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sábado, 6 de octubre de 2012

LA ESCUELA DE LA DESOBEDIENCIA. (Junio 2012)





LA ESCUELA DE LA DESOBEDIENCIA.

Teatro Bellas Artes.

Autor: Paco Becerra.
Director: Luis Luque.
Intérpretes: María Adánez, Cristina Marcos, Sofía Alegre y Rosa Miranda.

DESOBEDECER PARA VIVIR.

Nos trasladamos a  la Francia del siglo XVIII, época en la que la mujer tenía pocas opciones para realizarse como ser humano, época en la que una mujer que se preciase debía dedicarse a leer libros de santos, ser santa y hasta parecerlo, época en la que la hipocresía era la única norma válida en una sociedad en la que por ejemplo, la prima monja de nuestra protagonista (Fanchon- Adánez) osa regalarle un vibrador para consuelo de su “más que probable” soledad y aburrimiento.
Ante este panorama, Sussane (Cristina Marcos) –prima de vida disoluta de Fanchon- acude al rescate temiendo que los progenitores de ésta intenten ingresar en un convento a la inocente niña. Así, comienza a instruirla en la más que recomendable ciencia de la desobediencia, con el fin de desaprender las nocivas lecciones de moralidad que hasta el momento han “entontecido” a la joven.
Estas lecciones son impartidas de un modo magistral por una actriz sensacional que ha sabido aprovechar y de qué manera, la oportunidad de meterse de lleno en una comedia. Una comedia ácida e irónica donde ésta, Cristina Marcos, se desenvuelve de un modo genial. No se queda atrás María Adánez, si bien, la primera muestra su veteranía y quizá la riqueza de matices que no acabamos de descubrir en la segunda. Es completamente acertada la interacción con las dos intérpretes musicales que dotan al espectáculo de un sabor dinámico dentro de su clasicismo.
“La escuela de la desobediencia” es una crítica feroz, llena de inteligencia y actualidad, hacia una sociedad empeñada en encerrar en el pecaminoso silencio la sexualidad y el placer femeninos. Acentúo la actualidad, pues si bien es cierto que no es comparable la situación que vivimos en la actualidad, también lo es que hablar de sexo, mostrar las vías de placer femeninas, reivindicar el sexo por el sexo y la libertad a la hora de vivirlo, siempre que esa libertad sea conjugada en femenino, siguen siendo temas escabrosos, temas de “segunda división”… La mujer no buscará su propio placer sin ser tachada de “fresca” o “desvergonzada”, mientras que el hombre siempre será más hombre cuantas más mujeres “se pase por la piedra”… Perdonen la expresión, pero “al pan, pan y al vino, vino”… Y aún nos queda mucho por desobedecer y más aún por desaprender. Enhorabuena, pues, a todo un equipo capaz de reivindicar con alegría, humor, inteligencia y buen hacer.

Sofía Basalo.


miércoles, 18 de marzo de 2009

LA SEÑORITA JULIA (Marzo 2008)


Teatro Auditorio Federico García Lorca de Getafe.
Desde el 14 de marzo, en el Teatro Fernán Gómez.


Autor: August Strindberg.
Dirección: Miguel Narros.
Intérpretes: María Adánez, Raúl Prieto y Chusa Barbero.

INOLVIDABLE NOCHE DE SAN JUAN...

Nos encontramos ante uno de los textos imprescindibles del teatro y una de las mejores creaciones de August Strindberg.
Su protagonista, La Señorita Julia, es también uno de los papeles femeninos más complejos y apasionantes de la dramaturgia universal, un reto y una meta para grandes actrices que han podido vivir a través de la piel de una mujer contradictoria, apasionada y símbolo de una lucha que aún continúa viva en muchos frentes.
Miguel Narros ha sido el encargado de recuperar este texto, de hacer de él una puesta en escena de una fuerza enorme aunque de ritmo desigual. Su valor máximo lo alcanza en “el combate” sexual y social de los dos protagonistas, aunque pierde esa tensión al comienzo y al final de la obra. Al comienzo porque avanza lentamente, porque se pierde en el esbozo de lo que será más adelante, con lo que estimo que esas pinceladas deberían ser más breves para dar relevancia a lo que realmente la tiene. Al final porque resulta demasiado largo, demasiado denso, su transcurso está trazado a cámara lenta. La Señorita Julia (María Adánez) no se acaba de ir nunca, el espectador de forma inconsciente empuja a ambos personajes para que tomen una determinación rápida y tajante.
Obviando estas dos notas, centrándonos en la lucha sexual y social que emprenden los dos personajes, podemos afirmar que estamos ante una gran obra de teatro y ante dos estupendas interpretaciones. Ante uno de los mejores trabajos de María Adánez y ante el siempre eficaz Raúl Prieto. La atracción sexual de ambos personajes se enreda con violencia y ferocidad a los recelos sociales que anidan en sus pasados; la lucha dialéctica repleta de reproches, de miedos, de honor mancillado y vergüenza sobrevenida se funde en una lucha física voraz que acaba con la Señorita, con la mujer atrapada en la voz autoritaria e intransigente del General, con la mujer abrazada a una inocencia incapaz de recordar que tras la noche de San Juan llegará un nuevo día repleto de miradas, de voces acusadoras e injuriosas...
Esa noche mágica se han vulnerado las normas. La frontera invisible e impenetrable ha sido cruzada por la pasión, por el deseo... después nada podrá ser igual. Las vidas de ambos jamás podrán ser iguales... por mejor decir, la vida de La Señorita Julia no podrá ser igual, no será, quizá... La mujer por muy “Señorita” que sea, siempre resultará ser la gran perjudicada por un error común que le será imputado únicamente a ella...

Sofía Basalo.