LOS CHICOS DE HISTORIA.
Teatros del Canal.
Autor: Alan Bennett.
Traducción y dirección: José María Pou.
Intérpretes: José María Pou, Josep Minguell, Maite Gil, Jordi Andujar, Javier Beltrán, Oriol Casals, Alberto Díaz y Llorenç González, entre otros.
INSPIRACIÓN VITAL.
Una escuela. Unos alumnos deseosos de vivir, de absorber cada minuto, de hacer de su paseo vital algo extraordinario. Un profesor que entiende que la cultura es mucho más que una serie de datos, de números sin alma, de hechos objetivos. Un hombre que pretende quedarse en sus pupilos más allá de la fecha de un examen. Un “maestro” que, en una denodada lucha contra el descorazonador sistema educativo, gana la batalla nuevamente, al regalarnos el firme convencimiento de que el ser humano, como tal, es más grande que un boletín de notas, que un título académico y que un master en economía. Si bien es cierto que la fórmula presentada por José María Pou, con la autoría de Alan Bennett no es nueva, su éxito y su valor son incontestables, más aún cuando atravesamos una época en la que la palabra respira ahogadamente, en la que el ser humano pretende aniquilar su esencia en números, en un éxito material que le asfixia el alma. En tal presente, pues, la reivindicativa inspiración vital que nos deja Héctor (José María Pou) no tiene precio. En tal presente, este texto repleto de poesía, de cine clásico, de música popular, de esa cultura que nos coge de la mano alentándonos en nuestro paseo por la vida, nos recuerda lo verdaderamente importante, lo que hay más allá de una careta que nos miente, que nos oculta la verdad, que viste la realidad de una felicidad que no existe… Al final de la función hay algo que me parece interesante. El alumno que ha seguido al pie de la letra aquello que el “maestro” les dejó en sus años estudiantiles vive en la actualidad como un ermitaño; solo, conectado al mundo a través de las redes sociales; mientras otros compañeros, aquellos quizá anclados en el sistema oficial, han alcanzado “el éxito”… ¿Qué es el éxito. Acaso el alumno judío y homosexual que siguió las directrices del “maestro” y que vive como un auténtico ermitaño, ha fracasado. Acaso el gran profesional, el ejecutivo, aquel que puede comprar el bienestar y el máximo confort es el único que puede considerarse triunfador?...
Temas eternos, temas que politizados, como están, demandan una solución que desde luego no se halla en ninguna ley, éstas en tal caso ofrecen una respuesta a posteriori. Temas eternos cuya raíz se encuentra en la infancia, en las costumbres, en aquello que vemos, que alienta nuestras circunstancias, nuestro alrededor, nuestro hogar, nuestros ancestros, en aquello que hemos delegado en otros, depositando nuestra responsabilidad en unas manos indefensas que desde luego poco pueden hacer si en el alma en la que se trabaja no se ha sembrado…
“Los chicos de historia” en teatro, como hace años “El club de los poetas muertos” o “El club de los emperadores” en cine, nos regala el valor de la poesía, de la lectura, de la cultura, de la palabra emitida con la seducción propia de aquel que la pronuncia desde dentro, con el corazón, con el alma… Creando uno de esos “mejores momentos” en los que del último sonido, del último verso, de la última página, de la última escena surge una mano, coge la tuya, para decirte en un susurro: “Eres apto para coger el testigo”
Sofía Basalo.
Teatros del Canal.
Autor: Alan Bennett.
Traducción y dirección: José María Pou.
Intérpretes: José María Pou, Josep Minguell, Maite Gil, Jordi Andujar, Javier Beltrán, Oriol Casals, Alberto Díaz y Llorenç González, entre otros.
INSPIRACIÓN VITAL.
Una escuela. Unos alumnos deseosos de vivir, de absorber cada minuto, de hacer de su paseo vital algo extraordinario. Un profesor que entiende que la cultura es mucho más que una serie de datos, de números sin alma, de hechos objetivos. Un hombre que pretende quedarse en sus pupilos más allá de la fecha de un examen. Un “maestro” que, en una denodada lucha contra el descorazonador sistema educativo, gana la batalla nuevamente, al regalarnos el firme convencimiento de que el ser humano, como tal, es más grande que un boletín de notas, que un título académico y que un master en economía. Si bien es cierto que la fórmula presentada por José María Pou, con la autoría de Alan Bennett no es nueva, su éxito y su valor son incontestables, más aún cuando atravesamos una época en la que la palabra respira ahogadamente, en la que el ser humano pretende aniquilar su esencia en números, en un éxito material que le asfixia el alma. En tal presente, pues, la reivindicativa inspiración vital que nos deja Héctor (José María Pou) no tiene precio. En tal presente, este texto repleto de poesía, de cine clásico, de música popular, de esa cultura que nos coge de la mano alentándonos en nuestro paseo por la vida, nos recuerda lo verdaderamente importante, lo que hay más allá de una careta que nos miente, que nos oculta la verdad, que viste la realidad de una felicidad que no existe… Al final de la función hay algo que me parece interesante. El alumno que ha seguido al pie de la letra aquello que el “maestro” les dejó en sus años estudiantiles vive en la actualidad como un ermitaño; solo, conectado al mundo a través de las redes sociales; mientras otros compañeros, aquellos quizá anclados en el sistema oficial, han alcanzado “el éxito”… ¿Qué es el éxito. Acaso el alumno judío y homosexual que siguió las directrices del “maestro” y que vive como un auténtico ermitaño, ha fracasado. Acaso el gran profesional, el ejecutivo, aquel que puede comprar el bienestar y el máximo confort es el único que puede considerarse triunfador?...
Temas eternos, temas que politizados, como están, demandan una solución que desde luego no se halla en ninguna ley, éstas en tal caso ofrecen una respuesta a posteriori. Temas eternos cuya raíz se encuentra en la infancia, en las costumbres, en aquello que vemos, que alienta nuestras circunstancias, nuestro alrededor, nuestro hogar, nuestros ancestros, en aquello que hemos delegado en otros, depositando nuestra responsabilidad en unas manos indefensas que desde luego poco pueden hacer si en el alma en la que se trabaja no se ha sembrado…
“Los chicos de historia” en teatro, como hace años “El club de los poetas muertos” o “El club de los emperadores” en cine, nos regala el valor de la poesía, de la lectura, de la cultura, de la palabra emitida con la seducción propia de aquel que la pronuncia desde dentro, con el corazón, con el alma… Creando uno de esos “mejores momentos” en los que del último sonido, del último verso, de la última página, de la última escena surge una mano, coge la tuya, para decirte en un susurro: “Eres apto para coger el testigo”
Sofía Basalo.
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