sábado, 27 de noviembre de 2010

MÁS ALLÁ DEL PUENTE (JULIO 2010)

MÁS ALLÁ DEL PUENTE.

Teatro Lara.

Autor: David Botello.
Director: Roger Gual.
Intérpretes: Marta Torné y Alex Brendemühl.

OTRA COMEDIA ROMÁNTICA…

Dos personas al borde del precipicio. Dos seres a los que el desamor ha conducido a un puente desde el cual pretenden saltar. Dos seres que se ven, se conocen, se enamoran y deciden caminar juntos, lejos de esa decisión fatal…
“Más allá del puente” nos muestra una relación en todas sus etapas. Destripa la magia del enamoramiento y la pasión, para poner sobre el escenario las dudas que nublan la felicidad, los temores que apagan los brillos de la convivencia, los celos que enturbian la capacidad para abandonarnos en el otro, las inseguridades individuales, en fin, que nos impiden ser más de uno.
Es una comedia romántica, aunque en el programa de mano se añada la palabra “casi”; quizá en esta obra “se destripen” los entresijos de una relación; quizá en esta obra, el autor, no se limite a mostrarnos el aspecto más bonito de este sentimiento, quizá el texto no se detenga en el momento en el que la relación comienza… Quizá esta obra vaya un poquito más allá, abriendo en canal “al sujeto” en cuestión para investigar esa historia, ese amor, esa convivencia, esa suma de emociones, ese cúmulo de cotidianidades… En este punto estamos de acuerdo, pero tampoco es la primera vez que alguien se adentra en ello, no es la primera vez que alguien invita al espectador a entrar en la habitación en la que el amor vestido de rutina y dudas, respira, con lo que lamentablemente hemos de decir que esta comedia “casi” romántica, no nos ofrece nada nuevo… Y por tanto, no va más allá…
Marta Torné y Alex Brendemühl desarrollan su labor correctamente. Me gusta más el veterano actor que la debutante actriz, quizá también él tiene mucha más experiencia sobre las tablas y eso, lógicamente se nota.
Marta Torné ha manifestado que algo que caracteriza esta función, es que en ella no es la mujer la que duda, la que no sabe qué hacer, la que vive en constante indecisión, como sucede habitualmente; esta observación me parece un tanto sexista, pero en fin, tampoco es para tanto, sobre todo porque la duda y la reflexión son síntomas de madurez… habría que ver en qué sentido lo comentaba.
La estructura es correcta y funciona, si exceptuamos las proyecciones visuales que, a mi parecer, no aportan gran cosa. La obra se desarrolla en etapas, entre las cuales ambos se desnudan psicológicamente ante un tercero, que se supone, es un profesional, para pasar a la vida real, momento en el que los dos interactúan.
El humor que el autor ha impreso a la obra es un poquito ácido, aunque, vuelvo a repetir, tampoco es para tanto.
Nada nuevo, pues, más allá del puente…

Sofía Basalo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

EL GRADUADO. (2005)

EL GRADUADO.

Teatro Coliseum.

Director: Andrés Lima.
Versión Teatral: Terry Johnson.
Autor: Charles Webb.
Traducción: Juan Cavestany.
Intérpretes: Ángela Molina, Olivia Molina, Juan Díaz, Chema de Miguel y Lola Casa Mayor entre otros.

UNA FRÍA SEDUCCIÓN.

