jueves, 26 de agosto de 2010

LA CENA DE LOS GENERALES (Septiembre 2009)


LA CENA DE LOS GENERALES

Teatro Español.

Autor: José Luís Alonso de Santos.
Director: Miguel Narros.
Intérpretes: Sancho Gracia, Juanjo Cucalón, Emilio Gómez, Adolfo de Grande, Tomás Calleja, Luis Garbayo y Ana Goya, entre otros.

EL LADO HUMANO DE LA GUERRA …

Ha acabado la guerra. El bando llamado Nacional ha derrotado al Republicano. Para celebrar la victoria Francisco Franco ha decidido homenajear a los Generales que hicieron posible la liberación española de la perniciosa marea roja. Ese homenaje tendrá lugar en el madrileño Hotel Palace, donde el Teniente Miranda (Juanjo Cucalón) se encargará de organizar una opípara cena junto a un peculiar Maitre (Sancho Gracia), personaje singular donde los haya y Mago maravilloso en un gastronómico campo de batalla donde moverá los hilos de un entramado que él solo conoce y que escena a escena irá desvelando ante los ojos del público.
La acción transcurre en una cocina vacía, abandonada, desolada y moribunda… como España. Quizá es España; al menos Miguel Narros así lo cree y así lo siente. Un país paralizado y hundido en la miseria que ha de ver pasar ante sus ojos (como esos cocineros, presos excarcelados por un día) la vida y la riqueza reservada únicamente a los vencedores a los que además deberá servir callada y sumisa.
Callada pero no sumisa es la actitud del Maitre del hotel, quien ha planeado todo, como en un número circense, incluido el más difícil todavía, para que dos presos puedan contraer matrimonio y escapar de esa España sombría, de esa cocina gris y austera…
“La cena de los generales” es un cuento. Un cuento que se mueve entre la farsa, el sainete y el drama. Un cuento con un final feliz y melancólico a un tiempo. Un cuento cuya esperanza reposa en la humanidad que respira, a veces con suma debilidad, en aquellos que, abrazados a ideas divergentes, saben ver más allá y permiten que sus conductas nazcan del corazón… tan maltratado a veces… Un cuento cuyo anhelo descansa en un personaje que defiende la cuerda locura del entendimiento, de la comprensión y del amor… Un cuento cuya irrealidad no es otra que la humanidad de una guerra y una posguerra esperanzada a pesar del miedo que se cuela sagaz por las paredes, que se arrastra sutil a través de las rendijas… Una posguerra en la que la muerte, con su voz engañosa, nos hace creer que estamos vivos cuando nuestros nombres están escritos ya, en la lista oscura de un amanecer agonizante y frío…
A este montaje que ha recorrido ya casi toda la geografía española puede sobrarle, quizá, el toque folclórico y zarzuelero con que Narros lo ha aderezado (sobre todo cuando la zarzuela no está cantada del todo bien). Aún así y subrayando el gran trabajo actoral de Juanjo Cucalón y el saber estar siempre solvente de Sancho Gracia, no puedo negar que me gustó esa cena y que desearía que existieran locos hacedores de imposibles como Don Genaro o Don Gabriel, que todos los militares tuviesen el toque desequilibrado y absurdo del Teniente Miranda, que más allá de ideologías y odios supiéramos ver nuestra humanidad, que más allá de la desolación de una guerra hubiese lugar para el amor y para bailar un vals, que iniciar un viaje de novios fuese tan fácil y que para ser libre bastase la letra de una canción…
Me gustó, en definitiva, La cena de los generales… aunque si de cenar se trata, lo haría sin ninguna duda en la humilde mesa de los cocineros… presos excarcelados por un día…

Sofía Basalo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

SEXOS (Septiembre 2009)


SEXOS.

Teatro de La Latina.

Autor: Xavier Beltrán.
Director: Pep Antón Gómez.
Intérpretes: Pepón Nieto, Adriana Ozores, Anabel Alonso, Neus Sanz y Federico Celada.

