanás” no es lírica (al menos una servidora no ve el lirismo por ninguna parte), a veces resulta pesada, lenta, sin gracia... Eso sí, no exenta de diversos aforismos del ingenioso autor, al que le gustaba también crear chistes con un alto y humillante contenido machista...
En definitiva, aprobamos al elenco artístico, no así a la pareja empeñada en defender la altura literaria y la vocación clásica de un autor que fue muy popular, que tuvo un gran éxito en una época... Que, desde luego, no es ésta.
Sofía Basalo.
miércoles, 14 de marzo de 2012
HISTORIAS DE UN KARAOKE (Noviembre 2011)

HISTORIAS DE UN KARAOKE.
Teatro Bellas Artes.
Autores: Juan Luis Iborra y Antonio Albert.
Dirección: Juan Luis Iborra.
Intérpretes: Elisa Matilla, Juanjo Artero, Ángel Pardo y Pepa Rus.
PENTAGRAMAS EMOCIONALES.
El Karaoke es la tabla de salvación de cuatro personas desesperanzadas, de cuatro personas para las que la vida ha agotado toda posibilidad de redención, de cuatro personas ahogadas en sus recuerdos, en sus complejos, en sus traumas, en sus heridas.
La música en sí, puede liberarnos, puede cambiar el color de nuestro propio paisaje, puede llevarnos al otro lado, a esa orilla en la que todo puede volver a comenzar, en la que todo lo anterior puede borrarse o quedar diluido en una espesa nebulosa que casi agradecemos.
La música puede devolvernos por un instante el amor que perdimos una vez. La música puede devolvernos durante tres minutos, la identidad que en una época pretérita acompañó nuestros pasos. La música puede abrirnos la puerta a un mundo nuevo, a la libertad o también a la sumisa afirmación que nos recuerda que todo sigue más o menos igual... Esas muletas emocionales son buscadas quizá, por los cuatro personajes de esta comedia. Unas muletas que en forma de karaoke les ayudan a caminar, a seguir andando en un círculo vicioso, en un círculo del que difícilmente podrán salir...
Es cierto que la ironía y el humor están presentes en el local que dirige Raúl (Ángel Pardo). Es cierto que la sonrisa es continua en la hora y media que dura esta comedia. Pero también es cierto que la infelicidad planea en las luces intermitentes de una bombilla que pretende decirnos que el amor de una forma fugaz, o de una forma perenne, puede estar ahí donde menos lo imaginamos... Si bien, nuestros personajes no saben verlo, no saben vivirlo, no saben mantenerlo... Como puede ocurrirnos a nosotros mismos...
Juan Luis Iborra y Antonio Albert han pretendido seguir la estela del éxito que obtuvieron con “Mentiras, incienso y mirra”; de hecho, dos de sus intérpretes (Elisa Matilla y Ángel Pardo) son protagonistas de las historias desesperanzadas que salen a la luz en el Karaoke del que es dueño el segundo.
A Matilla y Pardo, acompañan en esta ocasión, Juanjo Artero y Pepa Rus. Esta última se lleva el mayor número de aplausos en su peculiar versión de “La vida sigue igual”. Ángel Pardo, por su parte, hace una interpretación magnífica de “Libre” uno de los grandes éxitos de Nino Bravo; Sin embargo, estos cuatro capítulos musicales pueden considerarse secundarios (seguramente porque no todos pueden “afinar” con mucho acierto), en una propuesta que no tiene mayor pretensión que la de hacer pasar un buen rato, que la de decirnos que lo importante es resistir los envites de la vida, resistir los golpes de mala suerte. Una propuesta que nos asegura que todo aspecto negativo puede tener, si lo buscamos, un lado positivo que nos ayude a vivir con o sin canción, con o sin pentagrama... En el que columpiar nuestras frustraciones.
Sofía Basalo.
sábado, 3 de marzo de 2012
AFTERPLAY (Diciembre 2006)

