lunes, 11 de junio de 2012

MADAME BOVARY (Febrero 2012)




MADAME BOVARY.

Autor: Gustave Flaubert.
Adaptación: Emilio Hernández.
Dirección: Magüi Mira.
Intérpretes: Ana Torrent, Juan Fernández, Armando del Río y Fernando Ramallo.

LIBERTAD EN FEMENINO.

Emma Bovary es una mujer culta. Una mujer que lee, piensa, sueña, desea… Mientras ve pasar la vida ante sus ojos…
Emma Bovary opina que cada vez que una mujer es atraída por un deseo, existe ya una norma pensada para reprimirlo, para castigarlo, para condenarlo… Aún así, ella intenta vencer a esas normas, intenta traspasar los límites y desea… Desea… Y vive sus deseos… Y esos deseos la poseen, la atrapan, la atan a un placer tremendamente doloroso…
Emma Bovary pasó, como muchas otras mujeres, de estar tutelada por su padre, a estarlo por un marido mucho mayor que ella, por un marido con el que nada podía compartir, por un marido que la adoraba… Y a quien ella despreciaba inconscientemente quizá, cansada de ese color azul que la vistió de niña, que ahogó sus deseos de mujer y que cada día hizo presente su insatisfacción…
Emma Bovary encontró su refugio en los libros, en historias que ella misma protagonizaba, en fantasías reales que depositó en brazos de un hombre que jamás la quiso, en fantasías adúlteras que cobijó en los jóvenes ojos que sí vieron en ella la belleza…
… Pero Emma no supo controlar la pasión… Emma no supo vivir ardientemente en un mundo que destruye las pasiones, que las ahoga, que las anula… Emma prefirió morir a reconocer su fracaso y con él la humillación de un marido capaz de consentir la traición con tal de tenerla a su lado para siempre… No siempre el amor puede salvarnos…
En la época en la que Gustave Flaubert escribió “Madame Bovary”, apostar por la libertad en el comportamiento amoroso era prácticamente un suicidio social. En Francia, primaba la hipocresía; era habitual entre las parejas pudientes, la existencia de amantes por las dos partes; sin embargo lo imperdonable, lo deshonoroso, lo execrable era que este hecho saliera a la luz… Flaubert también fue valiente al escribir esta obra, ahondando en las motivaciones que llevaron a la protagonista a cometer tales “locuras” y defendiendo su texto ante los tribunales.
Es ésta la primera vez que Madame Bovary sube a las tablas de un escenario. La versión libre de Emilio Hernández es impecable. Magüi Mira siempre comprometida con la mujer, ha dirigido esta puesta en escena y lo ha hecho de una manera muy sutil, muy limpia. El color azul envuelve la realidad fría y distante de esta mujer, iluminada por un cálido amarillo cada vez que el deseo aparece ante sus ojos y ante los ojos de los dos hombres que a un tiempo la conducen hacia un territorio apasionante y peligroso.
Ana Torrent está inmensa como Emma Bovary. Sus monólogos vehementes, a veces desesperados y siempre llenos de vida los dice con una verdad emocionante y sobrecogedora. Nunca había visto a esta actriz sobre un escenario y ha sido una sorpresa sumamente agradable. Juan Fernández es el marido de Emma; el amante fiel y sosegado, el marido-padre de la niña que quiere ser mujer; su trabajo es más que notable.
Quizá el actor al que he visto con menos presencia sobre el escenario ha sido Fernando Ramallo. (El amante joven de Emma)
No quiero concluir este comentario con esta nota “menos buena” con respecto a una obra de la que me ha quedado el recuerdo fantástico de Ana Torrent como Emma Bovary y el fragmento escrito por Magüi Mira en el programa de mano; un fragmento reivindicativo… Aún hoy, muchas mujeres nos prohibimos el placer por el placer mismo… Ya es hora de que recordemos que lo único importante es vivir… Y a eso también tenemos derecho, un derecho que nadie ni nada debe quitarnos (y menos, nosotras mismas).

Sofía Basalo.

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