… NADA QUE RASCAR…

Una historia de vidas cruzadas, afectos cruzados, sexo cruzado, pasiones cruzadas, envidias cruzadas, traiciones cruzadas… Una historia nacida de cinco historias que no me voy a permitir escribir con mayúsculas porque la hemos escuchado muchas veces, seguramente mejor trazada, mejor imaginada y mejor dramatizada; porque es una historia de la que poco podemos extraer, cuando para regalárnosla no se ha cuidado ni el lenguaje, simplista y poco original; porque se ha utilizado los rostros de cinco intérpretes televisivos, archiconocidos, más que populares como únicos reclamos, esperando que con su sola presencia provoquen la risa gratuita de un bodrio más o menos bien interpretado; porque deja al descubierto la pretensión de un proyecto: Llenar un teatro con lo que sea, da lo mismo; si es humor fácil, mejor; para qué quebrarse la cabeza… Y porque, es una historia en la que, personalmente, no me ha gustado ver embarcados a algunos de sus “pasajeros”…
Me pregunto qué lleva a un buen actor a enrolarse en un proyecto mediocre… ¿el dinero, quizá?... Si tal proyecto fuese televisivo, a lo mejor … Pero cuando estos actores han trabajado también en dicho medio y alguno de ellos nos ha recomendado fervientemente una determinada marca láctea enriquecida con Calcio, resulta extraño cuando menos… Como ven, no tengo la respuesta y sin embargo los interrogantes siguen dando vueltas… siguen abriendo y cerrando puertas… como hacen estos actores en quizá lo único reseñable de “Sexos”: Su escenografía. Una pared oscura, formada por cinco puertas a través de las que se mueven de una manera rápida y perfectamente coordinada, estos actores, buenos actores, que además son amigos… Más allá no hay nada; La oscuridad absoluta de un texto mediocre, de un tema repetido y de un modo de abordarlo vulgar, soez, simplista y muy poco inteligente… Eso sí, al público le importa un pimiento, le gusta y le hace gracia… por lo que parece, eso basta… el prestigio y la integridad han sido desplazados por el mercadeo de un producto más o menos bien envuelto y sin sustancia…

Sofía Basalo.

martes, 24 de agosto de 2010

EL PEZ GORDO (Septiembre 2009)


EL PEZ GORDO.

Teatro Arenal.

Autor: Roger Rueff.
Traducción: Bernabé Rico.
Director: Juan Carlos Rubio.
Intérpretes: Helio Pedregal, Toni Cantó y Bernabé Rico.


Es difícil sobrevivir en una pecera pequeña, oscura, absorbente. Es difícil sobrevivir en un mísero acuario, mientras intentamos avanzar entre las bocanadas ansiosas de un pez gordo… del que a la postre depende nuestra existencia…
Es difícil sobrevivir en una sociedad en la que lo que menos importa es el ser humano, quién eres, en qué crees, qué sientes, qué quieres… Es difícil avanzar si nos resistimos a hacerlo enfundados en el frío abrigo de la apariencia, de la indiferencia, de lo superficial, de lo que los demás quieren ver, de lo que los demás quieren que seamos…
Tres comerciales se encuentran en la habitación de un hotel para llevar a cabo el negocio de su vida, un contrato vital para la carrera de nuestros protagonistas. Del Pez Gordo dependen sus futuros. Futuros que se escabullen de entre sus manos, a través de la propia humanidad de un magnate que por una noche se desnuda y abandona el abrigo áspero de un trabajo que en ocasiones nos impide ser humanos…
Dentro de la minúscula suite encontramos a un comercial de unos 56 años (Helio Pedregal) y a uno más joven que se halla ante su primera misión (Bernabé Tierno).
Los ideales frente al equilibro. La inexperiencia frente a unos ojos que lo han visto todo y que han determinado que todo es relativo. El ímpetu frente a la serenidad del tiempo, de la edad y no sé si del escepticismo. La Intransigencia frente a la relatividad y el agnosticismo…
Poco después y de un modo atronador llegará el tercero en discordia, (Toni Cantó) “Un ser frágil disfrazado de tiburón implacable”. Un hombre que cuenta con poco más de cuarenta años y que quizá ha aprendido que en ciertos trabajos, sino en todos, hemos de dejar a un lado la humanidad, los principios, la sensibilidad, la inocencia para sobrevivir, para ascender, para que te vean, para que te valoren, para que te respeten… Un hombre que a pesar de las mentiras que han rodeado su vida profesional ha mantenido cierta integridad, cierta coherencia, cierta honradez… rasgos que todavía su joven compañero, no sabe ver, no acierta a comprender que se pueda actuar más allá de los valores que implacablemente han marcado su corta existencia…
Bernabé Rico ha sido el encargado de regalarnos este interesante texto. Dos largos años le ha llevado a este joven y polifacético actor, poner en pie una obra de teatro que ensambla en una pequeña suite de hotel tres facetas de una sola persona; de un ser humano que se enfrenta inocente y desnudo ante la vida, que asume que ha de protegerse para sobrevivir y que finalmente contempla como espectador privilegiado la lucha de dos peces que no caben en un mismo acuario, y que tal vez serán devorados por un invisible Pez Gordo…
Juan Carlos Rubio ha sido el director de esta puesta en escena, uno de los mejores títulos que actualmente podemos ver en la cartelera madrileña. Toni Cantó, cada vez con más presencia y fuerza sobre los escenarios, realiza una labor magnífica. Helio Pedregal ofrece su propia edad a un personaje con una fuerza interior arrolladora y Bernabé Rico completa un trío que sinceramente, se escribe con mayúsculas.
No todo vale en la jauría en la que hemos convertido esta sociedad… Siempre ha de haber algo más allá de las letras que forman la palabra “Jefe”… Siempre, por nuestro bien…

