sábado, 5 de marzo de 2011

AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS (Noviembre 2010)


AMAR EN TIEMPOS REVUELTOS. (EL DIABLO BAJO LA CAMA)

Teatro Bellas Artes.

Autores: Rodolf Sirera, Antonio Onetti y Josep María Benet i Jornet.
Adaptación: Antonio Onetti.
Director: Antonio Onetti.
Intérpretes: Cayetana Guillén Cuervo, Antonio Valero, Verónika Moral, Sebastián Haro, Ricard Borrás, Jaume García, Jaime Menéndez y Lara Grube.

… AMAR EL TEATRO AUNQUE LOS TIEMPOS SEAN REVUELTOS…

Teatro dentro del teatro. Teatro acallado por la censura. Teatro ahogado por la dictadura. Teatro superviviente gracias a la valentía de unos actores capaces de enfrentarse a la autoridad arbitraria. Teatro a pesar de todo y gracias a unos autores que aun en la sombra nos regalaron la luz…
Teatro que nace de un proyecto televisivo que dura ya seis años y con el que se propuso recordar, volver a atrás, hacia unos tiempos turbios en los que muchos españoles tuvieron que reinventarse para continuar viviendo, hacia unos tiempos confusos en los que fue difícil amar… En los que fue casi heroico amar el teatro, el buen teatro, el que hace reflexionar, el que entretiene colocando ante los ojos del espectador la realidad tal y como es, el que no se aleja de las baldosas siempre frías del dolor, de la muerte, del silencio; el que no se acomoda en la vida complaciente de los que miran a sus semejantes por encima del hombro…
Ese teatro sufrió las consecuencias de una régimen político que alargaba sus brazos hacia el arte a través de una censura inhábil que dejó un largo reguero de torpezas en el ejercicio de su “·incompetencia”… Ese teatro es el que ha homenajeado un proyecto que sube a las tablas a través del eco de la serie de televisión del mismo título; “Aunque es diferente” afirman sus autores e intérpretes.
El argumento escogido para esta aventura, eje central de la quinta temporada, posee una gran entidad y sus intérpretes, sobre todo Cayetana Guillén Cuervo, lo defienden con una energía y una pasión emocionantes.
Aún así, he de decir que lo he percibido como una sucesión de escenas que no acaban de formar un todo compacto.
Me ha sobrado la escena en la que la hermana de Estela del Val (Cayetana Guillén Cuervo) aparece para decirle que desea que encuentre a su hija. Me sobra porque no se vuelve a hacer referencia a ella hasta el final. Me sobra porque me resulta casi patética la forma en la que Lara Grube se ha “disfrazado” para dar vida a ese personaje absolutamente innecesario y me sobra porque ese dato es secundario, no hacía falta para llevar adelante esa obra. ¿No decimos que es diferente a la serie? Qué más da que Rosa (Lara Grube) sea o no la sobrina de La Diva...
Por otro lado, en la escena del portazo de Cristina Barea (Verónika Moral) creo que se ha ridiculizado demasiado a Abel (Jaume García). Cierto es que su comportamiento es risible y más aún, humillante; sin embargo, esas características debían llegar al espectador desde dentro, desde la esencia misma de un hombre que concibe a su esposa como una muñeca, como una marioneta, como un ser desvalido, no desde su comportamiento externo; no desde la forma, sino desde el fondo.
Por lo demás, creo que están bien interpretadas, aunque vuelvo a repetir, excesivamente “separadas” no ya por las numerosas pausas que hay entre una y otra (que también) sino por el hecho de que esta obra no acaba de ser un todo en sí misma.
Mención aparte merece Cayetana Guillén Cuervo que ha puesto de manifiesto la emoción que supone para ella “ser” esa Diva, esa mujer de teatro que con un comportamiento masculino se enfrenta a una sociedad machista y retrógrada, esa mujer de teatro que vive este arte como algo sagrado, esa mujer de teatro cuya trayectoria es tan parecida a la de sus padres y a su misma trayectoria, siempre respirando y creciendo entre bambalinas... Y ha dicho la verdad. Sobre el escenario representa la pasión por un arte que es la vida, por unos personajes que se alzan sobre un pedestal invisible, por un oficio al que nada ni nadie puede menoscabar, aunque esos “nadie” lleguen con una pistola en la mano o con las amenazas como carta de presentación.
Merece la pena ver este proyecto teatral, sentir este proyecto teatral, porque siempre valdrá la pena saber, averiguar y descubrir cómo fuimos…
Sofía Basalo.