“El Graduado” nace como novela en 1962, bajo la autoría de Charles Webb, convirtiéndose rápidamente en un bestseller. Cuatro años más tarde, fue llevada al cine, bajo la dirección de Mike Nichols, en lo que supuso el debut en el séptimo arte de Dustin Hoffmann. A propósito, la irresistible Sra. Robinson , fue interpretada por Ann Bancroff.
Esta película pasó a ser el estandarte de una juventud desorientada, insatisfecha e inmersa en la continua búsqueda de libertad y de una autenticidad moral de las que su entorno adolecía.
La versión teatral de Terry Johnson se estrenó en Londres en 2000. Desde esa fecha, ha recalado en los mejores escenarios del mundo. Desde Broadway hasta Madrid.
El 24 de Febrero se alzaba el telón de la versión española.
Bajo la dirección de Andrés Lima, discurre esta tórrida historia que nos retrotrae a un caluroso mes de julio de la década de los años 60, en California.
Uno de los “peros” que, inmediatamente, surgen cuando hablamos del paso de un clásico del séptimo arte, al teatro, aparece al hilo de los límites espaciales de este último.
¿Cómo reunimos todos los espacios en un solo escenario y en poco más de dos horas. Qué cortamos. Qué añadimos?
A este respecto, el montaje que podemos ver, actualmente, en el Teatro Coliseum, ha salido airoso.
Andrés Lima y el escenógrafo Rob Howell, han utilizado dos paneles. Dos mamparas muy sugerentes, a partir de las cuales, el espectador irá introduciéndose en aquella década, en aquel verano y en los distintos espacios donde se origina la acción.
La luz, juega un papel vital en una puesta en escena minimalista y esencialmente limpia de accesorios.
Por otro lado, la música de Paul Simon, se sitúa en un lugar privilegiado. Una especie de narrador omnipresente. Será el silencio sonoro y sensual en las primeras experiencias de Benjamin. El cuarto en discordia, en el triángulo amoroso, formado por “el graduado”, la Sra Robinson y Elaine Robinson. El hilo conductor que, marcará el ritmo y la continuidad de un montaje dinámico y escenográficamente muy bien concebido.
Llegamos, a mi juicio, al punto más débil: La interpretación.
Obviando el detalle de la presencia “impertinente” de los micrófonos y dejando a un lado nombres formados en el teatro como Chema de Miguel o el mismo Juan Díaz, del que recordamos con satisfacción, su reciente trabajo, junto a Manuel de Blas en “El Canto del Cisne” de Chejov; sí he de decir que me decepcionó el debut teatral de Ángela Molina.
No voy a discutir su poder de seducción ante una cámara, pero sí discuto la seducción que no hallé en su interpretación; eso sin olvidar el barullo incontrolado del final; en el que madre e hija se pierden sin saber cómo desenvolverse sobre un escenario que se ha convertido en un inmenso mar... Y se las ha tragado... Aunque de ese naufragio podríamos salvar a Olivia Molina (Elaine Robinson).
Mejor voz, mejor capacidad de reacción, más naturalidad y sin duda, un futuro más halagüeño en el teatro, que el de su madre... Tal vez, sea porque el camino, en la Teatral Señora Robinson, se anduvo a la inversa.


Sofía Basalo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

SOMBRA DE PERRO (Diciembre 2009)

SOMBRA DE PERRO.

Teatro Infanta Isabel.

Autor y director: Nancho Novo.
Intérpretes: José Coronado, Sonia Castelo, Camilo Rodríguez, Natalia Moreno y Félix Cubero.

PSICOLOGÍA DE ANDAR POR CASA…

Nancho Novo está llenando en el Teatro Fígaro Adolfo Marsillach con El Cavernícola. En tiempos críticos, está arrasando en la cartelera madrileña… ¿Qué necesidad tiene, pues, de poner en marcha un proyecto en el que figura como director y autor y que para serles sincera, no tiene pies ni cabeza. Un proyecto que tras leer el programa de mano estimas interesante y que según avanza consideras “interesante”en la forma, aunque redundante y simple en el fondo?
Sombra de perro es una propuesta que pretende analizar el comportamiento humano, que pretende igualarnos en un instinto común y a veces inevitable… y lo consigue. Consigue pretenderlo… pues finalmente logra que nos quedemos con la boca abierta por el desconcierto, por la decepción y el innecesario envoltorio para tan absurdo contenido.
A las deficiencias en la interpretación que provienen en gran parte del trabajo de Natalia Moreno, se une un texto repleto de tópicos, de machismo, de especuladores cocainómanos y de políticos que harían cualquier cosa por conseguir aquello que ansían; un texto al que además se le ha vestido con una verborrea intencionadamente técnica que patina al intentar entrar en el ámbito de una psicología que a la postre resulta barata y pomposa.
Es original el modo de contar. Son simpáticas las proyecciones de un vídeo inexistente, que llevan a cabo los propios actores, realizando una labor complicada, al tener que repetir los mismos ademanes, las mismas palabras y el mismo tono. Pero no sólo de “forma” vive el hombre, y en este caso, el teatro… Y aunque Nancho Novo me cae muy bien y lo considero un hombre inteligente, no puedo por menos que darle un suspenso a una propuesta de la que, tristemente, no puedo salvar ni su sombra… qué digo… ni la silla de ruedas de un presentador inexplicablemente inválido que, al final, hace mutis por el foro a pie…

Sofía Basalo.