Autor: Gustave Flaubert.
Adaptación: Emilio Hernández.
Dirección: Magüi Mira.
Intérpretes: Ana Torrent, Juan Fernández, Armando del Río y
Fernando Ramallo.
LIBERTAD EN FEMENINO.
Emma Bovary es una mujer culta. Una mujer que lee, piensa, sueña,
desea… Mientras ve pasar la vida ante sus ojos…
Emma Bovary opina que cada vez que una mujer es atraída por
un deseo, existe ya una norma pensada para reprimirlo, para castigarlo, para
condenarlo… Aún así, ella intenta vencer a esas normas, intenta traspasar los
límites y desea… Desea… Y vive sus deseos… Y esos deseos la poseen, la atrapan,
la atan a un placer tremendamente doloroso…
Emma Bovary pasó, como muchas otras mujeres, de estar
tutelada por su padre, a estarlo por un marido mucho mayor que ella, por un
marido con el que nada podía compartir, por un marido que la adoraba… Y a quien
ella despreciaba inconscientemente quizá, cansada de ese color azul que la
vistió de niña, que ahogó sus deseos de mujer y que cada día hizo presente su
insatisfacción…
Emma Bovary encontró su refugio en los libros, en historias
que ella misma protagonizaba, en fantasías reales que depositó en brazos de un
hombre que jamás la quiso, en fantasías adúlteras que cobijó en los jóvenes
ojos que sí vieron en ella la belleza…
… Pero Emma no supo controlar la pasión… Emma no supo vivir ardientemente
en un mundo que destruye las pasiones, que las ahoga, que las anula… Emma
prefirió morir a reconocer su fracaso y con él la humillación de un marido
capaz de consentir la traición con tal de tenerla a su lado para siempre… No
siempre el amor puede salvarnos…
En la época en la que Gustave Flaubert escribió “Madame
Bovary”, apostar por la libertad en el comportamiento amoroso era prácticamente
un suicidio social. En Francia, primaba la hipocresía; era habitual entre las
parejas pudientes, la existencia de amantes por las dos partes; sin embargo lo
imperdonable, lo deshonoroso, lo execrable era que este hecho saliera a la luz…
Flaubert también fue valiente al escribir esta obra, ahondando en las
motivaciones que llevaron a la protagonista a cometer tales “locuras” y
defendiendo su texto ante los tribunales.
Es ésta la primera vez que Madame Bovary sube a las tablas de
un escenario. La versión libre de Emilio Hernández es impecable. Magüi Mira
siempre comprometida con la mujer, ha dirigido esta puesta en escena y lo ha
hecho de una manera muy sutil, muy limpia. El color azul envuelve la realidad
fría y distante de esta mujer, iluminada por un cálido amarillo cada vez que el
deseo aparece ante sus ojos y ante los ojos de los dos hombres que a un tiempo
la conducen hacia un territorio apasionante y peligroso.
Ana Torrent está inmensa como Emma Bovary. Sus monólogos
vehementes, a veces desesperados y siempre llenos de vida los dice con una verdad
emocionante y sobrecogedora. Nunca había visto a esta actriz sobre un escenario
y ha sido una sorpresa sumamente agradable. Juan Fernández es el marido de
Emma; el amante fiel y sosegado, el marido-padre de la niña que quiere ser
mujer; su trabajo es más que notable.
Quizá el actor al que he visto con menos presencia sobre el
escenario ha sido Fernando Ramallo. (El amante joven de Emma)
No quiero concluir este comentario con esta nota “menos
buena” con respecto a una obra de la que me ha quedado el recuerdo fantástico
de Ana Torrent como Emma Bovary y el fragmento escrito por Magüi Mira en el
programa de mano; un fragmento reivindicativo… Aún hoy, muchas mujeres nos
prohibimos el placer por el placer mismo… Ya es hora de que recordemos que lo
único importante es vivir… Y a eso también tenemos derecho, un derecho que
nadie ni nada debe quitarnos (y menos, nosotras mismas).
Sofía Basalo.
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