sábado, 3 de julio de 2010

LA MUJER DE NEGRO (2007)


LA MUJER DE NEGRO.

Teatro Infanta Isabel.

Autora: Susan Hill.
Adaptación: Stephen Mallatratt.
Versión de Juan Vi Martínez Luciano y Ana Gimeno Sanz.
Dirección: Eduardo Bazo.
Intérpretes: Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan
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TERROR SIN EFECTOS ESPECIALES.

Arthur Kipps (Emilio Gutiérrez Caba), abogado de mediana edad, alquila un teatro y contrata los servicios de un actor profesional (Jorge de Juan) para que le ayude a recrear un suceso fantasmagórico que le ocurrió hace algún tiempo y que lo ha dejado marcado. Tiene la esperanza de que esto le pueda servir de exorcismo y lo libere de la carga que pesa sobre él desde entonces.
El público es testigo de los ensayos, de la preparación de esta nueva vivencia. Ante él, el abogado comienza a leer los hechos que ha relatado detalladamente en un diario. Ante sus expectantes ojos y oídos tiene lugar el exorcismo que, a fin de cuentas, será el principio de una nueva carga, que irá a parar, en esta ocasión, sobre los hombros del actor que interpretará al joven letrado, encargado de resolver los asuntos financieros de la difunta Sra. Drablow.
No es habitual ver una obra de terror sobre los escenarios. No hablo de suspense, sino de terror. De apariciones, muertos que caminan silenciosos por el patio de butacas o rostros cadavéricos que se asoman a través de un decorado en penumbra. No es habitual... los recursos técnicos quizá sean más limitados... el teatro es un arte artesanal y, tal vez, se tenga las manos un poco atadas en ese aspecto... Quizá también haya que utilizar la imaginación para crear ese clima especial... de intriga, de expectación... de terror, en sí.
En “La mujer de negro” se han utilizado muy bien los recursos. Se ha utilizado la luz, la penumbra, las sombras y los sonidos, resultando sumamente fácil entrar en el exorcismo que demanda el protagonista. El ritmo de la obra es perfecto y el suspense, la tensión van en aumento de forma progresiva; desde un comienzo simpático e hilarante, en el que creemos ver un escenario vacío.
Tras la oscuridad, tras las opacas cortinas, tras los muebles enfundados en amplias sábanas, tras la puerta cerrada misteriosamente, o tras la silueta de una escalera sin fin... se guardan los secretos de un estupendo montaje que cuenta, sin duda, con una historia perfectamente trazada, con un buen director, sin olvidar al “original” Rafael Calatayud, y con dos actores sensacionales.
Emilio Gutiérrez Caba repite en el personaje que nueve años atrás le llevara a conseguir el premio al mejor actor por la Unión de Actores, desempeñándolo con total maestría; por su parte, Jorge de Juan, artífice de esta reposición, da vida al actor contratado por el abogado y que para su desgracia se topará de bruces con la enlutada dama. Ciertamente, ambos actores nos regalan una jornada agradablemente terrorífica... si bien, una servidora... en el fondo, apasionada “fan” de este tipo de historias, películas, novelas... descubra desde un principio, bueno desde que aparece el femenino espíritu que no logra descansar en paz , “la sorpresa” que el contratado actor cree, inocente, que le ha querido reservar el asustado Arthur Kipps.

Sofía Basalo.

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