Sala pequeña del Teatro Español.
Autor: Brian Friel.
Director: José Carlos Plaza.
Intérpretes: Blanca Portillo y Helio Pedregal.
RETRATO DE DOS SOLEDADES.
Poco a poco se va haciendo la luz en la sala pequeña del Teatro Español. Mientras tanto, en la penumbra, llegan al espectador las voces de distintos personajes que quedaron atrapados en las páginas cerradas de un libro, de dos libros. Las quejas de una joven que vio cómo el amor se le escapaba de sus días mientras optaba por esperar... Los gritos de dos hermanas que depositaron un sueño irrealizable en la voluntad cansada de un hermano sin un sueño por soñar... las voces se alejan. Dan paso a la débil voz de un violín... en una gélida mañana... ante el espectador, a través de una luz velada, de foto antigua, una mujer sentada ante una mesa repleta de papeles añejos. A su lado, lejos aún, un hombre abrazado a un violín. Ambos en silencio. Cesa la música. El espectador abre un nuevo libro. Aquel que hace posible el encuentro, veinte años después, de dos seres que quedaron atrapados en el inconcluso final de dos historias. Ella es Sonia, sobrina de Tío Vania. Él, Andrei, casado con Natasha... solo ya. ¿Qué ha sido de ellos. Qué es de los personajes de un libro. Qué es de sus esperanzas, de sus ganas de luchar, de sus ansias por vivir, de las ganas de ser feliz que descubrimos en sus ojos aquella vez que nos atrevimos a adentrarnos en su finito mundo... Qué es de su soledad?
Él, Andrei, (Helio Pedregal) se aproxima a la mesa que ocupa Sonia (Blanca Portillo) con una familiaridad que le extraña. De nuevo se presentan, recuerdan la noche anterior, ella cae en la cuenta... y una noche más, crece en el ambiente de ese desconocido café la necesidad del otro, la perentoria urgencia de la compañía, de la confesión, de la palabra, de la mirada que, a su vez, nos mira, nos acierta a ver y nos comprende... aunque la excusa sean unos sabañones, unos árboles, abedules, para más señas... una noche en el magnífico teatro de la ópera... escuchando La Bohème... de Puccini... un puñado de frágiles mentiras, una espera condenada a no terminar nunca... ¿qué importan las excusas? Son dos soledades que se hacen compañía en un lugar y un tiempo indeterminados. Un lugar y un tiempo en los que todo puede ser...
Pocas veces, muy pocas veces se le da la oportunidad al espectador de conocer las vidas posteriores de dos personajes de ficción que quedaron truncadas, abiertas, inconclusas en el final de una obra. Esto es lo que ha hecho Brian Friel, imaginando una conversación entre dos personalidades creadas por el escritor ruso Anton Chejov. La intimidad de la situación se ve potenciada por el recinto teatral en el que se vive cada tarde el encuentro emocionado de estos dos seres, personajes a los que desde un principio les habita una conmovedora humanidad que va asomando poco a poco, de forma pausada, en un perfecto ejercicio de contención... La desesperanzada espera de Sonia, la necesidad de ser amada, el valor infinito de una partitura cuyos ecos llevaron a Andrei ante el rostro de su hijo, el calor imperceptible de una caricia que se escapa involuntaria entre las risas provocadas por una tontería, capaz de elevarnos hasta una momentánea felicidad que nos hace escapar de ese algo ansiado y cada vez más lejano... Todo en esta propuesta nos invita a sentirnos testigos privilegiados de este encuentro. El texto revestido de una sensibilidad exquisita. La dirección llevada a cabo por José Carlos Plaza creando ese ambiente de película antigua, lejana, intemporal... eterna... La interpretación de dos grandes de la escena, en un duelo dificilísimo, donde dejan buena muestra de su total implicación con los seres a los que dan vida.
”Afterplay” es, sin duda, una de esas pequeñas grandes joyas que de vez en cuando descubrimos en la cartelera Madrileña... o de cualquier otro lugar... es, una de esas pequeñas grandes joyas que te llaman, que te invitan a compartir la inigualable aventura del Teatro... con mayúsculas, por supuesto.
Sofía Basalo.
jueves, 1 de marzo de 2012
PREGÚNTAME POR QUÉ BEBO (Abril 2005)

PREGÚNTAME POR QUÉ BEBO.
Teatro Arlequín.
Director: Jesús Cracio.
Intérpretes: Ramón Langa y Juan Polanco.
… PORQUE ME GUSTA.
Por enésima vez, se llena el eterno recipiente. Los labios de alguien se acercan ávidos en busca del infalible elixir que lo conducirá hacia el paraíso.
Le gusta no sentirse. No encontrarse en el asfixiante día a día, en la incolora cotidianeidad, en su insípido ser. Le gusta desembarazarse de sus palabras, de sus reiterados fracasos, de sus envidias insanas. Le gusta imaginar que dormirá cobijado en los brazos de alguien, arrullado por el canto dulce de alguien, arropado en los labios generosos de alguien. Le gusta alzar el telón, cada tarde, para convertirse en el auténtico protagonista de un cuento maravilloso. Le gustan los finales felices aunque, para ello, tenga que beberse de un trago el planteamiento y el nudo de ese cuento. Le gusta no saberse él, aunque a la mañana siguiente se sepa y no se reconozca.
Después de algunos años regresa a la cartelera madrileña el excelente y “falso” monólogo, escrito por Juan carlos Ordóñez: “Pregúntame por qué bebo”.
De nuevo, Ramón Langa, se convierte en Adriano Alaya; el fracasado hombre de negocios, vestido de éxito y desnudo de autoestima.
El escenario del Teatro Arlequín abre las puertas y se transforma en el confesionario inmejorable de nuestro protagonista: “La Chabola”, el bar al que, cada noche, puntuales, aterrizan los sueños de este “borracho ilustrado”. El bar donde lo espera cansado a veces, entristecido siempre, “Luisito” (Juan Polanco), el mudo camarero. El personaje más difícil, más sufrido y, en su momento, más cruel y contundente.
Ramón Langa se sumerge en las entrañas de un rol complicado y tremendamente rico. El humor inteligente y la amargura que subyace en sus palabras, cobran, en la interpretación de Langa una fuerza y una veracidad casi hirientes. Éste es el valor de su interpretación. La mesura y el ir más allá del “típico borracho” gracioso y payaso, en ocasiones, para presentarnos a un hombre solo; incapaz de mirarse a sí mismo e incapaz de ser quien fue una vez… Quizá no se gustase demasiado.
La cruda realidad que nos presenta este montaje, es el valor que ha hecho posible su regreso a los escenarios de nuestra capital.
“Porque me gusta” es una de las muchas respuestas que Adriano Alaya pronuncia esa noche, ante la indiferencia, aparente, de Luisito. Una respuesta que emerge del nirvana alcohólico en el que ese hombre de negocios logra olvidar sus promesas, su soledad, su indefensión y su teléfono móvil…
Sólo dos palabras bastarán para devolverlo al mundo real, a su reflejo oscuro, nebuloso y gris: “Hasta mañana”.
El mudo camarero ha hablado. El escenario ya está oscuro. Fin del viaje. Ya no habrá respuesta alguna para esa impertinente pregunta…
Sofía Basalo.