LA ESCUELA DE LA DESOBEDIENCIA.
Teatro Bellas Artes.
Autor: Paco Becerra.
Director: Luis Luque.
Intérpretes: María Adánez, Cristina Marcos, Sofía Alegre y
Rosa Miranda.
DESOBEDECER PARA VIVIR.
Nos trasladamos a la
Francia del siglo XVIII, época en la que la mujer tenía pocas opciones para
realizarse como ser humano, época en la que una mujer que se preciase debía
dedicarse a leer libros de santos, ser santa y hasta parecerlo, época en la que
la hipocresía era la única norma válida en una sociedad en la que por ejemplo,
la prima monja de nuestra protagonista (Fanchon- Adánez) osa regalarle un
vibrador para consuelo de su “más que probable” soledad y aburrimiento.
Ante este panorama, Sussane (Cristina Marcos) –prima de vida
disoluta de Fanchon- acude al rescate temiendo que los progenitores de ésta
intenten ingresar en un convento a la inocente niña. Así, comienza a instruirla
en la más que recomendable ciencia de la desobediencia, con el fin de
desaprender las nocivas lecciones de moralidad que hasta el momento han
“entontecido” a la joven.
Estas lecciones son impartidas de un modo magistral por una
actriz sensacional que ha sabido aprovechar y de qué manera, la oportunidad de
meterse de lleno en una comedia. Una comedia ácida e irónica donde ésta,
Cristina Marcos, se desenvuelve de un modo genial. No se queda atrás María
Adánez, si bien, la primera muestra su veteranía y quizá la riqueza de matices
que no acabamos de descubrir en la segunda. Es completamente acertada la
interacción con las dos intérpretes musicales que dotan al espectáculo de un
sabor dinámico dentro de su clasicismo.
“La escuela de la desobediencia” es una crítica feroz, llena
de inteligencia y actualidad, hacia una sociedad empeñada en encerrar en el
pecaminoso silencio la sexualidad y el placer femeninos. Acentúo la actualidad,
pues si bien es cierto que no es comparable la situación que vivimos en la
actualidad, también lo es que hablar de sexo, mostrar las vías de placer
femeninas, reivindicar el sexo por el sexo y la libertad a la hora de vivirlo,
siempre que esa libertad sea conjugada en femenino, siguen siendo temas
escabrosos, temas de “segunda división”… La mujer no buscará su propio placer
sin ser tachada de “fresca” o “desvergonzada”, mientras que el hombre siempre
será más hombre cuantas más mujeres “se pase por la piedra”… Perdonen la
expresión, pero “al pan, pan y al vino, vino”… Y aún nos queda mucho por
desobedecer y más aún por desaprender. Enhorabuena, pues, a todo un equipo
capaz de reivindicar con alegría, humor, inteligencia y buen hacer.
Sofía Basalo.