sábado, 27 de junio de 2009

EN LA TOSCANA (Marzo 2008)


EN LA TOSCANA.

Teatro de La Abadía.


Autor y director: Sergi Belbel.
Intérpretes: Jordi Boixaderas, Lluis Soler, Cristina Plazas y Lluisa Castell.
Música: Albert Guinovart.
Escenografía: Max Glaenzel.


EN BUSCA DEL PARAÍSO.

He de admitir que no me resulta extraña la sensación de que algo tiene que ir mal, que algo tiene que fallar, cuando la felicidad nos envuelve. Quizá, subconscientemente, sintamos que no nos merecemos esa felicidad, el bienestar que, más o menos, hemos podido conseguir. Tal vez por ello, ante una “Toscana” indefinida buscamos en nuestro interior el interruptor que nos haga despertar de ese sueño idílico; pues algo nos dice que la realidad no puede ser tan hermosa, que no tenemos derecho a vivir algo tan perfecto. “Cuando has llegado a la cima de la pirámide de la felicidad (Dice Santi, refiriéndose a Marc) surgen dos grandes problemas: uno, tienes demasiado tiempo para pensar; y dos, sólo puedes mirar hacia abajo. Y eso es muy peligroso." Quizá olvida Santi (Lluis Soler) y el mismo Marc (Jordi Boixaderas) que también se puede mirar al frente para contemplar el paisaje... por otra parte, eso lo solemos olvidar todos al sentirnos atrapados por la ansiedad y por el miedo a perder aquello que nos es prestado...
Marc es un reputado arquitecto que lo ha conseguido todo en la vida: Dinero, salud, afectos... pero tras un viaje a La Toscana con su mujer, Joana (Cristina Plazas) se adentra en una profunda crisis que lo llevará a confundir la realidad con la ficción.
Su mujer y sus dos mejores amigos, Santi y María (Lluisa Castell) serán testigos de una caída contra la que no podrán hacer absolutamente nada. El tiempo, tal vez, pueda ser el artífice del regreso de Marc. El tiempo y él mismo, pueden ser los que abran la puerta a una segunda oportunidad y al definitivo viaje a La Toscana.
Sergi Belbel además de ser el autor de esta obra, es el director de una puesta en escena ágil, dinámica y casi cinematográfica, en la que nuevamente “los móviles” juegan un papel primordial, constituyendo en este caso el nexo de unión entre la realidad y la fantasía en la que vive Marc.
La obra se divide en 24 escenas que tienen lugar en un espacio casi laberíntico que puede representar exactamente la confusión mental del protagonista. El fondo es un espejo en el que el público puede verse de forma continuada; esos cuatro personajes somos todos; como todos somos víctimas de la incomunicación, de la infelicidad, del miedo, de la inseguridad... al final ese fondo cederá su vacío a una bella vista de La Toscana...
He leído algunas críticas y todas apuntan que el público no acaba de entender lo que ocurre sobre el escenario; en qué momento el personaje sueña o vive; dónde está la realidad o la ficción... No estoy de acuerdo.
Creo que la forma de contar de Sergi Belbel es clara, si bien, te invita a pensar, a optar, a reflexionar; de igual manera el sentido del humor que esgrimen los personajes es inteligente y a veces casi cruel... No puedo negar que me ha gustado, como tampoco puedo ni debo obviar el excelente trabajo y las magníficas voces de los cuatro intérpretes. No sé si es casualidad... creo que no... pero una vez más los actores y actrices catalanes marcan la diferencia... y para bien.

Sofía Basalo.

sábado, 6 de junio de 2009

DÍAS DE VINO Y ROSAS (Enero 2009)


DÍAS DE VINO Y ROSAS.

Teatro Lara.


Dirección: Tamzin Towsend.
Autor: J.P. Miller’s
Versión: Owen Mcafferty.
Adaptación: David Serrano.
Intérpretes: Carmelo Gómez y Silvia Abascal.


CUANDO EL AMOR NO ES SUFICIENTE...

Pocas veces se ha retratado de una forma tan fiel el frágil universo de una persona atrapada en los engañosos brazos del alcohol.... “Días sin huella” dirigida por Billy Wilder y protagonizada por Ray Milland, actor que tuvo que sufrir las consecuencias de una magnífica interpretación, pues en la industria cinematográfica se creyó que en realidad era un alcohólico... más recientemente “Cuando un hombre ama a una mujer” con Andy García y Meg Ryan... pero ninguna ha podido superar, en mí, “Días de vino y rosas”. Recuerdo el sobrecogimiento que me invadió en la escena en la que Jack Lemmon destrozaba la casa de su suegro en busca de una botella, la última botella, escondida en una maceta de un maltrecho invernadero; la desolación de una mujer que se despide del amor porque no puede pasar más de tres días sin la sorda compañía del líquido que nos salva de las soledades y fracasos... la impotencia del hombre que ve cómo se marcha despacio, pausadamente, la sombra de la que fue su sueño. Más que acertadas contemplo la propuesta que ha dirigido Tamzin Towsend, la adaptación realizada por David Serrano y las interpretaciones, magníficas de Silvia Abascal y Carmelo Gómez, Sandra y Luis, respectivamente. Al sobrecogimiento, acompaña en esta ocasión la emoción de estar ante dos seres humanos cuya ilusión se rompe ante sus rostros, cuyo futuro cae en manos de una flor que en su camino deja tan sólo las espinas, cuyo paraíso se transforma trago a trago en un desierto angosto e inacabable. Carmelo y Silvia son dos titanes sobre el escenario. Su maravilloso mundo, su futuro envuelto en las cegadoras luces de la ciudad de Nueva York se convierte en un presente beodo y desastroso, del que somos conmovidos testigos. El frío espanto que deja el cine cede aquí el paso a la tremenda humanidad que dos grandes actores ofrecen a dos seres complejos, ricos, víctimas y, sin duda, luchadores. No son necesarios los distintos espacios que muestran su realidad en la pantalla. No es necesario salir de un apartamento que sufre en sus “carnes” el deterioro de dos seres humanos que buscan su paraíso en un lugar equivocado. No es necesario nada más que dos intérpretes que lo ponen todo al servicio de unos personajes ricos, complejos, intensos, fuertes... No es necesario nada más... y sin embargo alguna vez planea en el ambiente alcohólico de los dos protagonistas el “wonderful world” que una vez cantó El gran Satchmo... y que ellos pierden al contemplarlo a través del engañoso espejo de un vaso... Y sin embargo alguna vez suena, lejana, New York, New York en la voz de Frank Sinatra... mientras su eco se pierde en el sucio colchón que sufre las resacas de la mujer que una vez bebió batido de chocolate... Y, finalmente, todo ello logra convertir esta propuesta en esa obra de teatro que deseamos ver... esa obra de teatro que resulta ser Inolvidable...

Sofía Basalo.