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domingo, 21 de noviembre de 2010

EL GRADUADO. (2005)

EL GRADUADO.

Teatro Coliseum.

Director: Andrés Lima.
Versión Teatral: Terry Johnson.
Autor: Charles Webb.
Traducción: Juan Cavestany.
Intérpretes: Ángela Molina, Olivia Molina, Juan Díaz, Chema de Miguel y Lola Casa Mayor entre otros.

UNA FRÍA SEDUCCIÓN.

“El Graduado” nace como novela en 1962, bajo la autoría de Charles Webb, convirtiéndose rápidamente en un bestseller. Cuatro años más tarde, fue llevada al cine, bajo la dirección de Mike Nichols, en lo que supuso el debut en el séptimo arte de Dustin Hoffmann. A propósito, la irresistible Sra. Robinson , fue interpretada por Ann Bancroff.
Esta película pasó a ser el estandarte de una juventud desorientada, insatisfecha e inmersa en la continua búsqueda de libertad y de una autenticidad moral de las que su entorno adolecía.
La versión teatral de Terry Johnson se estrenó en Londres en 2000. Desde esa fecha, ha recalado en los mejores escenarios del mundo. Desde Broadway hasta Madrid.
El 24 de Febrero se alzaba el telón de la versión española.
Bajo la dirección de Andrés Lima, discurre esta tórrida historia que nos retrotrae a un caluroso mes de julio de la década de los años 60, en California.
Uno de los “peros” que, inmediatamente, surgen cuando hablamos del paso de un clásico del séptimo arte, al teatro, aparece al hilo de los límites espaciales de este último.
¿Cómo reunimos todos los espacios en un solo escenario y en poco más de dos horas. Qué cortamos. Qué añadimos?
A este respecto, el montaje que podemos ver, actualmente, en el Teatro Coliseum, ha salido airoso.
Andrés Lima y el escenógrafo Rob Howell, han utilizado dos paneles. Dos mamparas muy sugerentes, a partir de las cuales, el espectador irá introduciéndose en aquella década, en aquel verano y en los distintos espacios donde se origina la acción.
La luz, juega un papel vital en una puesta en escena minimalista y esencialmente limpia de accesorios.
Por otro lado, la música de Paul Simon, se sitúa en un lugar privilegiado. Una especie de narrador omnipresente. Será el silencio sonoro y sensual en las primeras experiencias de Benjamin. El cuarto en discordia, en el triángulo amoroso, formado por “el graduado”, la Sra Robinson y Elaine Robinson. El hilo conductor que, marcará el ritmo y la continuidad de un montaje dinámico y escenográficamente muy bien concebido.
Llegamos, a mi juicio, al punto más débil: La interpretación.
Obviando el detalle de la presencia “impertinente” de los micrófonos y dejando a un lado nombres formados en el teatro como Chema de Miguel o el mismo Juan Díaz, del que recordamos con satisfacción, su reciente trabajo, junto a Manuel de Blas en “El Canto del Cisne” de Chejov; sí he de decir que me decepcionó el debut teatral de Ángela Molina.
No voy a discutir su poder de seducción ante una cámara, pero sí discuto la seducción que no hallé en su interpretación; eso sin olvidar el barullo incontrolado del final; en el que madre e hija se pierden sin saber cómo desenvolverse sobre un escenario que se ha convertido en un inmenso mar... Y se las ha tragado... Aunque de ese naufragio podríamos salvar a Olivia Molina (Elaine Robinson).
Mejor voz, mejor capacidad de reacción, más naturalidad y sin duda, un futuro más halagüeño en el teatro, que el de su madre... Tal vez, sea porque el camino, en la Teatral Señora Robinson, se anduvo a la inversa.


Sofía Basalo.