Sofía Basalo.

jueves, 12 de agosto de 2010

POR EL PLACER DE VOLVER A VERLA (Marzo 2010)


POR EL PLACER DE VOLVER A VERLA.

Teatro Amaya.

Autor: Michel Tremblay.
Dirección y adaptación: Manuel González Gil.
Intérpretes: Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza.

SIMPLEMENTE GRANDES.

Un dramaturgo aprovecha su profesión para homenajear a aquélla que siempre habrá de habitarlo y habitarnos; aquélla que le descubrió su pasión por el teatro, aquélla que nos descubre todas las pasiones; aquélla de la que jamás podrá vaciarse, de la que jamás podremos vaciarnos, pues no hay vacío cuando el amor es el que nos hace. Es ésta una obra pequeña, intimista, incluso fácil. ¿Cómo no empatizar con los sentimientos que coloca sobre el escenario “Miguel”. Cómo no emocionarse con el viaje hacia la infancia que inicia un hombre que nos habla del placer de volver a ver a la única mujer que jamás se va de nuestras vidas. Cómo no llamar al éxito con una obra eminentemente emocional, evocadora, vestida de la inocencia de unos recuerdos que son en presente, que son una verdad que sobrepasa majestuosa, a una realidad cruel y teñida por el color gris de un tiempo que pasa, que transcurre y que nos deja absolutamente solos. Cómo no ganarse al resto del mundo con un final tan irreal como deseable?
El impulso de esta obra es, repito, fácil, demasiado fácil. En sí misma, no tiene nada de particular; ni tan siquiera el misterio del teatro, pues todo se hace cara al público. El protagonista nos introduce en sus recuerdos, en su pasado. Ese tiempo pretérito se hace real de la mano de los técnicos y a veces, se funde con el presente, rozando la magia, gracias a la química que incuestionablemente existe, respira, Es, entre estos dos intérpretes; tanto es así, que si hubieran sido otros quienes nos hubieran invitado a recordar, esta obra pasaría sin pena ni gloria. Si hubieran sido otros quienes nos regalasen este placer no podríamos saborearlo de la misma manera; también es cierto que otros no lo abrazarían como ellos, otros no lo envolverían con el mismo mimo; otros no habrían sabido hacerlo con la exquisitez que se respira sobre el escenario del Teatro Amaya. Lamentablemente, no podemos decir que este proyecto esté a la misma altura que la recordada “Hoy el diario de Adán y Eva, de Mark Twain” y sin embargo, es inimaginable no rendirse ante el trabajo de Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza. Ellos hacen grande un proyecto pequeño. Ellos envuelven la cotidianidad de Magia. La Magia de un teatro repleto de emociones y de una profesionalidad que nos conduce hacia un territorio donde todo puede ser posible. Es, en definitiva, el placer de volver a verlos lo que hace Grande la conmoción de sentir, de nuevo, el calor del rostro de nuestras madres, en la madre de Miguel.

Sofía Basalo.